Con la edad real de las mascotas hay tantos mitos como falta de información. Aunque la creencia popular dice que cada año canino equivale a siete humanos, algunos estudios recientes sobre el ADN apuntan a que su envejecimiento no es constante, sino que se acelera en los primeros meses de vida para ralentizarse con el paso del tiempo. Aparentemente, la mayoría de los perros alcanzan la pubertad alrededor de los 10 meses y mueren antes de los 20 años.
Entre otras cosas, ese ritmo de envejecimiento condiciona el crecimiento de tu perrete. En otras palabras: te contará cuándo deja de ser un tierno cachorrillo para convertirse en un divertido adulto. Ahora bien, también hay otras cuestiones a tener en cuenta, como su alimentación, sus condiciones físicas o cuestiones como la raza.
Aunque el crecimiento de cada perro depende de factores diferentes, uno de los más determinantes es el tamaño de la raza a la que pertenezcan. Las razas pequeñas son las primeras en ingresar en la edad adulta, con una gran diferencia de semanas respecto a las razas de mayor peso y tamaño. Así, los perros más compactos, los pequeños y los medianos suelen dejar de crecer entre los seis y los diez meses posteriores a su crecimiento, mientras que los más grandes pueden seguir aumentando su tamaño hasta pasados los 24 meses. Después, podrá engordar, pero por norma general no crecerá mucho más.
La despedida de tu cachorro abre el camino a una nueva etapa para tu perrete, en la que también comienzan el celo y la madurez sexual. Este es otro de los grandes indicativos de que el desarrollo físico de tu perro ha finalizado, aunque quien mejor podrá decirte si ese proceso ha terminado o no es vuestro veterinario.
Los nutrientes que le demos a nuestro perro durante los primeros meses de vida son fundamentales para que crezca sano y fuerte. También el ejercicio y los estímulos que reciba en esa época puede tener una incidencia importante sobre su salud y crecimiento.
Volvamos a uno de los estudios que mencionábamos al principio. Según el que publicó la revista ‘Science’, una investigación dirigida por un grupo de profesionales de la Facultad de medicina de la Universidad de California (Estados Unidos), para calcular la edad de tu perro no basta con hacer una regla de tres. Sus análisis se basan en las modificaciones químicas que el ADN sufre a lo largo de una vida, en lo que se conoce como reloj epigenético. Uno de esos cambios, la adición de grupos de metilo a secuencias de ADN específicas, rastrea el impacto de las enfermedades y los hábitos de vida en el organismo de cada persona
Algunos investigadores consideran que el estado de metilación del ADN permite estimar tanto la edad biológica como la esperanza de vida de una persona. Un análisis de muchísimo valor para humanos, pero también para otros animales; por eso, los científicos se remangaron y analizaron otras especies que cuentan con relojes epigenéticos, como los chimpancés o los perros. Este último caso resultaba especialmente interesante, ya que acceden a servicios médicos y viven en los mismos entornos que los humanos.
La muestra de los investigadores, que contó con más de un centenar de labradores, fue muy esclarecedora. Mostró que los perros y los humanos tenemos un proceso de metilación similar, así como que nuestras mascotas envejecen mucho más rápido que los humanos al principio, pero luego reducen el ritmo.
En palabras de los propios autores del estudio para 9News, “el epigenoma se traduce de siete semanas en perros a nueve meses en humanos, ya que corresponde a la etapa infantil, cuando salen los dientes de leche”. En las mismas declaraciones, asumieron que “la esperanza de vida de los labradores, 12 años, se tradujo en la esperanza de vida mundial de los humanos, 70 años”.