Ropa de mala calidad y tendencias que cambian cada tres meses… ¿te suena? La industria textil, una de las más contaminantes del planeta, está marcada por el consumo acelerado, las exportaciones y la deslocalización, con su correspondiente impacto social y contaminante. Este modelo, predominante en las grandes superficies, tiene a su oposición en negocios más pequeños, que tratan de nivelar la balanza del lado de la sostenibilidad.
Un ejemplo son los mercadillos, las plataformas y las tiendas de ropa de segunda mano, que se enfrentan a las grandes marcas con valores más ecológicos, un modelo de negocio más cercano y responsable y unas líneas estéticas que buscan distinguirse de las grandes marcas. Para conocer un poco mejor esta tendencia, en Yasss hablamos con las responsables de dos de las tiendas ‘vintage’ más conocidas de Madrid: Xin Jing, de la Friperie Vintage, y Lupe, de La Lupe’s Vintage.
La Friperie, con tiendas en Madrid y A Coruña, hace de los Levi’s y la customización de prendas únicas su seña de identidad. Sin embargo, Xin llegó allí casi por casualidad. “El negocio fue un traspaso de un amigo por jubilación: él fue quién me introdujo en este nuevo mundo. Trabajé con él durante un tiempo y fue mi ‘maestro’ de moda vintage durante muchos años. Me enamoré del sector, me quedé y seguí su proyecto, pero empecé a darle un toque propio, un toque ‘Xin Style’”, explica.
Sus dos tiendas en Madrid están en Malasaña, centro neurálgico de lo ‘vintage’ en la ciudad. Allí tiene también su sede La Lupe’s Vintage, que empezó con la tienda online y física hace ya 3 años. “Empecé este proyecto porque de pequeña tenía un amor terrible hacia las prendas de segunda mano. Mis padres solo utilizaban en casa muebles vintage y casi todas sus prendas eran de firmas buenas, compradas de segunda mano en nuestros viajes por Nueva York, Chicago o Los Ángeles”, cuenta Lupe.
Ambas reconocen un amor ‘especial’ por las prendas que venden. En el caso de Xin, la chica asegura que siempre selecciona la ropa por su gusto, “pensando cómo podría crear un look adecuado para el público”. Su amor por la famosa marca de vaqueros está asociado a su propia historia: “Nunca encontré unos jeans que me gustaran hasta que conocí el estilo vintage de Levi’s, Wrangler, Lee… cuando empecé en el negocio quería ofrecer algo especial, porque vi que casi todas las tiendas vintage tenían la misma mercancía”, añade Xin.
Algo así le pasó a Lupe, que reconoce tener la mirada “muy acostumbrada” a lo vintage: “El aroma estaba en casa. Sin querer, empecé a seleccionar mi propio armario, todo repleto de buenas telas y firmas. Por supuesto, todo de segunda mano”, reconoce.
Cada vez hay más tiendas ‘vintage’ físicas y online: es un negocio en el que no hace falta mucho dinero para empezar, como recuerda Xin. También los consumidores apuestan más por la ropa de segunda mano, una tendencia sostenible que libera de las imposiciones estéticas, frenéticas y poco ecológicas que llenan los escaparates de los centros comerciales.
“Poco a poco, la gente está aceptando el concepto de vintage, es más consciente del tema medioambiental”, asegura la dueña de la Friperie que, sin embargo, no cree que ‘fast fashion’ y la ropa de segunda mano sean competidoras, si no servicios complementarios. “Yo sigo comprando camisas básicas y ropa interior de marcas modernas. Lo vintage es un estilo de vida. Hay gente a la que le gusta la ropa de mucha calidad y no le importa que sea de segunda mano, pero hay gente que simplemente no acepta ropa usada y prefiere ropa nueva”, explica.
Una opinión que comparte con Lupe, quien, pese a todo, reconoce que todavía queda “mucho trabajo por hacer” para limpiar la imagen de la ropa de segunda mano. “Pensamos que es sinónimo de sucio, feo y usado, pero yo quiero dejar ver que ir vestido de segunda mano con prendas bonitas es ir único, limpio y, sobre todo, cómodo y exclusivo”, cuenta. “El mercado es amplio y cada uno defiende su sentido de la moda. Yo defiendo el vintage porque ni cansa ni agota, mientras que el ‘fast fashion’, a la larga, cansa, y queremos tirarlo o darlo todo. El vintage te hace tenerles cariño a las piezas”.
“Las telas deberían ser eternas. Los patrones ‘vintage’ son únicos y no ir como todo el mundo es maravilloso, es fuerza y personalidad”, concluye Lupe. “Aquí en España todavía queda mucho trabajo, pero en Estados Unidos y otros países el vintage es un gran lujo”.
Que nadie piense que lo ‘vintage’ es una tendencia más popular entre mujeres jóvenes que en cualquier otro sector demográfico. Al menos así lo siente Xin, quien asegura que por las tiendas de Friperie pasa un ‘público’ de lo más variado, “desde padres mayores que buscan unos Levi’s de toda la vida hasta estilistas y celebrities que buscan ropa diferente y única”, como el diseñador Avellaneda o las estilistas y creadoras de la marca Them Bones Jewelry, las hermanas Cuesta.
“La mayoría de los jóvenes buscan ropa vintage porque está de moda y es más barato, pero no porque sea un consumo más responsable”, asegura Xin. “Pero se nota que sí hay gente que compra vintage porque está preocupada por la sostenibilidad o porque quiere apoyar negocios pequeños”.
Las clientas de Lupe sí están más definidas, mujeres “de treinta años en adelante, todas convencidas de lo que compran y cómo lo compran”, añade. “Además, cada vez son más y están más decididas. Eso me hace feliz, cada vez están más convencidas de vestir piezas únicas, a buen precio y, sobre todo, exclusivas”.
Negocios ecológicos, que permiten acceder a ropa de todas las épocas y estilos, con tejidos de calidad y precios asequibles. ¿Alguien da más?