Aprender a reírse de uno mismo no va a darnos automáticamente la felicidad, pero es una herramienta muy útil para gestionar mejor nuestros problemas, aumentar nuestra autoestima y mejorar nuestras relaciones interpersonales. Por desgracia no es un camino sencillo y hace falta un gran conocimiento sobre ti mismo, tus puntos fuertes y tus imperfecciones, y no sólo es importante comprender bien tu complejidad como persona, sino que es imprescindible que te aceptes tal y como eres. Para hacer más llevadero este proceso, hemos recopilado 5 consejos que te serán muy útiles para aprender a reírte de ti mismo.
La capacidad de aceptar e incluso amar las cosas que a priori no nos gustan de nosotros y, posteriormente, poder reírnos de ellas con facilidad, es una de las manifestaciones de la resiliencia. A lo mejor nunca has escuchado esta palabra, pero la resiliencia es la habilidad que nos capacita para afrontar los momentos duros de la vida como oportunidades de crecimiento. Es decir, sobreponernos a las dificultades y verlas como enseñanzas de la vida para ser mejores personas y madurar.
La relación entre el humor autocrítico y el bienestar psicológico ha sido confirmada por varios estudios, entre ellos uno realizado en la Universidad de Granada con una muestra de más de 1000 personas de entre 18 y 65 años. Según los investigadores responsables del estudio, las personas que eran capaces de reírse de si mismas se sentían más felices e informaban de un mejor estado psicológico.
Como ves, reírte de ti mismo está muy ligado a sentirte cómodo en tu propia piel. Para entenderlo mejor, imagínate una escalera que simboliza una autoestima sólida. El primer escalón sería en el que se encuentran las personas con el amor propio por los suelos y en el último escalón estarían todos aquellos que han logrado reírse de ellos mismos.
Sin duda nuestra vida sería más sencilla si aprendiésemos a tomarnos menos en serio, y por eso hemos recopilado varios consejos para que aprendas a reírte de tus desgracias y poco a poco alcances una autoestima alta y estable.
Está bien querer mejorar, pero no podemos autoimponernos unos estándares inalcanzables. La perfección no existe. No hay nadie 100% guapo porque la belleza es subjetiva, igual que no puedes ser el más inteligente, el más divertido o el más carismático. No debes sentirte culpable por ello, simplemente eres un ser humano y no una máquina.
Cuando entiendes que la perfección no existe, es más fácil aceptarte y disfrutar de las cosas que te hacen ser quién eres.
Todos nos equivocamos en algún momento de nuestra vida, a veces sin querer y otras a propósito. Los errores que cometemos no definen quienes somos siempre y cuando aprendamos de ellos.
De nada sirve repetirte una y otra vez que eres un desastre o que eres un inútil por haberte equivocado. Si hay personas implicadas, pide perdón y asume tu responsabilidad, pero no te aferres a la culpa eternamente. Ríete de tus errores para que los demás aprendan a quitarles importancia.
Para ser capaz de reírte de ti mismo, tienes que dejar de lado ese sentimiento de ser el mejor, el más atractivo, el más popular o el más feliz. Como ya hemos dicho, no existe la perfección. Ese influencer que ves en redes viajando a los lugares que tu sueñas conocer y con un cuerpo espectacular también tiene momentos de bajón y posiblemente su autoestima no es tan alta como tú te crees.
A menudo somos muy críticos con nosotros mismos por culpa de las comparaciones con los demás. Conócete e intenta ser la mejor versión de ti mismo en vez de parecerte a otra persona.
Hay una gran diferencia entre lo que tú eres, lo que quieres llegar a ser y lo que los demás te dicen que debes ser. Es importante tener muy claros estos tres conceptos y poder actuar en base a nuestros propios criterios y no en base a los que nos han impuesto los demás.
Conócete. Tómate tu tiempo, no hay prisa. Escribe lo que sientes, lo que piensas, lo que te gustaría conseguir en un plazo de 1, 5 y 10 años, lo que tienes que hacer para conseguirlo y cómo te sentirías si lo logras. Esto es aplicable a todos los terrenos de tu vida: de qué te gustaría trabajar, cómo te imaginas tu vida social, cuáles son tus creencias sobre el amor, cómo mejorar tu amor propio… Analiza a fondo cada parcela de tu vida.
Una cosa es que tú te rías de ti mismo y otra muy distinta que los demás se tomen la libertad de reírse de ti de una forma inapropiada. Ojo, esto también te lo debes aplicar a ti mismo. Que seas capaz de tomarte con humor tus errores e inseguridades no significa que puedas reírte de los de los demás, ya que cada persona afronta sus complejos de una manera distinta.
Es importante ser empático y ponernos en el lugar de la otra persona, y si por el contrario tienes la sensación de que tus amigos o conocidos se ríen de ti, háblalo claramente y corta esa dinámica. Nadie tiene derecho a hacerte sentir inseguro.