Son muchas las personas que recurren a trabajos de temporero en el campo como medio para salir adelante durante unos meses. En España, y por los ciclos de la agricultura, hay varias temporadas de recolección en las que es relativamente fácil conseguir que te cojan. Aunque, en la mayoría de los casos, te ponen a trabajar sin contrato y con unas condiciones penosas. Esto hace que solo sean aquellos que realmente lo necesitan quienes estén dispuestos a pasar por esta experiencia. Por desgracia, a España llegan todos los años cientos de personas dispuestas a aceptar este tipo de trabajos.
El caso de Mouad Lmadani es un poco diferente, y con un final casi milagroso. Su historia la ha contado El País, en un extenso reportaje sobre jóvenes inmigrantes que consiguieron su primer trabajo en España el año pasado, durante los meses más duros de la pandemia, para cubrir la gran oferta de trabajo en el campo.
Según El País, el año pasado, durante el estado de alarma, 462 jóvenes inmigrantes encontraron un trabajo en España. El 7 de abril de 2020 el Gobierno aprobó un real decreto que permitía conceder autorizaciones de trabajo a jóvenes migrantes de entre 18 y 21 años que hubieran estado acogidos en España por haber llegado al país siendo menores de edad. Este cambio permitió que cientos de jóvenes encontrasen trabajo de forma legal. Y que, algunos, como Mouad Lmadani, pudieran prosperar rápidamente.
Hace un año, Mouad firmaba su primer contrato como temporero para podar vides en un pueblo de Tarragona. Tan solo un año después se ha convertido en cocinero en un restaurante catalán con estrella Michelin, el restaurante L'Antic Molí en Ulldecona, en la provincia de Tarragona.
Según los datos de la Seguridad Social, de esos 462 jóvenes que accedieron a un primer trabajo en España, 316 consiguieron encadenar contratos para seguir trabajando tras finalizar su primer contrato temporal. Lmadani siempre había querido ser cocinero y lo ha conseguido. Comenzó con un contrato de prácticas, después se fue a ERTE por el cierre del restaurante por las medidas para controlar la pandemia en Cataluña y en Semana Santa volvió a ser contratado.
"Hay días que trabajo muchas horas porque estamos preparando la nueva carta, pero ni me doy cuenta porque estoy muy a gusto", ha contado el chico a El País.
Hace unos meses se viralizaba la historia de Madicke, un joven que llegó a España desde Senegal a los 17 años y quiso terminar aquí sus estudios. Mientras cursaba bachiller, comenzó a trabajar como repartidor a domicilio. Seis años después, los vecinos de Isla Cristina (Huelva) celebraban que hubiera logrado montar su propia empresa de repartidores, pues se había convertido en una persona muy querida en la localidad.