¿Eres la persona que siempre acoge a sus amigos cuando van a visitar la zona? ¿Te gusta conocer gente nueva? ¿Tienes don de gentes? ¿Cuándo viajas, tratas de conocer a la gente del sitio, sus costumbres y manera de vivir? Entonces, abandona las agencias de viajes y los comparadores de vuelos y apúntate al couchsurfing, tu nueva forma favorita de viajar.
El couchsurfing es un sistema que permite alojarte o conocer cualquier lugar del mundo de manera gratuita. ¿Dónde está el truco? No lo hay, más allá de que no duermes en hoteles, sino en casas particulares de personas que, como tú, quieren favorecerse del intercambio cultural. En Yasss te contamos cómo participar,
Quizás ya lo hayas hecho, aunque sea sin regular. Por definición, couchsurfing es todas aquellas veces que un amigo de tu amigo pasó por tu ciudad y tu colega te pidió que tomaseis un café juntos y le enseñases el centro; también ese día, hace dos años, en el que el portugués que tu mejor amiga conoció durante el Erasmus cogió mal un billete de avión y, como no tenía dónde pasar la noche, le alojaste en tu casa. En realidad, el couchsurfing es una manera de entender el turismo como un ejercicio colaborativo y social: hoy por ti, mañana por mí.
Tú pagas la suscripción (poco más de dos euros al menos o casi quince anuales), te apuntas en la web, te ofreces para lo que quieras (tomar un café con alguien, ofrecer tu sofá o guiar por los atractivos turísticos de tu zona) y postulas a lo que te interese. En la web hay granjas orgánicas, bed and breakfast y octavos pisos sin ascensor, repartidos por todo el mundo; solo tienes que elegir el que más te interesa y solicitar los servicios que la otra persona ofrece.
En definitiva, couchsurfing es:
Hay una serie de derechos y obligaciones que tanto hospedadores como viajeros deben cumplir y, por tanto, conocer. En general, no hay que saber mucho más que el hecho de que los locales que nos acogen no tienen la obligación de darnos de comer ni de limpiar lo que ensuciamos; de hecho, se espera que los hospedados ayuden con las tareas del hogar. Por lo demás, todo lo que se pide es respeto y flexibilidad con las propuestas que te ofrezcan.
Después de pagar la cuota, regístrate en la web y completa tu perfil tanto como puedas: lugares a los que has viajado, hobbies, intereses y amigos… cuanto más sepa la persona que te va a alojar de ti, más confianza le dará y más probabilidades tendrás de que quiera quedarse contigo. Una vez lo tengas completado, puedes empezar a buscar entre los países y distintos alojamientos, filtrando por ciudad, género de la persona que acoge, edad…
Puedes buscar para una sola persona o para varias, por si quieres viajar acompañado. Cuando veas algo que te guste, pincha en su perfil y envíales una petición de acogida. Se abrirá una pantalla en la que podrás escribir los motivos por los que te interesa convivir con ellos: te toca escribir una carta de motivación informal. Preséntate (un poco por encima, la información ya está en tu perfil y ellos pueden leerla) y explica por qué quieres ir a su país, el recorrido que harás y qué te interesa de su cultura. Si les gusta, recibirás un mensaje confirmándote que has sido aceptado. Ya solo te queda preparar tu viaje, la maleta e irte.