El pasado 20 de septiembre, con puntualidad británica, conocimos los artistas nominados a los Grammy Latinos, cuya gala está prevista para el próximo 17 de noviembre. El recinto Michelob Ultra Arena acogerá el evento, que en España podremos ver a partir de las 2.00 AM. Las criaturas de la noche y los que se beben la madrugada haciéndose fuertes en el sofá están de enhorabuena, ya que podrán vivir una de las mejores galas de la industria musical.
23 ediciones de los Grammy han convertido a estos premios, ya veteranos, en una referencia dentro de los actos que utiliza la industria para premiar a sus próceres, y, cómo no, los artistas españoles han tenido un papel relevante en el palmarés prácticamente desde sus inicios. Los nombres no sorprenden: desde Alejandro Sanz a Rosalía, que lo está petando con 22 nominaciones este año solo para ella, pasando por Miguel Bosé, C Tangana (alias Puchito, en sus mejores memes) o Beatriz Luengo, en las últimas ediciones de la gala. Estas nominaciones en distintas categorías y sus premios, cuando tocan, nunca vienen sin su ración de polémica y viralidad.
Existe todavía un sector del público y de la crítica que se indigna cada año cuando se revelan los nominados y nominadas españoles, y es precisamente por la confusión que produce la categoría ‘latino’ dentro del nombre de los premios. La pregunta incomoda, pero es legítima. ¿Por qué los artistas españoles pueden estar nominados a los Grammy Latinos y ganar en sus distintas categorías, como ha sucedido y seguirá sucediendo?
La respuesta está, cómo no, en el aparato legal de los galardones, es decir: las bases por las que se rigen y el alcance geográfico al que aluden sus cláusulas. A esos sectores críticos que muestran su perplejidad por el hecho de que artistas europeos puedan conseguir nominaciones, o esos otros que abrazan la confusión y argumentan que “Latin Grammys” incluyen también a los españoles, porque son “latinos” y su lengua proviene del latín, habría que remitirles al puro texto legal que sostiene la celebración de los galardones y la forma en la que se nomina y se premia.
Dicho texto no establece limitaciones geográficas para los nominados. Su única exigencia hace referencia a la letra en la que se cantan las canciones nominadas o producidas, porque no hay que olvidar que el palmarés también cuenta con una categoría dedicada a la producción.
“Las canciones sometidas para competir como grabación del año deberán contener cuando menos el 51% o más de contenido lírico en español o portugués; o en lenguas, dialectos o expresiones idiomáticas reconocidas en Iberoamérica y aceptado por los comités respectivos, por votación mayoritaria”
Como establece la regla principal para nominar una canción o un disco, el español no es el único idioma de referencia que se utiliza para poder competir en el palmarés. El portugués es perfectamente válido para entrar en competición, sin mencionar ese “lenguas y dialectos reconocidos en Iberoamérica”, que amplía todavía más las miras de un premio que no mira el origen del artista, sino cómo canta.
Internet suele premiar determinados bulos informativos con polémicas estériles, pero la realidad acaba siempre por imponerse. La polémica se vuelve absurda cuando se echa un vistazo a la lista de nominados a los Grammy Latinos todos los años y a su procedencia.
A la vista de las pruebas, poco importa que los artistas sean de origen ‘latino’ o de otro territorio. Lo que prima es la lengua. Ahí tenemos a cantantes italianas que Laura Paussini, que tiene uno gracias a que una parte de sus temas los ha cantado en español. Otros cantantes cuya lengua materna es el inglés o el francés también han obtenido premio en la gala por el mismo motivo: cantar en español.
Por ejemplo: Christina Aguilera o Travis Scott, americanos de pura cepa, se han llevado uno. Ella por su álbum ‘Mi reflejo’ (2001), que algunos críticos definieron como el regreso de la diva a sus raíces latinas (su padre es ecuatoariano); él por ‘Tkn’, una colaboración a cuatro manos con Rosalía que mezclaba el inglés y el español a placer.