Saber de quién debes rodearte es un don que Rosalía trae de serie. La trayectoria de la catalana, una de las artistas españolas con mayor proyección internacional, le debe mucho a su hermana Pilar en lo estético y a El Guincho, un artista canario, en lo musical.
Detrás del característico sonido de ‘El mal querer’, el disco que tantas alegrías y premios nos ha dado, encontramos al principal socio musical de Rosalía, El Guincho. Compositor y músico de influencias electrónicas, lleva desde los 22 años trabajando en solitario y para artistas de la talla de Björk o Adele. Una carrera que se vio interrumpida por cuestiones familiares, que le obligaron a dejar de viajar y volver a las islas, y que retomó después de ver a Rosalía sobre un tablao flamenco.
El verdadero nombre del productor, que acaba de ganar el Grammy latino a Mejor canción urbana por ‘Yo X ti, Tu X Mi’, es Pablo Díaz-Reixa. Nacido en Las Palmas de Gran Canaria en 1983, también hay quien le conoce como Chef-P, nombre que le ha acompañado durante su carrera musical y que le puso un profesor en el colegio porque, aunque su expediente era brillante, siempre parecía ser el cerebro de las gamberradas de su curso. “Me hace gracia que la gente piense que tengo algún tipo de inteligencia estratégica o que soy muy calculador”, declaraba en una entrevista con Miqui Otero para El País.
El Guincho ha mamado la música desde muy pequeño. Su abuela era pianista y profesora de música, y en su casa siempre se ha trabajado con instrumentos. Quizás eso explique que, de entre todos sus primos, uno toque la batería en bandas de death metal y otro, Toni Díaz, sea uno de los miembros de Cupido, dios romano y nombre de la banda que también integran Pimp Flaco, Luis Sansó, Alejandro García Nespereira y Dani Rodríguez.
Sin embargo, la música no siempre fue la primera opción profesional de Díaz-Reixa. El canario estudió Comunicación Audiovisual y en 2002 se mudó a Barcelona. La ciudad condal le vio crecer como músico: antes de lanzarse a la producción, composición e interpretación en solitario, fue el batería del grupo de rock Coconut y miembro de la banda Giulia y los Tellarini, autores de una de las principales canciones de la cinta de Woody Allen ‘Vicky, Cristina, Barcelona’.
Su primer disco en solitario salió al mercado cuando El Guincho apenas tenía 22 años. Se llama ‘Folías’, y es un homenaje al folklore canario; de ese interés por su tierra viene también su nombre artístico, tomado de un águila pescadora típica de Canarias con una característica máscara oscura alrededor de los ojos. Dos años después lanzó ‘Alegranza!’, llamado así por la pequeña isla homónima, ubicada al norte de Lanzarote, y que le dio a conocer en todo el mundo. La crítica especializada alabó su trabajo, y la prestigiosa revista Pitchfork le puntuó con un notable alto y destacó su habilidad para pulir los detalles.
En 2010 publicó ‘Pop Negro’, una nueva apuesta que incluye el conocido ‘Bombay’ y que llamó la atención de Björk, quien le invitó a trabajar en el que se convertiría en su séptimo proyecto, ‘Biophilia’ (2011). Con la islandesa se embarcó también en una gira por todo el mundo, en la que pudo pasar mucho tiempo con Adele… jugando al Mario Kart. “Si alguna vez decide dejar la música puede hacer carrera como gamer. ¡Es buenísima la tía!”, aseguraba en una entrevista con Los40.
Los viajes y las giras se acabaron súbitamente con la enfermedad de su madre, por quien volvió a Las Palmas. “Reflexioné mucho sobre el hecho de llevar desde los 22 años dedicándome a la música de forma profesional, viajando sin parar, lidiando con mil contratos internacionales o conociendo a gente nueva todo el rato. Cuando tienes que parar por algo tan horrible lo positivo es que miras tu vida desde fuera”, contaba en El País. En ese estado, Díaz-Reixa decidió sanear su estudio de grabación, y bajó a un bazar que terminó siendo la mayor inspiración para su siguiente trabajo, ‘Hiperasia’, un álbum luminoso, confesional y adelantado a formas a las que nos hemos acostumbrado después que, además, también podía “vestirse”.
Y es que el cuarto trabajo de El Guincho se puede escuchar, además de en CD, vinilo y plataformas digitales, en prendas de ropa y pulseras que cuentan con un chip NFC integrado. Este dispositivo permite acceder a un universo de animación en 3D, canciones exclusivas o bases electrónicas liberadas. La idea, según cuenta, vino de Björk, que se la propuso mientras le cocinaba pescado marinado. “Ella me enseñó que la canción no es solo algo que queda fijado para siempre. Que un tema puede ser muchas cosas y un lanzamiento puede ser algo más evolutivo”.
C. Tangana, que siempre se ha declarado fan de El Guincho, tuvo la oportunidad de volver a trabajar con él en el disco de Rosalía, su exnovia: el madrileño firma 8 de las 11 canciones de ‘El mal querer’, la mayoría coescritas entre los tres. La cantante catalana y Díaz-Reixa se conocieron por casualidad; El Guincho fue a verla actuar en un tablao y terminó embelesado. Cuando terminó, le escribió por redes sociales y se conocieron en persona: ahí comenzó una relación profesional que auparía a Rosalía a lo más alto, y otra personal en la que se convertirían en “buenos amigos, hermanos e inspiración”, en palabras de la propia intérprete. El resto, ya se sabe, es historia.