"Instagram ha conseguido que mi hobby se convierta en mi trabajo". Día a día, foto a foto comienzas a ver que tienes repercusión, que tus contenidos gustan a la gente. Sigues utilizando tus publicaciones como reclamo, cada vez más preparadas y aumenta tu arsenal de consejos y trucos porque a ti te han funcionado perfectamente. Te haces indispensable para muchos. Un referente al que se acude para solucionar todo tipo de dudas, hasta médicas. El gurú de los tips sin complicaciones. Y así, sin quererlo, ¡enhorabuena, influencer! te has graduado de golpe en varias carreras.
No es que solo tengas respuestas para cualquier problema en el amor o prometas una fórmula para que tu crush caiga rendido, sino que también sabes de cómo estar en forma sin sufrir con tu tabla de ejercicios infalible, de comidas saludables, de guía para viajes increíbles o de trucos de belleza a partir de tus "imprescindibles" básicos. Y claro, ser una especie de guía para todo también tiene sus riesgos. El principal: el de equivocarse o ir demasiado lejos con algunos consejos, sobre todo médicos.
Este querer saber de todo es lo que se está criticando desde el sector farmacéutico, porque advierten que algunas influencers están utilizando en sus vídeos medicamentos disfrazados de cosméticos entre sus rutinas de belleza. Desde las toallitas limpiadoras comercializadas como Eridosis que tienen eritromicina para combatir un grano, el uso de ibuprofenos para prácticamente todo, de colirios sin receta con el fin de reforzar las pestañas y en algunos casos (más preocupantes) de sedantes para calmar los nervios o dormir mejor.
El primero en elevar sus quejas hacia los consejos a la ligera de María Pombo, Ana Moya o Marta Soriano entre otras referentes fue la cuenta de Twitter @farmaenfurecida que, de hecho ha abierto un hilo en el que recopila esta desinformación que se está dando a los usuarios ante algunas de esas medicinas convertidas de la noche a la mañana en cosméticos.
La estrella de todas es la eridosis y ¿para qué se usa? Pues lo emplean para limpiar impurezas de la cara, secar desde un grano puntual o para combatir el acné. Es tan recurrente su uso que suelen llevar la caja en el bolso junto a su cartera o las gafas. ¿Y qué pasa realmente con esa toallita mágica? Pues que contiene eritromicina y eso es un antibiótico que necesita receta médica. "No se puede recomendar tan a la ligera", nos dice Mª Dolores Molina, especialista en Farmacia Hospitalaria del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.
Ante su reciente abuso, explica algunos de los riesgos que podemos tener por tomar por nuestra cuenta eritromicina: "se trata de un antibiótico que se utiliza para el tratamiento o profilaxis de diversas infecciones bacterianas y está sujeto a prescripción de un médico facultativo. Su uso inadecuado puede ocasionar efectos indeseados propios del fármaco como alteraciones gastrointestinales, trastornos hepatobiliares o trastornos de la piel y tejidos subcutáneos, además de que puede interaccionar con otros fármacos como anticonceptivos orales o anticoagualentes".
Con todo esto parece ser que lo que nos están vendiendo no es tan seguro como creíamos y la opinión del especialista se muestra clara ante la moda de los medicamentos recomendados por influencers: "el sector farmacéutico debería intervenir en estas acciones haciendo campañas sobre el uso racional del medicamento". Para ello proponen soluciones para que no se invada este campo sin conocimiento:
Las licencias que se toman alguno de estos influencers con sus recomendaciones de determinados medicamentos han puesto sobre la palestra otro debate que afecta a los farmacéuticos y que hoy en su Día Mundial del Farmacéutico está más de actualidad que nunca, ¿se venden ahora algunas medicamentos más por la promoción que hacen los influencers? Y, afortunadamente nos saca de dudas Elena Garrido, farmacéutica adjunta que confirma que "su crecimiento es masivo, pero no de ahora, sino de siempre".
No porque los influencers los aconsejen ahora se toman más porque siempre se ha venido haciendo según nos cuentan, pero sí que se ve como gran riesgo que ahora sean los influencers o instagramers los que animen a su consumo teniendo en cuenta que muchos tienen miles y miles de seguidores. "Tienen que formarse antes para poder hablar porque al fin y al cabo no estamos hablando de caramelos. Estamos hablando de principios activos que tienen efectos secundarios, si no se administran adecuadamente y su promoción es ilegal", nos advierten.
La mayor preocupación pasa porque se han traspasado unos límites y atendiendo a que queremos soluciones rápidas, minimicemos los riesgos. "Se habla de orfidales con mucha facilidad", nos dicen y lo que no se sabe tanto es que "eso y las benzobiacepinas crean dependencia". Ante esto su postura es rotunda: "sin prescripción médica no se pueden tomar. Da igual si se tiene estrés, ansiedad o porque llevemos un ritmo de vida frenético. El médico es el que tiene que hablar, el farmacéutico administrar y no el tutorial del influencer del momento".