Porque te interesa la fauna marina, para superar tus miedos, porque te gusta la adrenalina… las razones que te hayan motivado a probar el buceo en el mar son lo de menos. Lo más importante es saber que esta aventura está llena de nervios, emoción y un poquito de incertidumbre, y que necesitarás sacarte una licencia antes de ponerte en serio con ello.
Para los buceadores, el mundo es dos veces más grande. Hay tanto por ver y explorar en el mar, tantas maravillas que solo podremos descubrir practicando submarinismo… sin embargo, este deporte conlleva ciertos riesgos, por lo que requiere practica y muchos conocimientos previos a la entrada en el agua.
Si te has decidido a practicar submarinismo, debes saber que la experiencia no será ni inmediata ni barata. Antes de colocarte la escafandra deberás pasar por un cursillo para aprender a respirar, a flotar o a controlar la presión, entre otras. Suele empezarse en una piscina, donde el agua está controlada, para después dar el salto al mar abierto. Poco a poco, te irás sintiendo más cómodo y, con la ayuda de tu monitor, no tardarás en profundizar en los misterios del mar. En Yasss te tramos cinco consejos para que la experiencia sea más tranquila.
El mar es tan amplio como peligroso, y escoger un buen día para estrenarte como buceador es fundamental. Las condiciones climáticas pueden afectar a tu jornada de buceo: si el océano está picado y hay muchas olas, pueden generarse corrientes y complicar tu aventura. Nunca bucees si no te sientes seguro, y sigue siempre las instrucciones de tu monitor.
Nunca te vayas al agua con dudas: escucha activamente, piensa en tu inmersión, lee testimonios de otros… Ahí abajo no te podrás comunicar, así que es muy importante que preguntes todo antes de la inmersión. Asegúrate de conocer todos protocolos de seguridad y evacuación.
Después de tu paseo submarino, no tengas prisa por volver a la superficie. Si asciendes demasiado rápido, experimentarás un cambio de presión muy brusco y dañarás tus pulmones. Seguramente, esto te lo indiquen tus monitores, pero como norma general, sube siempre por debajo de la columna de burbujas que emites cada vez que exhalas aire.
El agua es mucho más densa que el aire, así que cada movimiento cuesta muchísimo más cuando estás sumergido. Si te mueves mucho mientras estás bajo el agua, consumirás mucha energía y, por consiguiente, mucho aire. Plantéate cada movimiento antes de llevarlo a cabo.
Aunque bajo el agua todo es muy emocionante, la primera inmersión puede ser agotadora. Antes de llevarla a cabo, plantéate todos los problemas y las dudas que te pueden surgir, para que los nervios no te jueguen una mala pasada.
Además, antes de cada inmersión recuerda revisar tu equipo y el de tu compañero. Asegúrate de que el neopreno y las gafas se ajustan bien a tu cuerpo y, ¡solo te queda disfrutar!