Se presentó a la primera edición del Benidorm Fest como una (casi) completa desconocida. Blanca Paloma tenía, antes de que se publicara aquella lista de nombres que revolucionó al mundo eurofan, menos de cien oyentes mensuales en Spotify. Su propuesta, 'Secreto de agua', triunfó gracias a su potentísimo directo y una sólida puesta en escena, diseñada por ella misma. La ilicitana decidió repetir en la segunda edición, donde se ha alzado con el triunfo: 'Eaea'’ representará a España en el próximo Festival de Eurovisión 2023. El ascenso de la artista, en apenas un año, ha sido verdaderamente meteórico. Pero ¿por qué decidió ser cantante tras haber estado detrás de los escenarios durante años?
Blanca Paloma se dedicó durante años a la escenografía y el vestuario para obras de teatro, ámbito en el que se especializó profesionalmente. Siempre ha estado muy familiarizada por la música por influencia familiar, pero ¿cómo dio entonces el salto a subirse a los escenarios tras estar durante mucho tiempo tras ellos? La decisión de probar con el mundo del cante tuvo que ver, según ella misma ha contado en alguna entrevista, con dos razones.
Por un lado, con la pérdida de sus abuelos: ellos eran los que traían el flamenco a la familia, y, cuando faltaron, ella, en sus propias palabras en una entrevista para Europa Press, sintió la "llamada del flamenco", y empezó a cantarlo, estudiarlo y hacerlo propio.
Al mismo tiempo, en su irrupción por el mundo del cante hay un momento clave. Una curiosa anécdota que ella misma ha contado también. Fue en Madrid, un día que estaba caminando por el mercado de Antón Martín. Blanca comenzó entonces a escuchar unos taconeos, "cada vez más fuertes", que no entendía de dónde venían.
Finalmente descubrió el origen: una aclamada escuela de flamenco de las inmediaciones. La maestra de baile se parecía a su abuela, así que decidió apuntarse, y fue ella quien le animó a probar en el mundo del cante.
‘Eaea’ es una nana, con mucha simbología detrás, en la que la artista ha querido trasladar el legado de varias generaciones, una "historia de amor que va más allá de la muerte”, que ella y el compositor José Pablo Polo han firmado juntos. Desde que se supo que la artista volvía al certamen, se multiplicaron las expectativas sobre la escenografía.
El 'hype' estaba justificado: de nuevo, Blanca Paloma ha diseñado con muchísimo cuidado la puesta en escena para su segunda incursión en el Benidorm Fest. Estudiante de Bellas Artes, como ella misma ha comentado, en lo que sucede sobre el escenario hay referencias eclécticas, desde Federico García Lorca al recientemente fallecido Carlos Saura. Además, contó en el escenario con un elemento muy personal: las cortinas que emulaban a un mantón rojo de flecos que vestía su abuela, la 'yaya' Carmen.
La de Elche ha explicado en numerosas ocasiones, a lo largo de la promoción del certamen, el imprescindible papel que tuvo su abuela en la pasión que siente por el flamenco. La artista tiene raíces alicantinas por parte de madre, y sevillanas por parte paterna. Su abuela paterna, Carmen, le cantaba canciones y chirigotas cuando era pequeña, y fue gracias a ella y al resto de su familia que la joven heredó la pasión por la música, algo que comparte con su hermana Sara Ramos, que también se dedica a este ámbito.