¿Tu gato tose habitualmente? ¿Tiene problemas para respirar? ¿Silba al exhalar aire? Quizás tenga asma, una enfermedad más habitual de lo que se piensa. A los felinos que sufren esta patología se les inflaman las vías respiratorias bajas, los bronquios y los bronquiolos, cuando inhalan una sustancia irritante. Esta puede ser el polen, el humo del tabaco o los productos de limpieza, entre muchos otros.
Al notar esta presencia que le irrita, el cuerpo de tu gato da la orden de que el bronquio se contraiga, para evitar que llegue a sus pulmones. Es probable que también produzca mocos, con los que envuelve esta sustancia, para que el minino pueda echarla cuando tosa. Pero claro, tú puedes ver muy poco de este proceso; como su dueño, es probable que tan solo compruebes que tu mascota tiene problemas para respirar.
De ser así, lo mejor es llevarle a un veterinario para que valore su situación y pueda ponerle tratamiento. La enfermedad suele aparecer en animales jóvenes y, si no la atajamos a tiempo, puede volverse crónica y mucho más grave.
El 1% de los felinos del mundo sufren problemas respiratorios, según recoge un estudio de la Universidad de Cornell del que se hace eco la revista Consumer. De entre ellas destaca el asma, una enfermedad respiratoria causada por la opresión en las vías de entrada y salida de aire, los bronquios, que son “los encargados de transportar el aire desde la tráquea a los pulmones”. Conductos esenciales para que el gato respire de forma normal, en definitiva.
Este estrechamiento se produce como resultado de la presencia de un alérgeno; el sistema inmunológico del felino lo detecta y reacciona de forma exagerada. Los músculos que rodean los bronquios se contraen, por lo que el gato respira con muchísimos problemas, especialmente al expulsar el aire de los pulmones fuera.
El asma del gato surge como reacción alérgica exagerada, habitualmente a agentes como:
Los síntomas más habituales del asma felina son:
Si observas uno o más de estos síntomas en tu gato, lo más recomendado es llevarle a un veterinario para que haga las pruebas, realiza un seguimiento, averigüe las causas y, en consecuencia, mejore la calidad de vida del animal. Lo explican desde la clínica veterinaria Tucán: “El diagnóstico definitivo se logra mediante la observación de signos clínicos, exámenes físicos, radiografías de tórax y otras pruebas de laboratorio”. Para que el diagnóstico sea lo más concluyente posible, conviene darle una descripción más detallada al profesional, así como si hemos observado su empeoramiento al exponerse a algún producto o alimento concreto.
El tratamiento varía dependiendo de la gravedad o el estadio del asma que sufra el animal, tal y como ocurre cuando la misma enfermedad afecta a humanos. Habitualmente incluye medicamentos con corticoides, que reducen la inflamación del gato, y otros dilatadores que le ayudan a abrir las vías y respirar mejor. Casi todos estos medicamentos pueden administrarse en casa, si bien deben estar prescriptos por un veterinario.
Mientras tanto, si identificas este problema en tu mascota, hay un par de cosas que puedes hacer para mejorar su estado. Por ejemplo, evitar fumar, comprarle una arena que no levante polvo y evitar usar, en la medida de lo posible, insecticidas y otros productos de limpieza fuertes, especialmente en formato aerosol. También ayuda abrir las ventanas y puertas de la vivienda, para mantenerla aireada.