Los meses de verano son perfectos para organizar un Interrail, una forma sencilla y económica de recorrer Europa, descubriendo diferentes ciudades en distintos países y viviendo una experiencia que marcará la vida de los viajeros, pero que no siempre es sencilla de preparar.
Quienes se enfrentan a un Interrail por vez primera tienen que tener en cuenta muchos elementos, prestar atención a todos los detalles y, sobre todo, tomarse las cosas con cierta calma, porque toca planificar.
Lo habitual es que este sea un viaje que dura entre 10 y 20 días. Podría parecer poco o mucho tiempo de ruta, pero hay muchos lugares para ver y gran parte del tiempo se dedica a desplazarse de uno a otro. Más tiempo resultaría agotador, al fin y al cabo, es un viaje en el que no se para (generalmente) y se va con la mochila a cuestas.
El interrail es un pase global que permite viajar con total libertad en la mayoría de los trenes de Europa durante un tiempo determinado. Hay algunos países que están fuera de los límites de este pase, también hay diferentes pases (a distintos precios), para que el viajero pueda escoger el que mejor se adapte a sus planes.
Porque si algo es fundamental a la hora de organizar un viaje en Interrail es la planificación. Tener claros qué lugares se quieren visitar y también la mejor manera de desplazarse de uno a otro. Se puede visitar un solo país o varios, y sobre todo tener claro que, aunque puedas ver más de 30 países, no es necesario hacerlo.
Los expertos en estas lides recomiendan establecer un itinerario que se ajuste al tiempo disponible, intentando no abarcar más de la cuenta y teniendo en cuenta los horarios de los trenes, pero también la posibilidad de optar por otro tipo de desplazamiento en trayectos cortos. Hay varias aplicaciones que pueden ayudarte.
Es recomendable reservar los alojamientos y aunque las opciones son muy variadas, los albergues parecen la opción más atractiva, porque no solo son económicos, también permiten conocer gente nueva. No es mala idea reservar los viajes largos para la noche, para pasarlos durmiendo, eso sí, es mejor no hacerlo varios días seguidos.
El descanso se convierte en algo esencial y una buena noche de sueño puede suponer una gran diferencia, sobre todo si se quiere disfrutar del día siguiente.
Es importante tener claro que no todos los trenes pueden cogerse sin reserva, por ejemplo, si queremos seleccionar uno para pasar la noche de viaje, seguramente tengamos que reservar plaza, un extra que no está incluido en el billete.
La planificación es esencial, pero también dejar un poco de espacio para la improvisación. Pueden pasar muchas cosas y tener que ajustarse a un planning milimetrado puede suponer un gran problema si algo nos obliga a tener que cambiar de planes. Además, si viajas con otras personas, este tiene que ajustarse a lo que todos quieren, para que no haya problemas, toca negociar.
Reserva algo de tiempo para el ocio, para disfrutar del lugar en el que estás, por ejemplo, hacer un free tour puede ser una buena manera de conocer un poco más la ciudad.
Este es un viaje en el que se está en constante movimiento, por lo que la mochila se convierte en la mejor opción, intenta no cargarla demasiado, pero sin olvidar que, aunque es verano, no siempre hace calor. Lleva un calzado adecuado, un chubasquero por si acaso, protección solar y recuerda que una buena hidratación es básica.