¿Puede una mujer que nació hace 250 años ser un icono feminista? Algunos de los debates públicos más interesantes de los últimos años provienen del ejercicio de analizar con nuestros ojos actuales aspectos morales y culturales del pasado, y aventurar si es acertado o equivocado depende de los matices con los que realicemos ese análisis. Piensa, por ejemplo, en todos esos fans que ahora ven 'Friends' y odian a Ross por cómo se comportaba con Rachel. En la cantidad de hábitos tóxicos que vas a encontrar en las relaciones románticas de los protagonistas de 'Dawson crece'. En los tics machistas y homófobos que te pueden sorprender ahora en la transgresora 'Sexo en Nueva York'…
Lo bonito de que muchas de estas controversias sucedan con la ficción es que podemos comprobar cómo evolucionan las historias en posteriores adaptaciones. Es algo que se nos ha ocurrido con 'Los Bridgerton', la última serie fenómeno, de la que si bien no podemos decir que sea muy feminista, sí propone un vistazo esclarecedor sobre las presiones sociales y económicas que sufrían las mujeres en la Inglaterra de comienzos del siglo XIX. Producida por Shonda Rhimes, a medio camino entre 'Gossip Girl' y la obra de Jane Austen, demuestra que el melodrama de época puede ser tan moderno como quieras, transgrediendo en el qué se puede mostrar (tiene escenas de sexo poco usuales en el género), e incluso fantaseando (por ejemplo, la polémica posición social de los personajes negros).
Aunque 'Los Bridgerton' no es el melodrama de época que más te recomendaríamos, forma parte de los ejemplares más populares de esta fórmula que hemos visto en los últimos años. Que son además muy feministas. Y cuando hablamos de películas y series de tacitas (imaginas por qué se denominan coloquialmente así, ¿no?), especialmente de tipo 'Bridgerton', situado entre la época de la Regencia y la del reinado de Victoria del Reino Unido (entre 1800 y 1900, redondeando), la mención a Jane Austen es imprescindible. No solo por ser una de las grandes autoras que lo han inspirado, sino porque sus periódicas adaptaciones aún nutren el género 100 años después de la invención del cine.
Pero volvamos al principio. ¿Fue Jane Austen feminista? La única respuesta a la que nos podemos acercar es a la de si son feministas sus libros, que aunque siempre han sido menospreciados por su componente romántico, siempre encuentran también una reivindicación en los círculos feministas. De hecho, hace unas semanas hallamos en Twitter una reflexión interesante. ¿Las novelas de Jane Austen hablan realmente de amor o de dinero? La gran contribución de su obra es el retrato que ofrece del encuentro entre ambos conceptos en la sociedad inglesa de comienzos del siglo XIX (ella nació en 1775), y de cómo eso generaba una presiones para las mujeres que no sufrían los hombres.
Jane Austen dio tan en la diana con esa radiografía social que sus novelas aún resultan actuales. De hecho, de 'Orgullo y prejuicio', tal vez su novela más famosa, publicada en 1813, nacen las comedias románticas que disfrutamos hoy. ¿Qué son esas historias sino la enésima reinvención de la de Lizzie Bennet y Mr. Darcy, su enfrentamiento entre los sentimientos, las apariencias y los juegos de poder? Hoy que se cuestiona tanto el aspecto fantasioso de 'Los Bridgerton', merece la pena recordar que en los libros de Jane Austen también hay mucha imaginación. Ella misma vivió a los 20 años uno de esos romances condenados al fracaso (lo narró la película 'La joven Jane Austen', con Anne Hathaway y James McAvoy), y ajustó cuentas con él en los finales felices de sus obras.
Parte de estas consideraciones las podemos tener en cuenta para valorar la aportación feminista del género de tacitas en general, que, al igual que comentábamos sobre Jane Austen, sigue siendo muy infravalorado por su elemento romántico y melodramático. Si entendemos la época en la que estas ficciones se ambientan, comprenderemos que sus personajes están limitados por las convenciones sociales, económicas y políticas, pero dar fe de eso con sentido crítico ya es una gran contribución. Y algunas de ellas son muy progresistas en lo que muestran. Pensemos en las películas dirigidas en los 80 y 90 por James Ivory, el guionista de 'Call Me By Your Name', como 'Regreso a Howard's End' o 'Lo que queda del día'. En 'Las bostonianas' y 'Maurice' habló incluso de la homosexualidad.
Los fans del melodrama de época están de enhorabuena en los últimos años, en los que hemos visto ejemplares muy modernos y feministas, algunos dirigidos precisamente por mujeres. El cineasta Joe Wright se sacudió la solemnidad habitual del género con su adaptación de 'Orgullo y prejuicio' de 2005, con Keira Knightley. Cary Fukunaga, realizador de la primera temporada de 'True Detective', se puso tras las cámaras de 'Jane Eyre' en 2011, con una fuerza inigualable heredada del personaje de Charlotte Brontë. Greta Gerwig reflexionó sobre la mujer creadora en 'Mujercitas', de 2019, que desactivó desde el primer momento el romance protagonista en la novela de Louisa May Alcott. La 'Emma' de Autumn de Wilde (también inspirada en Jane Austen) en 2020 es una comedia romántica fresquísima… ¿Qué más motivos necesitas para convertirte en incondicional del género de tacitas?