Mikel Gómez llegó el pasado 27 de octubre a su clase con falda porque le apetecía. Se atrevió a hacerlo sin necesidad de dar ninguna explicación, aunque finalmente sí se las pidieron. A lo largo de ese día le llamaron la atención, tuvo que sufrir burlas de compañeros y le mandaron también ir al psicólogo para preguntarle abiertamente por qué vestía así. Y este joven bilbaíno respondió tal como lo ha hecho en sus redes sociales: "Me apetecía y ya está".

Con la naturalidad con la que había llegado al instituto en falda, también explicó su historia en TikTok y a partir de ahí se formó la gran revolución. El resultado de todo se está viendo ahora: alumnos de toda España están siguiendo su ejemplo para apoyarle acudiendo al colegio en falda. ¿El objetivo? Concienciar de que esta prenda no es solo para chicas, que no es más que una tela y que no tiene género.

Desde ese día en el que Mikel hizo pública su historia se ha ido extendiendo el fenómeno a través de los hashtags #todosconfalda o #skirtmouvemente con los que los chicos vestidos con esta prenda están llenando con naturalidad las redes sociales. Y es que a raíz de conocer su caso, otro chico movilizó una convocatoria el pasado 4 de noviembre para que, "sin importar el género", todos llevasen ese día la falda al instituto.

Y eso es exactamente lo que pasó: cientos de usuario empezaron a sumarse a su causa y las aulas de muchos centros españoles fueron los lugares en los que los alumnos se grabaron (tanto chicos como chicas) llevando esta prenda sin ningún tipo de problema.

Algo que no ha sido aislado o que ha quedado solo aquí. El movimiento ya ha cruzado fronteras a través de las redes y muchos otros chicos también se están poniendo la falda en sus países de origen (en Canadá algunos alumnos del Collège Nouvelles Frontières, también han participado de la iniciativa). Así es como los más jóvenes se han lanzado a luchar contra los estereotipos y también es cómo se están expresando libremente. Como dice Mikel: "sin tener miedo a vestir como a uno le apetezca".

Siguiendo la línea de esa convocatoria y las palabras del joven vasco que lo inició todo, se ha mantenido después de la fecha, ese espíritu que ha dado lugar al fenómeno y a que muchos jóvenes promuevan nuevos eventos. Por ejemplo: se empiezan a hablar ya de los #Juevesconfalda para que no se olvide y que se siga naturalizando que la ropa no tiene género.

De esa forma los jóvenes avisan que vienen pisando fuerte y con las ideas bien claras. En su alegato en las redes con sus fotos y vídeos dicen, sin miedo, que ni color rosa es exclusivamente para chicas ni hay que seguir estereotipando lo que sí es para niños y para niñas, incluido la ropa. Se está buscando nuevos espacios donde las identidades, sexualidades y el deseo de todos se pueda cumplir sin miedos ni prejuicios y parece que han encontrado una buena acogida en las redes.

Por eso se siguen sucediendo las fotos en las redes sin importar si algunos llegan tarde o si otros lo están haciendo para subir fans, tal como también se critica. La realidad es que el aplauso es casi unánime así como los vídeos y las muestras de apoyo.

Las faldas se han convertido en un nuevo símbolo con el que los jóvenes están reivindicando que nadie debe sufrir rechazo o acoso escolar por su apariencia o condición sexual y esa valentía y falta de prejuicios, sí que se merece todos los aplausos posibles.