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¿Podría Rigoberta Bandini sacarse un pecho en Eurovisión?

“No sé por qué dan tanto miedo nuestras tetas”, canta Rigoberta Bandini, una de las favoritas para representar a España en el Festival de Eurovisión este año. Su canción ‘Ay mamá’ acumula más de tres millones de escuchas entre Spotify y YouTube, y el concierto donde la presentaba en directo por primera vez se ha hecho viral. En él, tanto Rigoberta como su corista se descubren el torso para enseñar, efectivamente, un pecho “al puro estilo Delacroix”. Ella está dispuesta pero, ¿podría ocurrir lo mismo en Turín?

Las normas de Eurovisión

Desde que Sandie Shaw se llevara la victoria en 1967 (un año antes que Massiel) actuando descalza, el vestuario de los y las cantantes que participan en Eurovisión ha ido reduciéndose. Minifaldas, escotes y torsos masculinos al aire son una presencia más que habitual en el certamen, pero ir más allá con toda seguridad no sería permitido por parte de la organización. En 2016, el representante bielorruso IVAN quiso actuar desnudo y se lo prohibieron, aunque sí pudo proyectar unas imágenes sin ropa al principio de la actuación, desde un ángulo pudoroso.

El cuerpo femenino, con todo, está sujeto a unas reglas más estrictas que el masculino. La mirada patriarcal dicta que ellos puedan mostrar buena parte del cuerpo (Måneskin es el ejemplo más reciente), mientras que ellas deben ajustarse al público ‘familiar’ del formato. A pesar de ello, ha habido algunos momentos muy recordados en torno a qué se enseña y qué no, como las escotadísimas y sensuales bailarinas polacas de 2014 o el momento, en 1985, en que la presentadora belga Lill Linfors hizo un gag en el que se le rompía la falda y se quedaba en ropa interior, para después revelar que la blusa que llevaba eran un vestido entero.

Teniendo en cuenta que cada actuación del festival se ensaya hasta la extenuación, desde los movimientos del cantante hasta la realización televisiva (qué se enfoca y desde dónde en cada momento), si Rigoberta Bandini u otra artista quisiera mostrar un pecho, tendría que hacerlo sin previo aviso. Si eso ocurre y la televisión pública italiana RAI –al mando de la retransmisión de este 2022– decide ocultarlo, tendría que reaccionar muy rápidamente. Con toda probabilidad, sería imposible que la realización cortara a tiempo el plano.

La cantante, eso sí, podría enfrentarse a una sanción por incumplimiento de las reglas. La más drástica sería la descalificación, pero también podría aplicársele una reducción de puntos, incluso una vez finalizado el certamen, en los días siguientes. Así las cosas, parece decidido que la catalana optará por una forma artística de incluir los pechos femeninos en su actuación que, llegado el caso, el festival debería aprobar con anterioridad a la cita en Turín.

¿Entendería Europa el mensaje feminista de Rigoberta Bandini si acaba representándonos? Los comentaristas de cada país reciben un dossier confeccionado con la información de las televisiones que participan, por lo que el sentido de la canción se podría explicar en la introducción. Además, si la actuación en sí y la escenografía acompañan, la reivindicación del cuerpo femenino y la crítica a la mirada patriarcal que lo sexualiza podrían quedar muy claras aunque no se muestren tetas reales.

Algunas actuaciones transgresoras en Eurovisión

El certamen de 2021 reunió a 183 millones a través de la televisión, y en internet usuarios de 234 países se conectaron en algún momento. Con un público de procedencia y mentalidad tan variadas, muchas veces el festival a servido para dar visibilidad a realidades que de otra manera no llegan a muchas personas. De manera muy significativa, las identidades LGTBIQ+ han han estado muy presentes en una cita fundamental para muchas personas del colectivo.

Desde 1961, cuando Jean-Claude Pascal ganó representando a Luxemburgo con una canción que –confirmó años después– hablaba de un romance homosexual; pasando por las victorias de Dana Internacional en 1998, mujer trans visible ya entonces, y Conchita Wurst, artista no binaria y VIH positiva, en 2014; y llegando hasta los andróginos y provocadores Måneskin, Eurovisión ha servido de altavoz para personas cuya identidad sexoafectiva ha hecho que sean censurados en países conservadores. De hecho, la televisión turca acabó por abandonar Eurovisión tras imágenes como el beso lésbico de Finlandia en 2013.

Las reivindicaciones políticas también ha sido frecuentes. El año pasado, Bielorrusia fue descalificada porque su tema incluía insultos a la oposición política del país. La representante ucraniana Jamala ganó en 2016 con una canción sobre la expulsión de los tártaros de Crimea en 1944, con un estribillo en ese idioma. Georgia se fue del certamen en 2009, tras la guerra con Rusia, después de que le pidieran retirar su tema llamado 'We don't wanna PUT IN'. Líbano no llegó a estrenarse en 2005 porque su legislación implicaba silenciar a la delegación israelí… la lista continúa.

De una u otra manera, si ‘Ay mamá’ suena en Eurovisión, servirá para abrir un debate sobre la sexualización del pecho femenino, sobre todo en el momento de la lactancia. Teniendo en cuenta que es un debate incluso en los países más avanzados, si Rigoberta Bandini logra lanzar su mensaje al mundo ya será una victoria, independientemente de los puntos que consiga.