Los perros juegan durante toda su vida, desde la tierna infancia hasta la vejez. Estos animales necesitan actividad y contacto con otros perros y humanos para desarrollarse correctamente, pero cuando son cachorros los juegos son especialmente importantes: no solo les ayudan a relacionarse y forjar vínculos con sus dueños, sino que condicionan el carácter que tendrán cuando sean adultos.
Los tres primeros meses del perro forjan gran parte de su personalidad, que les acompañará toda la vida. Por eso, si tenemos un cachorro en casa, es fundamental que nos pongamos manos a la obra y empecemos a jugar con él como si no hubiese mañana. Como darle comida o guardarle un espacio para su descanso, el juego es una responsabilidad más: debemos sentarnos a diario y jugar con él, así como permitir que interactúe con otros perretes. Es una cuestión de salud.
Por eso, en Yasss te traemos algunos juegos para que, mientras tu perro aprende, él y tú paséis los mejores ratos juntos. Intenta mantener a ralla una excitabilidad excesiva y todo irá como la seda.
Este juego puede darte muchas alegrías y algún que otro disgusto, porque es fácil que tu perro se encienda y excite en exceso mientras lo practicáis. Tu papel es el del trilero, ese feriante que coloca algo debajo de uno de tres cubiletes y después los mueve todos muy rápido, animándote a que encuentres el que tiene la sorpresa debajo.
En este caso, tendrás que colocar alguna golosina debajo de un cubilete y moverlo muy rápidamente, junto a los otros vacíos, delante de tu perro, para que descubra cuál tiene premio. Con este juego trabajas la capacidad de observación de tu perro, su olfato y su habilidad para responder a órdenes y pautas marcadas.
Para este juego necesitarás, además del perro y tú, otro participante, preferiblemente conocido por el animal. Esa segunda persona se esconde mientras tu perro y tú contáis; tendrás que darle la orden para que se quede quieto. Una vez se acabe el tiempo, deberás marcarle las pautas a seguir, como ‘búscale’ o ‘encuéntrale’.
Si la cosa se complica, la persona que se esconde puede empezar a llamar al perro por su nombre, para que le encuentre más fácilmente. Una vez le alcance, al cuidador le toca felicitarle y premiarle, acercándole por ejemplo su juguete preferido.
Este juego es ideal si hay niños en la familia, ya que, junto al cachorro, son los que más se suelen divertir. Por su parte, el perro desarrollará el oído, el olfato y la concentración, así como su habilidad para seguir órdenes previamente enseñadas.
Cuando los perros son pequeños y les están creciendo los dientes, tienden a morder todo lo que hay a su paso. El problema es que la respuesta habitual es regañar al perro cuando ya es adulto y hace daño, lo que resulta contraproducente. Lo mejor es enseñarle a no hacerlo cuando son cachorros y sus dientes son apenas dos montañitas redondeadas que no te pueden rasgar la piel.
El juego es una forma estupenda de enseñarles que no está bien morder o arañar a otros animales o a personas, por más nerviosos que estén. Para hacerlo, los especialistas recomiendan darle la mano al perro, para que juegue con ella y se la lleve a la boca. Una vez conseguido, hay que dejarle juguetear con ella siempre y cuando no la muerda, pero en cuanto lo haga debemos emitir un grito de dolor. No muy alto, pero lo justo para captar su atención.
Poco a poco, dejará de hacerlo. Si no, tendrás que llevarle a un veterinario para comprobar que no se trata de un problema más serio. Por el contrario, si atiende a tus negativas y deja de morderte, puedes reforzar su buen comportamiento con una golosina o galleta.
Las sesiones de juegos son productivas, pero no conviene saturar al animal con mucha actividad, especialmente en el caso de los cachorros. Lo explican los veterinarios, que apuntan a que un perro tan pequeño necesita un “reglamento” con sus límites y libertades, y que aunque los juegos beneficien a su desarrollo y a los lazos con su dueño, practicar muchos puede convertir esta actividad en algo tedioso. Con 20 minutos o media hora al día, dividida en varias sesiones, es más que suficiente.