Un curso universitario condicionado por la pandemia: cinco estudiantes cuentan cómo ha sido su vuelta a las aulas

Hemos entrevistado a cinco universitarios de cinco universidades públicas españolas diferentes
Todos ellos están recibiendo las clases de manera semipresencial y con medidas de seguridad extraordinarias por la pandemia
Les preocupa no saber cuándo podrán volver a abrazar a sus amigos, pero también el futuro laboral incierto que les espera
El curso ya ha empezado para los más de un millón y medio de universitarios que estudian en España, según Statista, y lo ha hecho de forma muy diferente a otros años ya que la pandemia del coronavirus ha obligado a todos los centros escolares a adaptar su docencia a las circunstancias. Por eso, aquellos que hayan empezado este año la universidad tendrán más problemas para conocer a sus compañeros y para los que la están acabando salir ahora al mundo laboral tampoco pinta nada bien.
Así que, con motivo del inicio del nuevo curso y las novedades que este presenta, en Yasss hemos querido hablar con cinco universitarios (Jordi Peñalver, Marta Chirlaque, Helena Casado, Miguel Martínez y Pedro Varea) para que sean ellos los que nos cuenten cómo están viviendo esta vuelta a la universidad y qué es lo que más echan de menos de su día a día anterior a la pandemia.
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Ahora bien, mientras que en los colegios e institutos se ha optado por la presencialidad en el caso de las universidades es muy diferente y cada centro ha implantado unas medidas diferentes, las que han considerado oportunas para evitar los contagios por coronavirus. No obstante, ya hay algunas facultades como la de la Universidad Rey Juan Carlos en Vicálvaro o algunos grados de la Universidad Politécnica de Valencia, que ya han tenido que modificar su plan inicial por el aumento de casos de coronavirus.
Claro que, este año tan atípico no va a afectar a los universitarios solamente en el plano académico, sino también en muchos otros aspectos como su ocio o las relaciones sociales con sus compañeros. Es más, para aquellos que empiecen este año la carrera, la tarea de conocer a sus compañeros hasta el punto de considerarlos "amigos" se complica y mucho. Es mucho más sencillo intimar con una persona que ves a diario, que con aquellas con las que solo has podido conocer a través de una cámara web.

Nuevas medidas: de la semipresencialidad a los códigos QR para controlar el aforo
Cada uno de los cinco jóvenes estudia en una universidad diferente, no obstante, todos ellos están recibiendo sus estudios de manera semipresencial. En el caso de Jordi, él está cursando su tercer año de Ciencia y Tecnología de los Alimentos en la Universidad de Lleida, y en este cuatrimestre tiene cinco asignaturas, una no presencial y las otras cuatro presenciales. "Tenemos varios sitios habilitados en la universidad para seguir la clase no presencial, entre ellos la clase habitual del grupo. Las clases tienen carteles fuera indicando el aforo y dentro está señalizado donde está permitido sentarse para cumplir la distancia de seguridad. Los profesores y la coordinadora insisten en que nos sentemos siempre en el mismo sitio durante todo el cuatrimestre para poder hacer una correcta monitorización en caso de que surgiese algún positivo, pero no es obligatorio ni nada por el estilo", cuenta Jordi.
Miguel, estudiante de enfermería, nos cuenta que en la Universidad de Alicante la docencia también es semipresencial, "se nos ha subdividido en tres grupos reducidos de unas 18 personas cada uno. Dos de estos grupos van de mañana y uno de tarde". Además, para garantizar la seguridad en el aula y controlar el aforo "se han facilitado códigos QR".
La Universidad de Alicante no es la única que ha decidido implementar medidas como los códigos QR en su día a día, también la de Sevilla y la de Vigo los ha instalado para tener localizados a los estudiantes en caso de que alguno de estos diese positivo.
Por su parte, Pedro estudia quinto curso de Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III de Madrid, una de las comunidades autónomas más afectadas por el coronavirus, por lo que el joven agradece que la mitad de sus clases se impartan de manera online, ya que se siente "más seguro" con esta modalidad. "Me cuesta concentrarme en las clases online, pero creo que es peor exponerse al virus en una clase donde casi todas las personas vienen en transporte público todos los días. Supuestamente hay medidas de seguridad (gel hidroalcohólico y distancia social y las clases se hacen en el mismo aula), pero no sé hasta qué punto sigue siendo seguro ir presencialmente".

El caso de Marta y Helena es bastante similar, aunque la primera de ellas estudia en Valencia su tercer curso de Bioquímica y Ciencias Biomédicas, mientras que Helena estudia el quinto año de Biología en Murcia; las dos universidades han optado por la docencia semipresencial para reducir los grupos. "Nos dividimos en dos grupos (P1 y P2). Entonces, los del grupo P1 van presencialmente a clase las semanas impares, y los del grupo P2 las semanas pares", explica Marta. En clase de Helena el modelo es el siguiente: "Las clases de teoría son todas telemáticas y las prácticas, seminarios y tutorías presenciales en su mayoría, aunque en alguna asignatura también han puesto horas online".
Algo que tienen en común todos ellos, además de la semipresencialidad, es que residen en la misma ciudad que estudian. Aunque no tengan que acudir a la universidad todos los días, este sistema de semipresencialidad les obliga de alguna manera a tener que alquilar un piso en la ciudad donde se encuentra la universidad.
El contacto humano y la socialización en tiempos de pandemia
Podríamos pensar que por culpa de la pandemia el ocio entre los universitarios se ha reducido, pero no es siempre así. Según nos cuenta Jordi, en la universidad sigue habiendo, como siempre, corrillos y abrazos entre sus compañeros. Es más, fuera de esta, "las terrazas están más llenas y se ve más gente que antes del coronavirus, gente sin mascarilla…", asegura.
En Alicante ocurre lo mismo, según nos cuenta Miguel, hay gente por la calle que sigue sin ponerse la mascarilla y dentro de la universidad no ha notado grandes cambios, más allá de la distancia de seguridad en las aulas que hace que los alumnos no puedan interactuar entre sí mientras está teniendo lugar la clase.
Este curso ha sido todo muy frío, y en clase hay distancia entre todos mis compañeros
"Es una movida todo porque ya de por sí yo soy una persona a la que le gusta abrazar a todo el mundo, pero este curso ha sido todo muy frío, y en clase hay distancia entre todos mis compañeros y no podemos acercarnos mucho tampoco", cuenta Pedro que fuera del aula ocurre lo mismo. Todas las interacciones son más frías y hay "menos socialización".
A Marta le ocurre lo mismo que a Pedro, sí que ha notado (y mucho) la pandemia en sus relaciones sociales. "El cambio de clase antes era el momento perfecto para echarte encima de la mesa a descansar, y ahora nos obligan a salir del aula entre clase y clase a la parte exterior del edificio, que ahora con este tiempo bueno, pero en invierno a ver quién le apetece salir a tomar el fresco". Pero esto no es todo, "en mi grupo de amigos somos unos 15, por lo que aún no nos hemos podido juntar todos, ni dentro de la universidad, ni fuera".
"El primer día que tuve clase presencial vi a compañeros que hacía más de un año que no veía (porque estuve el año pasado de SICUE) y solo pude estar con ellos cinco minutos en la puerta y ni abrazos ni besos, y la verdad que fue bastante raro", cuenta Helena que tuvo que vivir uno de los muchos fríos reencuentros que están teniendo lugar en medio de la pandemia.
Lo que más se echa de menos de otros años
No sabemos cuándo acabará todo esto y a quién queremos engañar, eso nos hace ponernos un poco nostálgicos, echamos de menos los abrazos, pero también muchas otras cosas como el hecho de no poder hacer planes a largo plazo, esta es una de las cosas que más añora Jordi.
Sin embargo, Miguel echa de menos "las prácticas presenciales de enfermería". Según nos explica, "cuando estas son presenciales los maniquíes y los materiales los puedes manipular y así comprender mejor el funcionamiento. Haciéndolo online, no queda tan claro"; pero esto no es todo. También echa de menos estar con sus amigos en clase ya que así "estas eran más llevaderas".
Justo en este último punto coinciden Pedro y Miguel, ya que este también extraña "la cercanía con mis compañeros de clase, la vida universitaria, el hablar con gente de otras clases en los pasillos, ir a actividades, no tener la tensión continua de que haya una pandemia. Siento que este año la universidad está siendo muy artificial y de repente echo de menos ir a las clases de antes de la pandemia".

Al final poder estar en los descansos junto a sus compañeros es lo que más echan de menos la mayoría de ellos, Marta, en este caso, no es una excepción: "Lo que más echo de menos son los descansos por los pasillos, ir a por un café o poder comer al sol con todos mis amigos esperando que se haga la hora de la práctica". Tampoco lo es Helena que lo que más extraña "es el ambiente universitario de la facultad llena de gente y las clases presenciales con mis compañeros, no porque la docencia cambie mucho sino por el apoyo que supone tener a tus amigos cerca".
Salir al mercado laboral en tiempos de pandemia
Los cinco entrevistados acabarán próximamente sus estudios y les tocará salir al mercado laboral en mitad de una pandemia. Esto, por supuesto, influye de manera negativa en su futuro; es más, por ejemplo, esta situación Pedro ya la está sufriendo a la hora de intentar hacer prácticas "de lo suyo". "En verano me iban a contratar en una radio de Alicante, pero la pandemia cambió una normativa en la Comunidad Valenciana que no permitía a las empresas con ERTE contratar a alumnos, y se me chafó todo. Desde entonces estoy buscando prácticas en Getafe, pero ahora sí que es imposible trabajar", nos explica.
Por su parte, Marta también está viviendo una situación similar ya que ha decidido atrasar sus prácticas esperando a que la situación esté más calmada el año que viene: "Sé que algunos compañeros las han solicitado y con todo este panorama no han podido resolver aún sus peticiones de centro de prácticas ni saben qué va a ser de ellos".
Las prácticas extracurriculares son también la única opción para Helena que, tras quedarse sin plaza en las curriculares, espera poder realizarlas el próximo verano.
En definitiva, aunque en estos momentos la docencia presencial al 100% sea inviable en la mayoría de universidades, los jóvenes la prefieren no solo por la calidad educativa, que es en muchos casos mayor, sino también por el componente social de esta. Cada día, al ir a clase, se reúnen con sus amigos y aunque no sea el lugar más divertido del mundo, estas horas son mucho más amenas con ellos al lado.