El primer día de cuarentena todos los españoles nos pusimos de acuerdo en algo. Increíble, pero cierto. Decidimos por unanimidad que saldríamos al balcón a aplaudir a los sanitarios a las 20:00. La iniciativa fue tan bonita y tuvo tan buena acogida que ahora nos asomamos a las fachadas de nuestros edificios todos los días a las ocho de la tarde a aplaudir.

Aplaudimos por los sanitarios que están al pie del cañón ayudando a los miles de contagiados, algunos sin las precauciones adecuadas; por los camioneros que nos abastecen; por los que trabajan en los supermercados; por los farmacéuticos; por los cuerpos de seguridad y los que están limpiando y desinfectando los espacios y las calles. ¡Y por nosotros! Porque ya llevamos dos semanas encerrados en nuestras casas, y aunque aplaudimos para los demás, siempre nos guardamos algún aplauso para nosotros mismos, que también necesitamos mantener el ánimo.

Hasta aquí, todo es precioso, bonito y digno de recordar. Lo que nadie puede explicarse es por qué, si la hora de aplaudir es las 20:00, ¡la gente se pone a aplaudir dos minutos antes!

Al parecer, esta tendencia a adelantarse a la hora estipulada está siendo algo general en toda España. Y la gente está de lo más desconcertada. Algunos, incluso, comentan que les está dando un poquito de toc.

¡Si quedamos a las ocho, es a las ocho! ¿Tanto nos cuesta esperarnos dos minutos? En Twitter la gente está preocupadísima por este misterio que ocurre ante nuestros ojos cada día.

En Yasss tenemos dos teorías: la primera, el gustico que da ser el primero. Quizás en todos los vecindarios de España hay una persona a la que le encanta adelantarse adrede y claro, si empieza uno, pues el resto lo siguen y al final se adelantan todos; la otra teoría es que para mucha gente, el momento en el que salimos a aplaudir a los balcones es el mejor del día. Y cuando algo nos gusta mucho o nos hace sentir muy bien lo queremos ¡YA! Como esos zapatos que acabas de ver online y te han encantado, el videojuego del momento o la pizza que te acaba de venir a la cabeza. ¡No puedes esperarte ni un minuto más! Pues quizás con los aplausos pase lo mismo.

¿A ti qué te parece? ¿Crees que nuestras teorías tienen sentido o tienen la misma lógica que adelantarse dos minutos? Sea como sea, lo único que deberíamos aprender de todo esto es que, cuando queremos, bien que sabemos ser puntuales. Así que cuando, después de la cuarentena, quedes con tus amigos y alguno llegue tarde le puedes decir "que no tienes excusa, que al balcón a aplaudir bien que llegabas antes de la hora".