Raffaella Carrà llegó a España en 1975, poco después de la muerte de Franco, y puso todo patas arriba: con su habitual alegría, su característica sonrisa, su afán por entretener y su ombligo al aire demostró a un país que salía de un largo período gris que era posible ver el mundo de otra manera. "Un poquito de alegría no daña a nadie", decía la italiana, que pronto conquistó a los españoles y nuestro país también la enamoró a ella. "Mi segunda patria", solía decir la polifacética artista de España.
Por eso, ahora toda España llora su muerte, al igual que hacen varios países de Latinoamérica en los que la cantante también triunfó (como Chile, Argentina o Perú) y su Italia natal, donde ha muerto a los 78 años después de "una larga enfermedad que se pegó a su cuerpo pequeño pero lleno de desbordante energía", según ha explicado a través de un breve comunicado su pareja, Sergio Japino.
Muchos seguidores de la artista no podían creer la noticia y es que Raffaella había decidido mantener su enfermedad en secreto, por lo que fans de distintos países se han quedado impactados al saber que tenían que decir adiós sin esperarlo a un icono y que les había descubierto un mundo nuevo gracias a los mensajes de sus canciones, a sus discursos y a su manera de vestir y moverse por el escenario.
Raffaella se va, pero se quedan en la memoria colectiva esos mensajes en los que abogada por la liberación femenina y en los que apoyaba al colectivo LGTBI en una época, la de los años 70, muy distinta a la de ahora, donde no eran muchas las artistas que se posicionaban tan abiertamente sobre estos temas. La italiana lo hizo y se convirtió en un referente y ahora son muchos los que le dan las gracias a modo de homenaje póstumo a través de las redes sociales.
La italiana debutó muy joven en el cine, pero se dio cuenta que la interpretación no era lo que más le gustaba y se decantó por el mundo de la canción y de ahí dio el salto a ser presentadora de televisión. Dos ámbitos en los que brilló y gracias a los cuales pudo dejar valiosos consejos a varias generaciones a través de sus canciones y discursos en prime time.
Se definía como una mujer que quería "ser libre", declaró que nunca se casó para no ser "la chica del jefe", reivindicó los derechos del colectivo LGTBI y estuvo al lado de los trabajadores. "Siempre voto comunista", contó en Interviú. Sus letras y su ombligo al aire a principios de los 70 en la televisión italiana hicieron que el Vaticano la censurase, pero nada detuvo a la Carrà.
En sus canciones lanzó poderosos mensajes y aprovechó para reivindicar la libertad de las mujeres para pensar, vestir y actuar como deseasen. En 'Hay que venir al sur', la artista cantaba a la libertad sexual y afirmaba que lo primordial es no sentirse presionado para hacer nada que uno quiera ni para estar con alguien que no desees: "Lo importante es que lo hagas con quien quieras tú".
En '53/53/456', la cantante parece hablar sobre la masturbación femenina, año en el que se lanzó el tema: "Mi dedo está enrojecido de tanto marcar, se mueve solo, sobre mi cuerpo, y marca sin parar: 5-3 /5-3/ 4-5-6. Ya no vengas, que aquí no hay nada que hacer. Sin ti aprendí que hay muchas formas de poder vivir".
En 'Qué dolor', Raffaella anima a una amiga a que no tolere de buena gana una infidelidad por parte de su marido: "Mi amiga, a su marido, desde ese día le encarga de la casa, lava la ropa, se va a la compra, y a mediodía prepara la comida, después la espera, pero mi amiga regresa tarde, cuando le viene en gana, desde esa tarde que estaba tan mal y su marido la quiso engañar".
Y en 'Lucas', la Carrà hablaba sobre una relación entre dos hombres: "Una tarde desde mi ventana, le vi abrazado a un desconocido, no sé quién era, tal vez un viejo amigo". La canción se convirtió en un himno para el colectivo y demostró que la italiana no tenía pelos en la lengua al atreverse a cantar este tema en 1978.
Por sus letras y su valentía, muchos han querido darle las gracias a la italiana a través de las redes sociales. "Raffaella no solo es presentadora, cantante y vedette. Es un icono de muchas generaciones con una forma muy especial y cercana de ver la TV. Por eso la conexión con ella es ÚNICA", comentaba un fan en Twitter. "Se va el icono de la liberación femenina, de las luchas LGBT, y quién nos enseñó la importancia de ejercer nuestro derecho al placer. Explota mi corazón", comentaba otro tuitero.
También ha habido muchos que han querido recordar cómo hizo felices y cómo les ayudó ver a la Carrà en sus televisores durante tantos años. "Yo escuchaba desde muy pequeña sus canciones y disfrutaba mucho [...] 'Hay que venir al sur' fue una de las primeras canciones con las que me creía drag y cantaba a todo pulmón haciendo la coreografía", ha explicado una chica en Twitter. "Realmente aprendí mucho de ella y me va a seguir inspirando, siempre hay que ser un espíritu libre y divertirse con lo que se hace", comentaba un chico en la misma red social.