Los gatos son animales bastante independientes. Tanto es así que, de vez en cuando e independientemente de lo mucho que te quieran, se escapan de casa y no tenemos forma de encontrarlos. ¿Estás en esa situación? Es algo muy normal, especialmente si está en época de celo. Lo mejor es dejar pasar varias horas antes de dar la voz de alarma. Ahora bien, si te quedas más tranquilo buscándole y descubriendo dónde se ha metido, en Yasss tenemos la solución: respira hondo y sigue esta breve guía.

Lo más importante es tratar de mantener la calma: tú no has hecho nada. Simplemente, tu gato está siguiendo sus instintos, y probablemente sean ellos también los que le devuelvan a casa. Durante 15 o 20 minutos llama al gato por su nombre, preferiblemente alrededor de la zona en la que le viste por última vez. Deja una puerta entreabierta, para que pueda entrar si ha salido, y pasea por las habitaciones que suele frecuentar a esa hora haciendo sonidos que le puedan resultar familiares: puedes probar a agitar su caja de comida o a golpear una lata con un tenedor.

Si no da resultado, puedes explicarles a tus vecinos lo que ocurre (puerta por puerta o dejando un cartel en las zonas comunes), para que estén atentos y te avisen en caso de que lo vean. Una vez hecho esto, sal a la calle y peina tu vecindario. Camina arriba y abajo por las manzanas, busca entre los arbustos y los callejones: si tu gato está asustado, herido o enfermo, seguramente opte por esconderse.

Camino mirando hacia todas partes, por si tu gato se ha refugiado en un espacio en alto o bajo los coches. Llámalo por su nombre y, si puedes, lleva contigo un juguete o un bote de su comida favorita, como premio, para que acuda hacia ti. Si la búsqueda no da resultado, vuelve a casa y prepara hojas de búsqueda, que incluyan su nombre y una descripción de su aspecto, así como tu información de contacto. Imprímelos y colócalos alrededor de la zona en la que tu gato fue visto por última vez.

Llama a tu veterinario, y a otros de la zona, para preguntar si tu gato está con ellos. Si no es así, dales una breve descripción y pídeles que te avisen si encuentran un animal que concuerde con esos detalles. Averigua también cuáles son los refugios o perreras cercanos y, si puedes, visítalas: si no, procede como lo has hecho con las clínicas.

Coloca algunas de sus cosas en la puerta de tu casa. Piensa que los gatos tienen un sentido del olfato muy potente, que identifican rápidamente su rastro; puedes poner el arenero, algún juguete… si no está muy familiarizado con el entorno, quizás se haya despistado. Esto le ayudará a reubicarse y encontrar el camino a casa de nuevo. De hecho, si os acabáis de mudar y tu antiguo hogar no está muy lejos del nuevo, puedes pasar por allí, por si hubiese vuelto a esa zona. Quizás se haya desorientado y te necesite para volver.

Cuando vuelva, y si no lo tiene ya, plantea colocarle un chip identificativo, para que en caso de que se pierda y alguien lo encuentre, puedan ponerse en contacto contigo.

Si tu gato aún no se ha perdido, pero quieres evitar que se escape de casa, puedes probar enriqueciendo su entorno. Pon más juguetes, préstale más atención… si no está esterilizado, por más cosas que hagas probablemente consiga escaparse de tu garra y salir a la calle a buscar pareja. También puedes colocar rejillas o mosquiteras en las ventanas cerradas, para hacerle más difíciles sus salidas a la calle, aunque si la situación te preocupa, lo mejor es acudir a un veterinario o a un etólogo. Ellos sabrán cómo evitar que se pierda nunca más.