Todo el que viva con un gato sabe que su mascota puede desaparecer durante tres días sin dar explicaciones a nadie, pero que, cuando vuelve, lo hace reclamando toda la atención de sus dueños. Para conseguir ser el centro de todas las miradas, se valdrá de artimañas graciosas, simples o incluso agresivas; hará cualquier cosa con tal de que le atiendas, si es lo que quiere.

En España hay casi dos millones y medio de gatos, según el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente; esta cifra se refiere tanto a mascotas como a felinos callejeros. Prácticamente todos ellos, sin excepción, tienen un fetiche en común, los tobillos. Esa parte del cuerpo tan poco erógena es una de las favoritas de los mininos, que los arañan, acarician y muerden como si se tratase de una pelota de gomaespuma.

Claro que no se trata de gomaespuma, sino de tu tobillo, una zona que puede no ser especialmente erótica, pero sí sensible. Si quieres saber cómo poner fin a los ataques concentrados de tu mascota, sigue leyendo: en Yasss te contamos de dónde viene esta tendencia y cómo acabar con ella.

Aunque los veas tranquilitos, tirados en el suelo y capaces de no comer si no les echas nada en el plato antes, los gatos siguen siendo animales con tendencias e instintos. Tanto los callejeros como los domésticos mantienen sus habilidades como cazadores, aunque en el caso de las mascotas no necesitan ponerlas en práctica. Digamos que permanecen “dormidas” por falta de actividad.

Si tu gato empieza a morder las piernas u otras zonas de tu cuerpo o casa, quizás sea porque su entorno no está lo suficientemente enriquecido. Aunque la vida en el hogar les protege de enfermedades y adversidades y les da muchas comodidades, para que el minino esté equilibrado y sano necesita que el ambiente en el que se maneja sea lo suficientemente interesante. Juegos, rascadores, objetos solo para él… todo ayuda.

Los gatos, explican desde Experto Animal, pueden morder los tobillos para “lograr ciertos objetivos”, como la liberación de estrés, un reclamo de atención o aburrimiento, siendo este último el motivo más habitual. “Al pasar mucho tiempo solos y no contar con un ambiente enriquecido, o al no recibir la debida atención de sus tutores, un minino puede encontrar la oportunidad perfecta de ejercitar su instinto natural de caza en los tobillos de sus tutores”, añaden, para después recordar que un gato aburrido o sedentario es más vulnerable a enfermedades y problemas de comportamiento.

Ya sea una llamada de atención, un juego o la prueba de un periodo de socialización deficiente, lo más importante si un gato muerde los tobillos es no reforzar ese comportamiento. Es decir, no solo ignorarlo, sino enseñarle a expresar su afecto de forma más segura y calmada, usando un refuerzo positivo para que reconozca sus actitudes deseables. Si le castigas, le regañas o le apartas, puede que entienda que de esa forma consigue lo que quiere, que no es otra cosa más que tu atención, y tan solo consigas reforzar su actitud.

Intenta extinguir ese hábito y enriquece su espacio, para descartar que se trate de una muestra de aburrimiento como otra cualquiera. Si, aún con todo, no eres capaz de conseguir que deje de morder tus tobillos y los de todos tus invitados, o compruebas que el animal se muestra débil y usa la mordedura como forma de defensa, no lo dudes y llévale a un veterinario. Quizás ese hábito sea una respuesta de su dolor.

Si no, no queda otra que llevarle a un experto en etología felina. Estos profesionales pueden averiguar los motivos de las alteraciones en el comportamiento de nuestras mascotas y establecer tratamientos específicos para el animal.