Que sí, que no podemos remediarlo: nos chiflan los filtros y las apps que nos transforman (¡a quién no!): lo mismo nos da parecernos a La Veneno que a Manuela Carmena, que subirnos a la máquina del tiempo para quitarnos o ponernos años gracias a Snaptchat o Instagram. NOS FLIPA.
Bueno, pues lo que se lleva ahora, lo último, lo más viral, es vernos llenos de arrugas gracias a la app FaceApp, una aplicación de origen ruso creada por el ingeniero Yaroslav Goncharov que se lanzó en 2017 pero que está experimentando una segunda “juventud” (LOL) gracias a las redes sociales y la potente Inteligencia Artificial que lleva detrás que consigue que sus resultados sean tan creíbles que den miedo. Pues bien, después de que todos, famosos incluidos, hayamos caído en sus redes, y les hayamos hecho 1.500 fotos a todos nuestros familiares y amigos y hayamos llenado los grupos de WhatsApp con estos retratos tan peculiares, varios medios como la BBC han puesto en duda el destino real de estas imágenes y la falta de privacidad que conlleva usar esta aplicación.
Tras el escándalo por filtración de datos de Cambridge Analytica de Facebook o el de Grindr, cuando permitió que otras compañías viesen si sus usuarios eran portadores del VIH, o el constante debate sobre el uso de la información privada de los usuarios en apps y redes sociales, en Yasss nos hemos leído la política de privacidad de FaceApp (esa que nadie lee, y que nosotros también nos hemos leído tarde, la verdad) y te vamos a contar todo lo que debes saber antes de usarla. Antes de nada no te asustes: sus términos de uso no son muy diferentes a los de otras apps como Facebook, WhatsApp, Instagram o Twitter, pero la información es poder. Atento/a:
Lo primero que hace esta app al dar permiso al carrete de fotos alojado en el dispositivo es recopilar "contenido del usuario (fotos y otros materiales) que publica a través de ella". En este sentido, la app guarda todo este contenido generado por los usuarios aunque luego en sus términos de privacidad "promete" que no lo vende a terceros sin el consentimiento del usuario. Eso sí: pueden tener acceso al contenido aquellos que sean parte del mismo grupo de empresas o que sean afiliados a Wireles Lab, la empresa rusa que la ha desarrollado.
Buceando por lo que almacenan sus servidores no nos encontramos con grandes sorpresas: según lo declarado por FaceApp, en su política de privacidad, almacena fotos y contenido multimedia, realiza un "monitoreo" de la actividad del usuario, incluidas "las páginas web que visita" y su ubicación, y recopila "metadatos" sobre cómo interactúa el usuario con el servicio (guarda cada acción que haces dentro de la app al igual que hace el resto de aplicaciones y los guarda en sus servidores).
Más cosas: si le echamos un ojo, esta vez a sus términos de uso, las cláusulas establecen de una manera un poco superficial que los usuarios le otorgan a FaceApp una "licencia perpetua, irrevocable, no exclusiva, sin royalties, totalmente pagada y con licencia transferible" para "usar, reproducir, modificar, adaptar, publicar, traducir, crear trabajos derivados, distribuir, realizar públicamente y mostrar" los resultados obtenidos. "Cuando publicas o compartes contenido de usuario en nuestros servicios, cualquier información asociada como el nombre de usuario, ubicación o foto de perfil serán visibles al público", recoge el texto legal. "Tenga en cuenta que podemos transferir información, incluidos datos personales, a un país y jurisdicción que no tenga las mismas leyes de protección de datos que en su jurisdicción", advierte.
Cuando se lanzó la app, el abogado Muchael Bradley, de Marque Lawyers, comentó en una entrevista con ABC que cualquier persona que haya colocado su rostro en línea junto con su nombre y otros datos de identificación (como su perfil de redes sociales) "queda vulnerable a ser capturado digitalmente para futuros usos de reconocimiento facial", por lo que las personas deberían proteger del mismo modo su rostro así como lo hacen con otros datos sensibles...
¿Te suena de algo esto del reconocimiento facial verdad? Exacto, del #10YearsChallenge iniciado por Facebook a principios de año, cuando algunos expertos afirmaron que esa divertida iniciativa podría servir para que plataformas como las de esa red social "entrenen" a sus herramientas de reconocimiento facial que puede ser usado tanto con fines comerciales (publicidad) como de vigilancia (privada o gubernamental). Es decir: si usamos este tipo de herramientas ya estamos dando pistas de cómo seremos en el futuro por si nos quieren seguir la pista.
En este sentido, hoy en día los expertos en seguridad informática advierten que para un usuario es muy difícil saber si el reconocimiento facial se está utilizando en aplicaciones y para qué fines.
Hace unos meses esta aplicación también generó revuelo no solo por los datos que almacena, sino por otros filtros que ofrecía como el “hotness” (sexy, atractivo) que aclaraba la piel y que muchos tildaron de racista (al considerar que hace más atractiva a la gente de color al aclararle la piel) y otro que permitía un cambio de raza y que fue borrado al día siguiente de su lanzamiento.
Que sí, que FaceApp no es que sea "más peligrosa" que el resto de apps que usamos a diario pero sí que es interesante saber que por modificar un simple selfie se recaben todos esos datos nuestros y que si luego lo compartimos en el resto de redes sociales, perdemos el control y el uso que se hace de ella ya que habilitamos a su uso público. Filtros y apps, sí, pero con cabeza.