Hace apenas mes y meduo, el cantante argentino Paulo Londra sorprendía a su comunidad de seguidorxs con ‘Chance’, un regreso por todo lo alto al mundo de la música. En los últimos dos años, su desaparición del panorama había suscitado todo tipo de rumores en torno a las razones que lo llevaron a apartarse de la escena sin dar demasiadas explicaciones, dejando tras de sí un reguero de frustración y dolor.
Esta desaparición se ha vivido en paralelo a la decepción de sus fans, que esperaban nuevos temas del argentino dese hace tiempo y han tenido que conformarse con un larguísimo silencio. Por suerte, hace escasas semanas también se ha liberado la sesión nº 23 con Bizarrap, que no habíamos podido escuchar hasta ahora. ¡Nos moríamos de ganas!
El rapero fue una de las revelaciones de 2016 y lleva más de cien millones de reproducciones de algunos de sus temas más famosos. Era de esperar que todo le fuera bien y el éxito le sonriera, pero no ha sido así en absoluto en ciertos aspectos profesionales.
Pero, ¿cómo fue la estafa que sufrió a manos de sus productores? ¿Cuáles fueron sus razones para abandonar temporalmente la escena musical? Te las contamos.
Los contratos los carga el diablo. Hay que leer y releer con lupa, rastrear la letra pequeña y contar con cualquier mínimo giro de los acontecimientos que pudiera darse si se firma un papel que te ata, y bien atado, a unas condiciones laborales envenenadas. Este, al parecer, fue el error de Paulo en 2019, el día que firmó su primer acuerdo discográfico con Big Ligas.
La relación nació tres años antes, en 2016 cuando el argentino empezó a grabar sus primeras canciones. Conoció a sus productores en 2016 a través de la plataforma Youtube e incluso se arriesgó a viajar a Colombia para dar sus primeros conciertos de freestyle. De esa época nació una de sus canciones más conocidas: ‘Condenado para el millón’ y una relación profesional de amistad con Ovy On The Drums (Daniel Oviedo) y Kristo (jefe de la discográfica) que se truncó cuando estos idearon una estratagema para engañarle y hacerle firmar un contrato abusivo.
Pero, ¿cuál fue el motivo por el que el argentino ha mantenido una guerra abierta con su productora durante estos últimos tres años?
Todo se debe a una simulación orquestada por los responsables de la productora. Londra explica que la situación se dio en un ambiente de confianza, y que por ese motivo no sospechó nada de lo que estaba a punto de pasar: una auténtica crucifixión laboral con el que sus supuestos amigos secuestrarían, nunca mejor dicho, su voz.
“Kristo vino con unas fotocopias, una lapicera cara y un filmaker, y me dijo que íbamos a hacer un video para subir a las redes y entonces nos hizo ponernos de espalda y me dijo que firme unas fotocopias mientras nos filmaban. Pensé que era un simple video y nunca pensé que eso fuese un contrato el cual hagan valer de esa forma tan engañosa”.
El contrato que Londra firmó bajo coacción y engaño cedía en exclusiva el uso de su voz y le arrebató cualquier posibilidad de crear un tema propio sin el consentimiento de su discográfica. Sobre la fe en su trabajo y la confianza que depositó en los que entonces consideraba sus amigos, el argentino explica que la buena relación le llevó a fiarse y a no cuestionar el proceso. Rechazó otros contratos cuando sus "amigos" y productores le convencieron de que lo mejor para él era seguir en la discográfica que lo había apoyado. “Estaba entusiasmado, pensé que todo lo mejor posible estaba por venir... Hice música como un loco. Podía hacer hasta 6 temas por día, todo gracias a esta disciplina que tenía del freestyle”.
Según contó Londra en un comunicado para explicar su limbo legal y la muerte profesional en vida (hasta que ha conseguido escapar de las garras de sus estafadoras), Ovy (Daniel) en persona le aseguró que ese contrato se podía revisar cuantas veces quisiera. Más tarde, llegó la realidad con su golpe helado: los abogados.
“Se presentaron por videollamada Stephanie Chopurian y Matt Greenberg” cuenta. “Me explicaron sobre números que nunca entendí y sobre un contrato que es difícil de entender hasta para un abogado. La explicación fue tan corta que solo duró una media hora, no podía y no quería aceptar que me habían hecho firmar algo sin ver, sin un letrado a mi lado, y sin posibilidad de analizarlo con alguien cercano mío […] Me sentía burlado por dos que siempre se complotaban para que mi opinión no cuente, y tuve que pedir ayuda. Siempre querían aparecer en los videos, siempre me decían qué decir, yo no podía decidir nada”.
El freestyler argentino ha litigado durante estos últimos años en Estados Unidos hasta que un juez lo ha liberado por fin del grillete que su discográfica le impuso y ha conseguido firmar un nuevo contrato con Warner Music.