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La mansión de Rosalía y Rauw Alejandro no ha dejado indiferente a nadie: así es su espectacular nidito de amor

Desde que anunciaron oficialmente su relación en 2021, todos los indicios apuntaban a que Rosalía y Rauw Alejandro se convertirían en una de las parejas más estables y prósperas de todo el panorama de artistas de la música urbana. 

No hay más que verlos en las fotografías que cada poco muestran respectivamente en sus cuentas de Instagram: están enamorados (y tatuados) hasta el fondo de los huesos, y hace tiempo que cuentan con dinero suficiente para formalizar su amor dando el paso más lógico entre las parejas pudientes: elegir cortinas, ahorrar en suscripciones a Netflix y montar muebles (o pagar a unos operarios amabilísimos para realizar esa tarea propia de plebeyos). 

El pasado julio, la pareja sorprendió a sus seguidorxs anunciando lo que todo el mundo sospechaba que iba a pasar. Se habían encaprichado de una casa, y no, no era precisamente un pisito de 30 metros cuadrados sin luz natural. El amor, como se suele decir, mejor si es todo exterior y con calefacción central. No sería la primera vez que alguien con una cuenta corriente de ese tamaño decide comprarse más habitaciones de las que necesita para realizar las funciones biológicas básicas. En el caso de la parejita, la elegida fue una vivienda en Manresa con un buen número de particularidades que la hacen única.

Te las contamos.

La 'casita' de Rosalía y Rauw Alejandro

Empecemos por el golpe de talonario que los dos artistas han dado encima de la mesa, un dato siempre bastante goloso para los locos del precio por metro cuadrado. Se calcula que el monto final de la vivienda que han adquirido ronda los dos millones de euros, una cifra no demasiado abultada si tenemos en cuenta los ingresos que cada uno generan individualmente por su música y la carrera, en progresión geométrica, que todavía les queda por delante.

En realidad, llamarlo ‘casa’ sería limitarnos a un vocablo poco específico, demasiado aéreo y general. Lo que la pareja ha comprado es un palacete de estilo modernista, algo que ya suena mucho más vistoso y da la medida del tipo de madriguera lujosa del que estamos hablando. 

Como era de esperar, la vivienda es grande, muy grande. Hace honor a la finca de casi 30 hectáreas en la que fue construida a principios del siglo XX por el arquitecto Ignasi Oms y Pomsa. Si ya cuesta imaginarse un piso de tres habitaciones, no digamos hacerlo con un palacete tamizado por la luz natural en la respetable cifra de 4000 metros cuadrados, 8 habitaciones y dos salones que son como cuatro o cinco veces el piso de una pareja de mileuristas. Todo son ventajas, o no, porque en un salón de 100 metros cuadrados igual la televisión te queda un tanto lejos del sofá, y caminar al otro extremo para reiniciar el modem ya cuenta para hacer tus 10.000 pasos diarios. También tiene terraza con vidrieras modernistas (protegidas, claro), no sea que los tórtolos se sientan encerrados.

Otra de las particularidades es que la ‘casita linda’ (no hay más que ver las fotografías disponibles en los distintos portales inmobiliarios que la ofertaban antes de que fuera adquirida) está en plena naturaleza, a solo 3 km de Manresa, con vistas a la montaña de Monserrat. ¿Veremos a Rosalía o a Rauw incorporando el canto de los pájaros con autotune en alguno de sus futuros temas juntos? 

Los fantasmas (urbanísticos)

La nueva casa de la pareja se encuentra en un marco incomparable, desde luego, aunque no todo van a ser buenas noticias. Según ha trascendido, querían realizar una obra considerable para adaptarla a sus necesidades y modernizarla, y ahí se han topado con los primeros muros burocráticos

Al parecer, les va a ser difícil llenar la vivienda de Jacuzzis o adosarle un gimnasio monstruoso en alguna de las numerosas habitaciones disponibles. Masía Morera (así se llama la propiedad) está considerada una joya arquitectónica, y como tal, cuenta con una protección urbanística especial para preservarla de las excentricidades de sus dueños. De hecho, está incluida en la Lista de Bienes Inmuebles de Interés local, así que cualquier reforma que planteen los propietarios tiene que ser aprobada previamente y revisada por la autoridad competente. Llamarlo ‘palacete modernista’ o ‘museo’ ya no revestirá mucha diferencia.