La toma de decisiones en materia de educación se ha dejado para finales de agosto. Con mucha ansiedad por saber cómo será ese regreso seguro a las aulas han esperado alumnos, profesores y familiares, lo que se ha decidido en la reunión entre los Ministerios de Sanidad, Educación y Formación Profesional. Lo que pasa es que este tiempo atrás ha servido para que se alimenten los miedos, además de la tensión en las redes sociales y eso ha saltado ahora por los aires con todas las confirmaciones.
Las bases ahora están puestas y la vuelta a las clases confirma que "se busca la presencialidad en todos los niveles", tal como ha indicado la ministra de Educación, Isabel Celáa y que se tratará por todos los medios de que los centros se mantengan abiertos todo el curso. En total, 29 medidas y 5 recomendaciones que todas las Comunidades Autónomas han aprobado por unanimidad y que serán la hoja de ruta con la que se escriba este regreso a las aulas.
Lo más destacado que han recalcado tanto Educación como Sanidad en la reapertura de los colegios e institutos son una serie de normas a las que habrá que acostumbrarse este año: la mascarilla será obligatoria para los mayores de 6 años en todo momento, la higiene será exhaustiva (se tienen que garantizar al menos cinco lavados de manos al día), toma de temperaturas diarias, sistemas de ventilación y la idea de grupos de convivencia estable para los alumnos de primer ciclo de Primaria.
Una de las novedades más destacadas, tal como ha apuntado el ministro de Sanidad, Salvador Illa es la figura del mediador, una especie de coordinador del COVID-19 en cada centro, que será el responsable de velar porque se cumplan los protocolos y de tener toda la interlocución directa con las novedades relativas al combate del virus.
Se aboga también por la presencialidad salvo que un escenario límite lo impida, pero no se descarta la semipresencialidad si la situación lo exigiese, dado que el poner distancias fue la única solución cuando la pandemia estalló y no hubo más remedio que abandonar las aulas. Ahora bien, la decisión de quiénes sí y quiénes no tendrán tantas clases en directo o los que, de manera puntual, tendrán que seguirlas a través de una cámara ha generado ciertas rivalidades entre los mismos alumnos.
Una situación que nos recuerda a otra similar detectada en pleno confinamiento cuando los estudiantes de Segundo de Bachillerato se quejaron de sus especiales dificultades para terminar el curso. Una vez más, estos son los que han protestado de su suerte porque en la ecuación del regreso a las aulas, ellos tienen más papeletas que otros para optar a preparar las clases desde casa.
La clave ahora está en aprovechar todos los espacios de los colegios e institutos, así como las instalaciones de otras Administraciones (como la biblioteca, sala de audiovisuales, capilla o los mismos comedores) para que se junten en las clases el menor número posible de alumnos. ¿Y la vuelta presencial tendría alguna preferencia? Principalmente a las primeras etapas educativas, tal como ha quedado plasmado en la reunión y ya advirtiera en su momento la ministra de Educación, Isabel Celaá.
Existe un motivo para la toma de esta decisión: los estudiantes de niveles superiores, como Formación Profesional y Bachillerato han podido seguir mejor la docencia online durante los meses de cierre escolar y, aunque se haga todo lo posible para mantenerlos a nivel presencial, se va a dar prioridad a Infantil a Primaria y los primeros cursos de la ESO en esta modalidad en caso de tener que necesitarlo.
Una decisión con la que no todos están conformes y así lo han hecho saber en las redes:
Que los colegios e institutos apuesten por una docencia mixta, presencial y online con jornadas o semanas alternas ha puesto a la defensiva a los alumnos de Bachillerato. Estos insisten en que se la juegan toda a un curso y, aunque no quieren restar importancia a los demás, sí que se sienten desplazados y los más perjudicados por estas decisiones.
Estas quejas no han quedado sin respuesta y, entre unos alumnos de unos cursos y otros, se ha iniciado un debate que ha puesto de manifiesto las tensiones acumuladas. No solo se les ha tachado de "egocéntricos" y de que con "16 ó 18 años no saben manejarse solos", o de que "no quieren hacer esfuerzos", sino que también han insistido en que no toda la educación gira en torno a ellos.
"Todos nos jugamos cosas. Si tú estás en Bachillerato es gracias a lo que aprendiste en la ESO", "Todos lo niveles son importantes y nos jugamos cosas", han sido algunas de las respuestas que se han podido leer.
Lo cierto es que la fórmula concreta se adoptará centro a centro atendiendo a sus características y en función siempre de la evolución del virus, aunque se trate por todos los medios de mantener la máxima de que "la educación presencial es insustituible", tal como se ha apuntado en la reunión y, será lo que se intente recuperar en este curso, en la medida de lo posible.