Logo de yasss
Cultura

yasss

La Mala Rodríguez: "No supe gestionar el momento fama: estar sola, sin mi familia y drogarme me sentó fatal"

  • La Mala Rodríguez ha publicado sus memorias, y en Yasss hemos hablado con ella sobre sus inicios en el rap, la soledad del éxito o 'Gitanas', un punto de inflexión en su carrera

  • La cantante andaluza ha tenido una vida muy especial que siempre ha querido compartir a través de la música y también en este libro

  • En 'Cómo ser mala', La Mala Rodríguez habla también de la salud mental y de la época complicada que vivió cuando saltó a la fama

Hace veinte años la Mala Rodríguez nos propuso un trato: lo suyo era suyo, era para su saco. Hasta ese momento, escuchar a una mujer rapeando en español era algo inédito, y menos con orgulloso acento andaluz y raíces gitanas.

Desde la peña sevillana en la que cantó por primera vez, bajo la atenta mirada de las cabezas de toro colgadas en la pared, María Rodríguez (que con solo cambiar una sílaba de su nombre colocó al público y a la industria en alerta) lleva recorridos muchos kilómetros, muchos escenarios y muchos reconocimientos en un saco que parece no tener fondo.

La mayor parte de esa distancia la ha recorrido sola, aunque es generosa con quienes le han echado un capote en una carrera que ya es historia de la música. Hoy, "con la mente tranquila y el corazón en calma", es capaz de mirar atrás y explicarnos en su primer libro 'Cómo ser mala' (Temas de hoy).

Pregunta: El libro arranca con tu abuela, una mujer de campo que no sabe leer ni escribir, y dices que su vida, la de tu madre y ahora la tuya han sido una carrera de relevos. ¿Cómo de lejos ves hoy el punto en que cogiste el testigo respecto a donde estás ahora?

Respuesta: Es muy grande. Puedes llegar al mismo punto que otra persona, pero el privilegio dictamina si la distancia que has recorrido ha sido mayor. Siento que hoy hay más empatía y tolerancia con las personas que surgen de los márgenes y llegan como pueden.

Cuando tú tienes hambre de verdad, te buscas la vida. Las bibliotecas son públicas. Por eso doy tanta importancia a que mi abuela enseñara a mi madre a leer y escribir, que mi madre me haya dicho siempre "búscalo en el diccionario"… Cosas que ella no sabía, me las enseñó a mí. Debemos ser curiosos, y yo no he parado.

Esa idea de legado parece potente en tu historia, lo cual es significativo porque siempre se ha hablado de ti como una pionera

Pertenezco a una familia donde hay pura mujer, donde nadie se ha cuestionado que ser de un género u otro te determine. Me he criado alrededor de mis tías, y entre ellas he visto cooperación, sororidad y mucho amor. Todas han hablado alto. Cuando algún hombre me decía que me tenían que dar un guantazo, yo no entendía por qué. No me he criado con complejo de inferioridad por ser mujer. Y si te dan alas, piensas: quizás puedo volar.

Escuchaste rapear por primera vez al novio de una amiga

Me pareció muy directo, muy inmediato, muy auténtico. Era un salvavidas; yo ya escribía, y tener un modelo de alguien que rapeaba fue una referencia temprana muy decisiva. Supe que quería hacer eso, me interesé por la cultura del hip-hop. Quería jugar a eso.

Cuentas que lo determinante es que escuchaste por primera vez rapear en español

Yo no entendía nada de los que decía Snoop Dogg, los Lost Boys… Entendía las palabrotas, nada más. Después fui pillando algo de jerga, porque lo poco que sabía de inglés era ese slang. Para mí siempre estuvo el estilo, la manera de cantar de cada uno, y por otro lado el contenido. Y precisamente en la parte del contenido era donde yo sentía que quería aportar algo. Yo tenía cosas que decir. Sabía que Salt-N-Pepa o Lady of Rage existían, que había mujeres en Estados Unidos contando cosas. Pero yo quería contar mi historia: criarme sola con mi madre, estar de un lado a otro hasta que llegamos a Sevilla… Mi historia era particular, y quería plasmarla.

Rapeaste por primera vez en una peña flamenca, lo que da cuenta de que la tradición de tu tierra siempre estuvo a un palmo. ¿Crees que has tenido que justificar muchas veces estar entre el flamenco y el rap?

Hay cosas a las que la gente le ha dado mucha importancia y yo no, y esta es quizás una de ellas. Para mí no tenía importancia. Cantar en una peña fue muy guay, sentí que me aceptaban. Era una peña toda llena de albero, con cabezas de toro en las paredes… Pasamos de cantar en un almacén, donde estaba guardada la bebida, a estar ahí. Eso es Sevilla.

Dices en el libro que el hito más grande de tu carrera fue aparecer en 'Siempre fuertes' de Zatu, muy al principio. ¿Colaborar es fundamental para sacar cabeza?

Por eso soy agradecida, por eso les menciono. Si no hubiera sido porque me veían dándole duro, en los festivales, grabando canciones con unos y otros… Si no hubiera salido en el disco de SFDK, no me hubiera dado a conocer. Eso fue muy fuerte, decisivo.

Después grabas tu primer disco, 'Lujo ibérico', que te coloca absolutamente en el mapa de la música, diría que más allá del rap

Yo no sabía nada, me daba vergüenza llamarme artista. Yo estaba jugando, demostrando mi estilo. Quizás por eso nunca di importancia a ser una mujer en un mundo de hombres. Yo quería contar mis cosas, con mi estilo. Cuando llegué a Madrid descubrí que podía hacer algo más allá. Que podía no ser solo un juego. ¿Soy artista? ¿Estoy en una industria? ¿Hay una industria?

¿Qué sientes cuando escuchas esas canciones 20 años después?

Son superactuales. Las canto y cualquier frase la podría escribir ahora mismo. ¡Todas! Son el reflejo de que no he cambiado, de que mi espíritu sigue sintiendo y pensando como en aquel momento. De hecho, lo que veo es que he crecido. He engordado, en cuanto a temáticas, estilos, sonidos. Que ahora quiera sonar de otra manera no significa una renuncia a lo anterior: yo soy todo, lo de antes y lo de ahora.

El disco lo financias con un adelanto y trabajos esporádicos limpiando

Al acabar el disco, como no supe gestionar el momento fama, prensa… Me busqué otro trabajo. No entendía que yo fuera artista, me asustaba verme en entrevistas… Preferí dar un paso atrás. No se me han caído los anillos, me busqué un trabajo de lo que salió.

Hablas de salud mental en el libro, de un momento oscuro cuando empiezas a dar muchos conciertos

Siempre había estado rodeada de mi familia, y de repente estar sola, drogarme, me sentó fatal… Me dio como un brote psicótico, me vi sola, sola, sola. Nunca he tenido un padrino, una figura que me protegiera dentro de la música. Y no es fácil estar sola, más siendo mujer. Porque yo no me veo diferente, pero los demás si me miran diferente.

Hay más artistas que han hablado de la soledad del éxito

Sí, es como: ¿No querías esto? Pues es una mierda. Además, la diferencia es que yo he sido madre desde joven. Me ha producido mucha angustia pensar que no lo estaba haciendo bien. Me he sentido culpable durante mucho tiempo: Quieres llegar a todo, estar presente… Eso es lo que me ha martirizado, con momentos duros en los que tienes un Grammy en la mano y lo estás viviendo como uno de los peores días de tu vida. Cuando tu corazón no está alineado con tu cabeza, el desorden es doloroso.

Tienes un Grammy en la mano y lo estás viviendo como uno de los peores días de tu vida

Miras tu carrera y ves que es tu sueño, lo que siempre has querido. Pero te genera conflicto, porque no puedes disfrutarlo. Y tienes que hacer un trabajo para disfrutarlo, para comprender que tu familia te apoya, que están detrás de ti. Porque además estás haciendo algo importante. Cuando me llegan mensajes o se acercan a hablar conmigo para decirme que les he ayudado con mi música, con mis letras… Se me caen unos lagrimones. Ellos me ayudan a mí y yo a ellos.

Además, me da la sensación de que ser madre es algo que nos atrevemos a juzgar. El gran ejemplo ahora mismo es Rocío Carrasco

Si hablamos de eso, me echo a llorar. Ha sido muy duro. Yo he sido siempre muy exigente conmigo misma, ahora afortunadamente no lo soy tanto. Ya he aprendido que la apuesta por mi carrera también es una forma de amor a mi familia, es lo que tengo para ofrecerles. El dinero, el amor… es todo para mi familia.

El pensamiento de que una es mala madre porque trabaja o porque llega lejos… Por favor. ¿Por qué crees que lo estoy haciendo? Es durísimo. Por eso aplaudo a todas las mujeres trabajadoras que se lo curran, se motivan y no sienten culpa. Porque no tenemos que sentirla. Tenemos que buscar ser felices, por nosotras y por nuestras familias. Porque es lo que les vamos a contagiar.

¿Tu conciencia feminista ha sido una cuestión de callo, de práctica? ¿Te has interesado por el tema también desde la teoría, del aprendizaje?

Como mujer es lo mínimo que puedes hacer. Una no puede imponer lo que piensa sin formarse. Hay un libro maravilloso, 'El feminismo punitivo', que me está gustando mucho. Me encantaría que las voces se unieran, que tuviéramos unos objetivos comunes. Me gustaría que hubiera más sentido común. Me interesa mucho que se castigue al putero y no a la puta.

El #MeToo inspiró 'Gitanas', un punto de inflexión en tu carrera

Jamás pensé que tendría que explicar el hashtag #QuiénMeProteje. Pasó la manada, pasó el #MeToo, ha pasado lo de Juana Rivas… Ha sido una época muy potente, en la que empezamos a hablar en alto. Antes hablábamos bajito.

20 años después… ¿Cómo se llevan la Mala y María?

Se llevan bien. La mayor parte del tiempo soy Mala, pero María ha crecido. Se quedó un poco niña, era más infantil. Ahora está más mayorcita, y siento un equilibrio sano, necesario para mí. No podría haber escrito el libro si no, no podría mirar atrás y encontrarle sentido a todo. Ahora veo cómo me convertí en Mala. Me siento una mujer nueva, completa, con la mente tranquila y el corazón en calma. Y ahora veo lo divertido que es ser Mala, pero que eso no es todo. Sería tener potencia sin control.