En las bolsas que acumulas en la terraza, en la lubina que acabas de comprar, en tus recipientes para la comida y el agua… el plástico está presente en prácticamente cada cosa que consumes. Aunque pueda resultarte raro, eso incluye los productos cosméticos que limpian tu cara y dientes, como los jabones faciales o las pastas dentífricas. Sí, sí, como lees: cuando te limpias los colmillos, quizás sea con plástico.
No hablamos de restos de los recipientes que las portan, que puedan pasarse al producto, si no de microplásticos en toda regla. Esto son piezas muy pequeñas de material plástico, que por sus condiciones y dimensiones, contaminan muy rápidamente, en especial el medio marino. En lo que respecta a su tamaño, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) suele estimarlo en menos de cinco milímetros de diámetro.
Estados Unidos fue el primer país que decidió prohibir estos contaminantes tan nocivos para la vida marina, y parece que Europa ha ido detrás. Normal, si atendemos a los datos del continente: en el caso del Mediterráneo, por ejemplo, él solito acumula entre el 20 y el 54% de las partículas de microplásticos de todo el planeta. Según datos de la Fundación Aquae, los países que más plásticos vierten a este mar son Turquía (144 toneladas), España (126 toneladas), Italia (90 toneladas), Egipto (77 toneladas) y Francia (66 toneladas). Este material provoca la muerte de 100.000 animales marinos cada año.
Según recoge la Organización No Gubernamental Greenpeace, estos microplásticos son muy habituales en la cosmética: “Exfoliantes, pastas de dientes y detergentes contienen pequeñas bolas de plástico (entre 130.000 y 2,8 millones en un bote) que llegan al mar a través del desagüe”, explican en un comunicado. En el documento también aseguran que, cada año, llegan al medio marino 8.627 toneladas de plástico procedentes de las microesferas de los cosméticos. Y eso, recordamos de nuevo, solo en Europa.
En el caso de las pastas de dientes, suelen aparecer en forma de granitos azules o blancos, que no son difíciles de apreciar si miramos el producto con detenimiento.
La exfoliación de la piel es muy importante para que esta se regenere sana y limpia, pero el medio prefiere que lo hagas sin estas microbolitas plásticas de por medio. Estos productos miden menos de 5 milímetros, y cada vez que usamos un producto que las contiene, liberamos miles de ellos al medio ambiente. Todo un peligro del que no siempre somos conscientes (con ese tamaño, son indetectables al ojo humano), aunque la revista Science ya advirtió hace más de media década del peligro de estos plásticos diminutos.
Estos microplásticos son un problema fácil de prevenir. Basta con dejar de usarlos, para que las sustancias contaminantes no se expandan por el medio. Pero, mientras las instituciones toman medidas contra la producción de este material, los efectos de los microplásticos seguirán siendo visibles en el medio marino y en las especies que lo habitan, lo que en mayor o menos medida también afecta a los seres humanos. De hecho, no solo se han encontrado estas pequeñas bolas en animales, sino que también han aparecido en saleros; parece que los microplásticos no tienen ningún problema en aderezar nuestras comidas con su presencia.
Es cierto que, a priori, no hay estudios que demuestren que estos polímetros son nocivos para los humanos, pero sí para los animales marinos que los ingieren y acaban después en nuestro plato. Hay estudios que sugieren que las sustancias químicas presentes en estas partículas se adhieren a otros cuerpos, como el que haya ingerido al pez contaminado, por lo que la carga sería mayor conforme avancemos en la cadena trófica. En otras palabras: un tiburón contendría más microplásticos que un boquerón.
Además, en cualquier caso, los retardantes y plastificantes que llevan estas bolitas sí pueden tener un efecto nocivo en nuestros organismos. Así que, por lo pronto y hasta que se tomen medidas más drásticas, lo más recomendable es evitar los productos cosméticos que lleven bolitas plásticas y optar por otras alternativas, ya sean químicas o naturales, como la arena, el café en polvo o la almendra troceada. Esas partículas tendrán el mismo efecto en tu rostro (por favor, no te los metas en la boca, ¡tus dientes no necesitan ningún tipo de alisado!) y la exfoliarán con suavidad, pero con muchas menos contraindicaciones.