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María Hesse, autora de 'El Placer': "Con 17 años me daba vergüenza hasta tocarme el clítoris"

  • La vergüenza y la culpabilidad son emociones que muchas mujeres han sentido al experimentar placer

  • Hay que hablar del placer femenino, para compensar todos los siglos en los que no se permitía hablar de ello

Hace unas semanas fui a ver la obra de teatro 'Cinco horas con Mario' al Teatro Bellas Artes de Madrid. Lo que más me impactó de este monólogo, interpretado magistralmente por Lola Herrera, fue darme cuenta de que toda esta historia de una mujer pasando la noche a solas velando el cuerpo de su marido gira en torno a la culpabilidad de una mujer reprimida sexualmente.

No sé si os acabo de colar un spoiler, pero lo que sí sé es que al día siguiente recibí un libro que se llamaba 'El Placer', escrito e ilustrado por María Hesse. Lo abrí y comencé a leerlo. Y enseguida me di cuenta de que muchas mujeres nos hemos sentido culpables por demandar placer. O, al menos, Carmen, la protagonista de 'Cinco horas con Mario', María Hesse y yo.

Y si muchas mujeres nos hemos sentido así alguna vez, habría que hablar de ello.

Entrevista a María Hesse, autora de 'El Placer'

Tu libro arranca con un relato mitológico, ¿es porque el placer femenino es un mito?

No, no es un mito, lo que pasa es que durante mucho tiempo ha estado bastante oculto, y si se oculta parece que se convierte en un ser mitológico.

¿Qué tiene que ver la Biblia con la forma en que las mujeres viven el placer hoy en día?

En la actualidad yo creo que ya hay menos mujeres educadas en el cristianismo, así que seguro que no están tan influenciadas como las de mi generación. Pero las que somos de mi generación [María tiene 37 años] y nos hemos educado dentro de esta religión sí que hemos sido educadas, también el hombre, pero sobre todo la mujer, en la culpa o en un modelo de mujer virginal, pura. Así que durante mucho tiempo las mujeres han sido muy sumisas y dependían mucho del hombre.

¿Hablas con tus amigas de la masturbación?

Sí, hace muchos años que empecé a hablar con mis amigas sobre la masturbación y sobre sexo en general, y aprendí mucho con ellas. Por eso quería que este libro tuviera ese tono de conversación que yo tenía con ellas, quería llevar al público lo que yo hacía en mi entorno.

¿Cuándo eras pequeña, hablabas con alguien sobre masturbación?

No, no hablaba con nadie. Eso fue llegando con la edad.

¿A qué edad supiste qué era el clítoris exactamente?

Creo que fue con diecisiete años cuando yo supe lo que era el clítoris, pero me daba vergüenza incluso tocarlo. Tardé mucho tiempo, creo que fue un año o dos, en empezar a explorarlo. Y fue gracias a mis amigas. Aunque la primera vez que me hablaron de él fue un hombre, no fue siquiera una chica, fue un hombre mayor, y a mí me daba la sensación que aquello no estaba bien tocarlo.

¿Qué impacto tuvieron para ti las revistas para adolescentes y su sección de sexo?

Un impacto pésimo, porque desde luego, antes, aunque ahora seguirá siendo igual, era todo malo. Todo era rollo cómo hacer una felación perfecta, cómo perdonar una infidelidad, cómo hacer que tu chico sea fiel… todo estaba muy orientado hacia él. Todo dirigido al cuidado de él, y muy poco hacia nuestro cuidado. No se hablaba del sexo oral hacia nosotras, o de la masturbación… todo estaba enfocado a la relación de pareja, y no hacia la autoexploración.

¿Si hoy en día hubiera una revista puntera sobre sexo orientada a adolescentes, qué temas te gustaría que se tratasen?

Supongo que hablaría más de las enfermedades de transmisión sexual, que es verdad que dentro de este libro no lo destaco mucho, pero creo que ya no se habla tanto de ellas y parece que tenemos un problema grave. También me gustaría que se diera importancia al clítoris, cómo saber pedir y demandar placer con tu pareja. Y me gustaría que los hombres y las mujeres que aparecen en esos artículos fueran más diversos, con cuerpos menos normativos. Porque otro de los problemas que tenemos a la hora de estar con otra persona es enfrentarnos a nuestro cuerpo, porque creemos que no es perfecto. Cambiaría todo, sería tan diferente…

¿No crees que hoy en día los medios ya han evolucionado un poco en cuanto a hablar del placer de la mujer?

Creo que se habla más de sexo, sí, pero creo que todavía no se habla del todo bien. Y además, sigo insistiendo, creo que no salen muchos cuerpos variados. Si sacan en la prensa un artículo en el que aparece un cuerpo diferente, cuerpos diferentes entre comillas, porque entran dentro de la norma aunque no sean lo de siempre, pero es solo un artículo, y ya con un artículo ya hemos roto la norma. Y lo que debería ser es que cuando abramos una revista de principio a fin haya cuerpos diversos. Y no solo en las revistas, en todas partes, hasta en los colegios.

¿Qué pasa cuando una mujer cree que su propio placer es algo malo y trata de corregir su conducta?

Que vive con culpa, que vive en una continua contradicción, porque encima las mujeres nunca sabemos cuál es el límite de lo que se considera “correcto”. Pecamos de poco o de mucho, a ojos de los demás. Por otro lado, cuando sentimos placer y tenemos orgasmos generamos serotonina y somos más felices, así que si nos niegan eso es como si nos metieran en una jaulita y seguir siendo personas dependientes.

Tú que has pasado de ser una mujer que vive su placer con vergüenza a una mujer que disfruta de su placer, ¿en qué lo notas, cómo es ese cambio?

Por un lado, disfrutas de tu cuerpo, que es lo maravilloso que hay. Si la naturaleza te lo ha dado, ¿por qué renegar de él? También me siento más feliz y más segura de ti misma. Y más independiente, y esto está muy bien, porque a la hora de tener una pareja te da esa fuerza de pedir lo que te gusta y saber que no dependes de nadie, que estás con esa persona porque te apetece pero no porque tu placer dependa de esa persona. Te hace más libre.

¿Por qué has querido escribir sobre este tema, por qué es tan importante como para haberle dedicado tanto tiempo?

Hace unos años no pensaba que era tan importante, porque yo ya vivía mi sexualidad de una manera libre. Pero un día subí un par de ilustraciones que hablaban sobre nuestra sexualidad y la masturbación y esas ilustraciones fueron censuradas. Entonces me di cuenta de que quizá no estaba tan normalizada la cosa como yo creía y empecé a percibir muchos más comentarios machistas en torno a la sexualidad de la mujer. También coincidió que empecé a tener una conciencia real feminista, empecé a fijarme en miles de detalles a diario de cosas que nos pasan a las mujeres en la sociedad que son bastante machistas.

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