No hay un solo día en el que Ester Expósito guiñe un ojo, salga a comprar pasta de dientes, recoja una caca de perro o dé una entrevista sin que haya un paparazzi cerca intentando fotografiarla al carbono catorce (o denigrándola con algún artículo soporífero sobre la medida de sus curvas). Lo que nos gusta de ella es que no se esconde. Si tiene que bailar reguetón y convertir un video hecho en cinco minutos en una bomba viral con decenas de millones de visualizaciones y likes locos, ahí que va. Lo ha dejado claro desde que saltó a la pomada de las celebrities y las actrices más buscadas por los medios y las marcas: hace lo que quiere, cuando quiere y sin dejar que nadie elija por ella lo que enseña a la cámara.
La fama y el escrutinio asesino de cada detalle de su intimidad no le agradan demasiado, pero Expósito sabe bien que ese es el juego si quieres estar siempre en boca de todos, y a menudo explica que tiene claras sus prioridades y que nada va a apartarla del camino: buenos papeles, bien escogidos, que le permitan crecer en el mundo de arenas movedizas de la interpretación. Después de Carla, en Élite, hay Expósito para rato.
¿Pero qué le gusta a la actriz? ¿Cuáles son sus mayores pasiones?
Para empezar, una que no te esperas: los tiburones blancos
A la actriz, influencer y modelo la hemos visto a menudo en su feed de Instagram muy cerca de las olas, con su traje de neopreno. Frente a una cueva submarina en Tulum (México) o en las Islas Canarias, un lugar con el que siente una especial conexión y al que se escapa en cuanto puede para desconectar. Alguna vez ha confesado que la interpretación, los rodajes y la vorágine de la farándula le dejan menos tiempo del que le gustaría para dedicarse a una de sus pasiones: estar cerca del mar, sea buceando o imaginándose entre depredadores con el morro entrenado para detectar la sangre.
Cuando le preguntan sobre esta cuestión, Ester Expósito sonríe de medio lado, mira a su entrevistador y se confiesa una vez más, sin paños calientes. Le encanta el mar, y se imagina entre tiburones blancos. Así lo contó hace poco en una entrevista para el diario El mundo.
‘Es de mis animales favoritos y una de mis obsesiones es bucear con uno de ellos o verle metida en una jaula. Precisamente, estoy aprendiendo a esperar a que lleguen proyectos que me aporten, que me hagan crecer y que me 'pongan'. Es decir, primo la calidad antes que la cantidad. Es verdad que yo soy particularmente una 'yonki' de mi trabajo y si no estoy con algún proyecto entre manos me come la ansiedad y las ganas de dar vida a personajes nuevos. Pero en esta profesión creo que hay que saber elegir, cuando se puede. Así que, efectivamente, no siento la necesidad real de ser un tiburón blanco que no puede parar de nadar para "estar dentro’.
La analogía entre el escualo, el mundo de la interpretación y los papeles protagonistas tiene su razón de ser. Por lo que cuenta, tener cierta ambición no significa, ni mucho menos, ser despiadada, o peor, olvidarte de lo que le aporta humanidad a tus papeles. Es importante elegir y crecer en tu pasión, sin despegar los pies del suelo. ‘Un día estás arriba y otro te ha desgarrado las tripas el tiburón y no te conoce nadie’, seguro que diría ella.
La actriz también ha revelado en otras entrevistas que le gusta el buceo y lo ha practicado desde niña. En sus palabras, es un ‘talento oculto’, y como quien, una vez más, no tiene miedo de recordar lo que ha sido parte importante en su infancia y en su educación, dice que todo el mundo debería probar a bucear y a meterse en las profundidades al menos una vez en su vida.
De hecho, la Marquesa de Élite tiene muy presente la infancia feliz que le dieron sus padres, a los que agradece cada vez que puede que la apuntaran a clases de teatro cuando era una niña. No nos los imaginamos dejando a la cría en mitad del mar para que el gran tiburón blanco se marque un baile de regaetton con ella (es probable que se la comiera, o que Expósito, de muchos talentos, venciera al tiburón en un duelo de baile o con una llave para inmovilizarlo).
Nosotros nos preguntamos si Carla, aka ‘no me toques las narices’, fintará entre corales y anémonas con esa seguridad con la que danza su vientre le comió la tostada a Instagram con uno de los videos más vistos de la historia. Seguro que está deseando escaparse al mar otra vez y lanzar a sus seguidores el mismo mensaje de la última vez.
'Soy muy feliz porque hoy por fin vuelvo a bucear. ¡Os mando muchos besos a todxs!'