Rosalía pone cuerpo (literalmente) y alma en cada uno de sus tatuajes. Cada vez que la Motomami se hace un nuevo dibujo sobre la piel, este hecho está cargado de símbolos y significados que despiertan interés y que desvelan sus formas de pensar y de sentir. En esta ocasión ha aparecido nueva tinta sobre su espalda y lejos de tener que adivinar una extraña figura, se trata de un poético texto que reza así: "Que nadie vaya a llorar el día que yo me muera, es más hermoso cantar aunque se cante con pena", pero ¿De donde viene?
No se trata ni de una de sus composiciones ni de un poema escrito por la catalana, sino que es el estribillo de una de las canciones de una leyenda del flamenco, Manuel Molina, llamada 'Que nadie vaya a llorar'. El artista la compuso en 2014 y sin haberla publicado en uno de sus discos, la cantó por primera vez durante uno de sus conciertos en Nerja, Málaga en vivo.
En relación a esta obra musical, Rosalía ya había mostrado gran admiración por este cantautor en 2017 durante su gira del disco en Los Ángeles ya que añadió esta canción en su lista de temas de sus conciertos.
Despertando un gran fanatismo por la autora de 'Saoko', Manuel Molina o 'El tío Manuel', fue un cantante, compositor y guitarrista de flamenco que se convirtió en todo un referente del género. Nacido en Ceuta en 1948, el intérprete se unió a su mujer Lole Montoya para formar el famoso dueto 'Lole y Manuel'. A lo largo de los años los artistas cosecharon una carrera de éxitos que acogió cinco álbumes como 'Nuevo día - El origen de una leyenda', 'Pasaje del agua' y 'Lole y Manuel' que les brindaron reconocimiento en el mundo de la música.
Su vida giró en torno a las melodías gitanas y lo trasladaron a todas sus dimensiones, incluso a su hija Alba Molina quien se dedicó al igual que sus padres a la interpretación y con quien también formó un dúo musical. Años después de la actuación de su padre, Alba versionó 'Que Nadie Vaya a Llorar' en 2019 en homenaje a su progenitor tras su muerte, al igual que el productor de Molina, Ricardo Pachón quien dedicó unas sentidas palabras a su amigo y socio cuando murió de cáncer: "Escuchar al Tío Manuel es aprender las claves más misteriosas del modo gitano de entender la vida y vivir la música.
Sutiles mensajes de apertura pero, como dijo Paco de Lucía, sin apartarse del viejo tronco flamenco. Haber creado un “toque” personal por bulerías, como los Parrilla o los Moraos. Haber incorporado una nueva poesía al flamenco. Componer para la voz más sublime. Y sigue siendo una humilde fuente de verdad y sabiduría. Un ser querido dentro y fuera de la música".
No es la primera vez que la Rosalía se plasma sobre la piel algún símbolo con algún sentido profundo. Sin ir más lejos, su inigualable dibujo en su pierna derecha (al que muchos confundían con un falo), es nada más y nada menos, que un ícono feminista que la joven vio en una exposición, se enamoró de lo que representaba y quiso copiarlo.
Se trata de una liga invertida, obra de la austriaca Valie Export quien quiso hacerle una oda a la fuerza de la mujer y reivindicar su poder dando vuelta un objeto que suponía, en épocas anteriores, la cosificación de la mujer y se rebeló ante ello al mostrar que el cuerpo el que objetivaba a la liga, y no al revés en su exposición.