En taza o en vaso, con espuma o sin ella, con hielo o con leche… pocas bebidas se prestan a tantas versiones distintas, y pocas generan tantas discusiones como el café. Quizás la que más gritos acumula se refiera precisamente a la manera de preparla: ¿Cafetera italiana, de goteo o de cápsulas? Este último sistema se popularizó en nuestro país hace menos de veinte años, pero se ha convertido en una revolución. Mucha gente ha apartado sus enormes cafeteras de las cocinas para colocar en sus encimas una máquina de cápsulas, con la que preparar el café mucho más rápido.
En estas máquinas se introducen unas pequeñas cápsulas, habitualmente hechas de aluminio, que en su interior llevan café de distintos tipos y formas. Cada cafetera suele comercializar sus propias cápsulas para funcionar. ¿El gran problema? Que consumimos muchas (según El Confidencial, se estima que entre cuatro y seis millones de cápsulas al año) y que, en muchos casos, no las ubicamos en el contenedor adecuado. Porque las cápsulas se pueden reciclar, pero si no se ubican en el sitio destinado a ello, pueden convertirse en un peligro para el entorno. En Yasss te contamos cómo hacerlo correctamente.
Las cápsulas pueden ser recicladas, pero han de ubicarse en el punto de reciclaje más adecuado. Si has usado alguna vez una de estas cápsulas, habrás comprobado que el café que tienen dentro se mantiene ahí incluso después de ser usadas. Es precisamente por eso por lo que no se deben poner en el contenedor amarillo, donde las solemos tirar.
Desde el contenedor amarillo, las cápsulas van directamente a las plantas de reciclaje, donde los camiones vuelcan su contenido y los trabajadores sufren los efectos de los charcos de café, que desprenden un olor muy desagradable. Además, como explican en un artículo en La Vanguardia, el problema se da varias veces: en las prensas hidráulicas donde se comprimen los restos de aluminio, “los posos de café que permanecían en el interior de la cápsula” salen todos a presión, “dejando la instalación echa un asco”.
¿Qué puedes hacer entonces? Estas cápsulas no son un envase si no un residuo alimentario y, por tanto, son un problema. Aunque en Youtube hay muchos tutoriales que enseñan a separar el café de la cápsula, el riesgo de manipularlas con un cúter o un cuchillo es muy alto, por lo que lo mejor es no tocarlas en casa.
La mejor manera de no contaminar con estas cápsulas de un solo uso es, hoy por hoy, no usarlas. Una alternativa más sostenible es comprar una cápsula reutilizable, en la que puedas introducir café y tirarlo después de prepararte uno; será, además, mucho más económico y barato. Así lo explican en Ecoembes, desde donde también señalan las iniciativas de algunas empresas cafeteras para reducir el impacto de los residuos generados por sus cápsulas.
Es el caso de Café Novell, por ejemplo, que produce envases compostables que se pueden depositar en el contenedor marrón. O de Nespresso, una de las empresas líderes en la producción de cafeteras por cápsulas, que desde 2009 cuenta con su propio sistema de recolección y reciclaje. Si tienes una cafetera de esta marca, puedes acumular las cápsulas y tirarlas después en alguno de los casi 1.650 puntos de reciclaje repartidos por toda España.
En la mayoría de estas empresas, se separa el café y el aluminio, para luego pasar este último por un proceso de limpieza. Después, el material se funde y vuelve a convertirse en cápsulas, mientras que el café se emplea para hacer compost. Todos los materiales tienen una segunda vida.
En cualquier caso, si no tienes esa opción, recuerda no tirar nunca las cápsulas usadas al contenedor amarillo, si no al gris. También puedes deshacerte de ellas en algunos puntos limpios: busca los que tengas más cerca e infórmate sobre los servicios que ofrecen.