Logo de yasss
Saber

yasss

"A veces soy un poco diferente, es un superpoder": Asperger, el síndrome que Greta Thunberg visibiliza con orgullo

Greta Thunberg se ha convertido en uno de los grandes iconos de la generación Z. Esta activista medioambiental de apenas 15 años, que ha encarnado con sus luchas los valores y preocupaciones climáticas propias de su generación, lleva acaparando el foco mediático desde que decidiera encadenarse a un poste allá por 2015 en la cumbre mundial por el clima. Fue su particular llamada de atención a los políticos e instituciones que manejan las emisiones de CO2 como quien reparte naipes de la baraja, siempre tan propensos a ignorar la emergencia climática que asoma por el horizonte. No es para menos. El planeta está en peligro.

Hasta que ella misma lo confesó públicamente, mucha gente desconocía que su obsesión por el activismo medioambiental está relacionada con un síndrome que sufre desde que era una niña. “Tengo Asperger y eso significa que a veces soy un poco diferente de la norma. Es un superpoder”. Con estas palabras de agosto de 2019, la activista visibilizaba uno de los trastornos menos comprendidos del espectro autista. En Yasss te hemos hablado ya del caso de Jaime.

¿En qué consiste?

Una mente incomprendida

El asperger no es ninguna enfermedad, sino un trastorno del espectro autista “sin deterioro intelectual ni del lenguaje”, como afirma la definición médica oficial. Cada caso es único, aunque suelen darse ciertos rasgos comunes, que incluyen una interpretación literal del lenguaje (no les es fácil captar los dobles sentidos, el contexto lingüístico o la ironía), dificultades para interactuar socialmente de forma normativa, una fuerte resistencia al cambio y obsesiones concretas que los llevan a investigar extensamente sobre algún asunto. Lo que lo diferencia del autismo tradicional es la relación con el lenguaje.

“Las personas con Asperger manejan vocabulario, en ocasiones mucho más amplio que el de otras personas, y tienen capacidad de expresión, lo que ocurre es que su comunicación verbal y no verbal está poco vertebrada: tienen anomalías en el contacto visual y su voz presenta un soniquete monótono”, explica Daniel Martín, neurólogo infantil.

El camino de esta activista para aceptar su condición no ha sido nada fácil. Prueba de ello son las declaraciones de su madre en Our House is On Fire, un bestseller donde la familia relata el durísimo proceso de aceptación de este síndrome que afecta a millones de personas en todo el mundo. Así describe la experiencia de su hija, durante los años en que todavía no había recibido el diagnóstico que le cambiaría la vida.

"Lloraba de noche cuando debería estar durmiendo. Lloraba camino a la escuela. Lloraba en sus clases y durante sus descansos, y los maestros llamaban a casa casi todos los días. Dejó de tocar el piano, dejó de reír, dejó de hablar y dejó de comer". Uno de los rasgos más característicos de este trastorno es la ansiedad, que afecta de forma dramática a las personas que lo sufren y a menudo requiere medicación y atención psicológica.

No fue hasta que sus padres decidieron someterla a exámenes neuropsiquiátricos cuando los médicos dieron por fin con lo que le pasaba y le diagnosticaron Síndrome de Asperger, trastorno obsesivo-compulsivo y mutismo selectivo, una de las características más chocantes de este trastorno. Cuando los afectados viven una situación que sienten violenta o incómoda, pueden elegir dejar de hablar.

Greta Thunberg y el bullyng

En paralelo a sus reivindicaciones climáticas, Thunberg ha aprovechado cada ocasión para visibilizar su trastorno y elevar una queja en torno a los pocos recursos que se destinan en todo el mundo para ayudar a los afectados, una opinión que comparte con casi todas las asociaciones que visibilizan el síndrome y quieren borrar de una vez por todas el estigma al que se lo suele asociar.

“En casi todas partes hay recursos muy limitados para dar a los autistas el apoyo necesario. Sin estos ajustes, el autismo puede convertirse en una discapacidad. Pero en las circunstancias adecuadas puede ser realmente un regalo y convertirse en algo de lo que tú —y la sociedad— os podéis beneficiar. Lamentablemente, hoy en día el nivel de concienciación es muy bajo. Muchas personas no son diagnosticadas y, por lo tanto, no reciben la ayuda que necesitan y pueden pasar toda su vida creyendo que les pasa algo”.

Estas palabras ilustran su propia experiencia: incomprensión, aislamiento y rechazo por parte de sus pares. La activista sueca vivió una durísima experiencia en el colegio, que incluye por supuesto el bullyng. Llegó a perder diez kilos y, llegado cierto punto, dejó de interactuar con sus compañeros. “Me mantenía en pie por pura adrenalina”.