El pelo de nuestro gato es casi tan importante como el nuestro. Si asumimos, como dice la protagonista de ‘Fleabag’, que para los humanos el pelo es fuente de autoestima, “lo que distingue un buen de un mal día”, para nuestros gatos es su Santo Grial, el tesoro más brillante de la Corona. Un buen pelaje es sinónimo de salud, diversión y belleza; un mal pelaje no puede ser otra cosa que el sobre en el que llegan las malas noticias.

Por eso es tan normal que, si vemos el pelo de nuestro minino caer como hojas amarillas en otoño, nos asustemos y pongamos el grito en el cielo. ¿Qué problema sufre nuestra mascota, y cómo podemos ayudarle? Si es el caso de tu gato, en Yasss te ayudamos a identificar lo que le ocurre y a ponerle solución.

Tal y como nos ocurre a los humanos, el pelo de los gatos está sometido a otros factores, como el estrés, la genética o las estaciones. Los felinos también pueden sufrir trastornos que les hacen perder el pelo en diferentes partes de su cuerpo; no es un problema que a priori deba preocuparnos, siempre y cuando la caída no sea exagerada.

Si las calvas comienzan a ser desproporcionadas, puede ser una señal de que el gato sufre un problema mucho más grave. En ese caso, conviene conocer las causas más habituales que producen la caída de su cabello y tratar de averiguar si nuestra mascota encaja con alguna de ellas. Lo mejor es contar con su veterinario, que nos ayudará a identificar el problema y encontrar la mejor solución.

A lo largo del año, los gatos pasan por varios procesos fisiológicos. En lo que respecta al pelo, el más reseñable es el proceso de muda de cabello, que suele darse un par de veces al año, durante la primavera y el otoño. En el primer caso, coincidiendo con la llegada del buen tiempo, pierden parte del cabello para estar más frescos durante el verano; durante el otoño se deshacen de ese pelo ligero y lo cambian por un manto más grueso, que les protege de las altas temperaturas del invierno.

Así lo muestra un estudio titulado ‘Pérdida estacional de pelo en gatos domésticos adultos’, dirigido por los Doctores Hendriks, Tarttelin y Moughan y publicado en 2009 en la Journal of Animal Physiology and Animal Nutrition. En ambos casos, la pérdida de pelo suele ser discreta; si nos damos cuenta es por las alfombras o el sofá.

Fuera de la muda de pelo, la causa más habitual de pérdida de cabello en los gatos es la alopecia psicógena, de acuerdo con un estudio dirigido por Stephen Waisglasss, Gary M. Landsberg, Julie A. Yager y Han A. Hall y publicado en la Journal of the American Veterinary Medical Association. Según la investigación de estos doctores, los gatos son animales particularmente propensos al estrés, y prácticamente cualquier cambio en su entorno puede alterarles. Este trastorno es la causa del 10% de los casos de caída de pelo en gatos, estiman.

Una mudanza, la llegada de un nuevo gato al hogar, un viaje… todos ellos pueden causar estrés en tu gato. Un ambiente pobre en estímulos también puede provocar, si el animal pasa muchas horas solo en casa, que el felino acabe acicalándose compulsivamente; este comportamiento, conocido como grooming, puede afectar a la piel y provocar la pérdida del pelo.

Muchas alergias tienen repercusiones cutáneas en nuestros felinos; es el caso de muchas intolerancias alimentarias, que pueden causar alopecia en zonas localizadas. La dermatitis también es una enfermedad que puede provocar esta caída del cabello, así como una dieta inadecuada para nuestro animal. Si creemos que puede estarse dando este último caso, conviene comentarlo con su veterinario, para reajustar su alimentación. Los gatos cambian a lo largo de su vida y debemos adaptarnos a ellos, también en lo que a la dieta se refiere.

Las pulgas y los ácaros son un problema relativamente habitual en los gatos, que pueden hacer que se rasque o lama la piel; esto le lleva a perder el pelo en las zonas que más le pican. Si el problema son los hongos, suelen perder cabello alrededor de la cara, orejas y patas; asegúrate de que no sea el caso de tu mascota y, en caso de que coincida, llévale a su veterinario para que pueda ponerle tratamiento. Así, además, podréis descartar que se trate de otro problema más grave: algunas enfermedades y trastornos fisiológicos también provocan la pérdida de pelo. Solo un profesional puede dar correctamente con el problema de nuestro animal y ponerle solución, en caso de que sea necesaria.