La música de los últimos tiempos no sería la misma sin la voz de Dua Lipa, reina absoluta de los hits que corearán las generaciones futuras. Polémicas aparte, es imposible no tararear canciones ya muy conocidas como ‘Lost in your Light’, ‘Blow Your Mind’ o ‘New Rules’.
Antes de que su éxito arrollador alcanzara plataformas como Youtube, con millones de reproducciones de cada uno de sus videoclips, el mundo ya intuía que tenía entre manos una estrella incandescente de la música; y mucho antes de su primer éxito, una niña de origen albanokosovar que todavía no había escogido cuál sería su nombre artístico llenaba los pasillos de su casa con su voz de humo. El apelativo de ‘Smokey voice’, uno de los muchos que se han utilizado con la cantante, llegaría después, con los primeros hits, y una vida en la que no faltaron aventuras, trabajos precarios y dificultades económicas.
Te contamos su historia.
La chica de la voz de humo nació en Londres, pero en realidad es de ascendencia albanesa. Creció en la capital de Inglaterra como la hija de inmigrantes que escaparon de la guerra de Yugoslavia cuando su etnia fue perseguida.
En los 90, Serbia era un país atravesado por los conflictos étnicos, el horror y la violencia más salvaje. Esta situación obligó a sus padres a tomar una decisión drástica cuando la situación sociopolítica se tornó insoportable: mudarse a Londres a finales de los 80, escapar del horror de la guerra y fomentar las habilidades artísticas de su hija, que apenas unos años después de nacer acunada por los pastos y las lluvias industriales de Inglaterra ya demostraba cierto olfato para el teatro y el canto. Dua fue a la Sylvia Young Theatre School, que curiosamente también fue un hogar artístico para Amy Winehouse o Rita Ora. No había talento que se le escapara: también tocaba el violonchelo, y dicen que bastante bien. Lo tuvo que dejar porque, según cuentan, era bajita y le era difícil transportar ese armatoste.
De la casta le viene al galgo: fue su padre quien debió de sembrar la primera semilla de la vocación. Al fin y al cabo, antes de reconducir su carrera hacia los terrenos del márketing y la producción musical, Dukagjin Lipa era uno de los miembros principales de Kosovar Oda, una de las mejores bandas albanesas de todos los tiempos.
Hubo un agrio regreso a Kosovo en mitad de su infancia, obligada por el pater familias. Fue a los 11 años, justo cuando la región alcanzaba por fin su independencia. Dua no estaba satisfecha con esta vuelta forzosa a los orígenes familiares y logró convencer a su padre para que le permitiera regresar a Londres, y allí, intentar entrar en la industria de la música. Solo tenía quince años. La ciudad la recibió con su mandíbula trituradora, y como ella misma ha contado en diversas entrevistas con cierta distancia cómica, antes de ser conocida siguió la senda pautada de todos los músicos que sueñan con conquistar al público: tarde solitarias en habitaciones frías y curros precarios repartiendo flyers y esculpiendo las relaciones públicas en las discotecas de Londres.,
Sobre sus orígenes, la cantante se ha pronunciado muchas veces en sus redes sociales. “Se puede sacar a la niña fuera de Kosovo, pero no se puede sacar Kosovo de la niña”, dijo en una ocasión en Twitter. El vínculo con su territorio familiar sigue presente muchos años después. De hecho, la cantante creó una fundación benéfica llamada Sunny Hill, centrada en conseguir fondos para ayudar a los jóvenes de la región. “Espero que este sea el comienzo de un trabajo de larga vida para el futuro del arte, la cultura y la juventud de Kosovo”
Es previsible que Dua Lipa siga arrollándonos con éxitos nuevos, a tenor de lo que hemos podido ver en 2020. Es un auténtico obús. Seis nominaciones a los Grammy con ‘Future Nostalgia’, en las categorías de canción del año, mejor álbum vocal y mejor interpretación individual. Ya ganó en 2019. En los Brit Awars de 2021 fue la reina absoluta, y la revista Time la incluyó en Time100 Next, su lista anual de las personalidades más influyentes, las que definirán el futuro de la humanidad en sus respectivos campos.
Imposible olvidar, además, ‘Prisioner’, ese dueto a sangre y fuego junto a Miley Cyrus que puso a medio mundo con los ojos en blanco, con una pieza a medio camino entre la provocación fascinadora, el odio al exnovio típico y la certeza de que vendrán muchas más bombas como esta en el futuro. Hay Dua para rato. Esa voz no te la acabas.