En determinadas circunstancias y situaciones, los perretes pequeños también deben llevar bozal
El uso del bozal está recomendado para la propia seguridad del perro, aunque este sea pequeño
Tu perro y tú tenéis que pasar mucho tiempo juntos para conoceros a la perfección y estrechar vuestro vínculo
Todo aquel que haya tenido que colocar un bozal a su perro habrá podido comprobar que no le suele gustar, ya que puede ser bastante molesto para ellos, pero... ¿para quién no?
Y es que la función que tiene un bozal en un perro es la de proporcionar seguridad al animal y a su entorno. La normativa española a nivel nacional obliga a llevar bozal al aire libre y en paseos en ciudades a: los perros considerados 'PPP' -potencialmente peligrosos-; a los que sobrepasen ciertas características de tamaño; a los que hayan presentado conductas agresivas anteriormente -algo que tiene que ser certificado por un veterinario- y a los que viajen en transporte público -independientemente de su tamaño y raza-.
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Esta normativa puede variar según la comunidad autónoma o el término municipal. Tendrás que informarte bien de ellas antes de adquirir a tu perro o de viajar o mudarte a otra comunidad con él o ella. Todo esto, es lo que está relacionado con el obligado cumplimiento de la ley, sin embargo, el bozal no solo es algo que deba portar el perro por obligación legal, sino que los acompañantes de vida y cuidadores de los perros tienen la responsabilidad de que su perro no suponga ningún peligro público, ni que enferme por cualquier cosa que pueda comer en la calle y pueda suponer un riesgo letal.
Quizás tengas un perro pequeño o predilección por ellos, ya que son muy cutes y suelen dar mayor sensación de seguridad cuando pasean a nuestro alrededor. Aunque, su tamaño o raza, no están relacionados directamente con su carácter. Está claro que un perro pequeño puede hacer daño y morder, pero que nunca será como la mordedura de un perro que tenga una mandíbula mayor. Sin embargo, algunos pueden tener o desarrollar un carácter un tanto irascible o que los cuidadores les protejamos demasiado, y por ello, cualquier factor externo que les perturbe un poco, les puede suponer una verdadera amenaza y llegar a sufrir crisis.
La educación que le ofrezcas a tu perro tendrá mucho que ver con su forma de actuar y relacionarse con los de su misma especie y con otras. Haciendo un adiestramiento en positivo, tu perro y tú, viviréis una relación muy bonita, llena de amor y cariño. Aunque también tienes que proporcionarle libertad y autonomía, esto es muy importante. Nuestros miedos se los podemos trasmitir a ellos, y eso puede suponer un riesgo para el perro, por ejemplo, algunos perros pequeños ven como una amenaza a perros de mayor tamaño, y esto suele ser porque los humanos le hemos trasmitido ese temor. Ellos normalmente pueden interaccionar con perros de todo tipo y tamaño -siempre y cuando, estén bien educados y sepan socializar bien-. Eso sí, siempre, bajo nuestra supervisión.
Y es que, con los perros hay que pasar mucho tiempo conociéndoos y observando su comportamiento: hay que saber cuándo el perro está contento, tiene miedo, o está marcando y se pone un poco agresivo. Eso te hará conocer cuando has de ponerle los límites, y así, poco a poco se moldeará vuestra relación y la forma de relacionaros con los demás. El perro también te tiene que conocer a ti, es importante que él sepa cómo sientes, que se adapte a tus horarios y a tu ritmo de vida.
Hay veces que los perros de repente adquieren manías o conductas que anteriormente nunca las habían presentado. Esto puede ser debido a distintos factores, por ejemplo: los perros entre los de su mismo género suelen chocar, los machos tienden a ser dominantes y las hembras pueden presentar comportamientos como celosos. Los perros van creciendo, van pasando etapas y, como en los humanos, su carácter va cambiando.
Algunos ejemplos pueden ser, que al principio de la vida de un perro, cuando es un cachorrito, este juegue sin problema con los demás perros y será un aventurero que le gustará explorar e ir descubriendo el mundo poco a poco. Al pasar un año más o menos, este comportamiento puede cambiar, por los cambios hormonales y los machos comienzan a mostrar tendencias de dominancia ante otros machos, mientras que las hembras empiezan a tener sus primeros celos, lo que puede que haga que los machos tengan otras pretensiones, más allá del juego... Esto es algo que les sucede a todos los perros, perros grandes y pequeños.
Los perros actúan, a veces, por imitación. Ellos ven a otros perros que hacen ciertas cosas, positivas o negativas, que ellos antes no habían hecho, y pueden adquirirlo como costumbre. Por esto, es fundamental que la educación de tu perro debe ser constante.
En el caso que sea necesario, habría que recurrir a ponerle bozal, aunque no sea de forma impuesta, pero sí recomendada: algunos perros en etapas de su vida se sienten atraídos por comer heces o porquería que encuentran en el suelo, y también, para prevenir el riesgo de que coman las conocidas salchichas con pinchos y polvos venenoso. En estos casos, con los perros pequeños hay que tener especial cuidado, porque es más difícil distinguir si están ingiriendo algo del suelo o simplemente están olfateando.
Debes saber que hay muchos tipos de bozales, algunos son para prevenir la agresividad, otros para prevenir los ladridos continuados o que no coman lo que no deben. Por ello, lo más recomendable es que si detectas algún comportamiento de estos en tu perro, recurras al uso del bozal para corregir esa conducta lo antes posible. Infórmate bien del tipo de bozal que necesite tu perro dependiendo de lo que quieras evitar, y fíjate bien el tamaño y la textura, para que sea lo menos molesto posible. Aunque nos cueste un poco, finalmente el perro se olvidará de lo que hacía, y podrás liberarle del bozal -siempre y cuando el comportamiento haya cesado-.