La noticia de la adolescente madrileña que se cayó por una claraboya de una azotea mientras se hacía un selfie nos ha dejado en shock. Tenía tan solo 14 años y había acudido junto a sus amigas a un edificio para hacerse unas fotos cuando se apoyó en la superficie de plástico, que cedió, y cayó desde una altura de diez pisos.
Lo cierto es que cada poco tiempo nos encontramos con una noticia parecida. Hace apenas dos meses, en Yasss nos hacíamos eco del trágico accidente de una influencer y modelo británica que murió en circunstancias parecidas, aunque esta vez el espacio era un acantilado.
Eso nos hace preguntarnos: ¿realmente merece la pena correr el riesgo por tener la mejor foto? Las circunstancias son diferentes. Mientras que la chica de 14 años muerta en Madrid ya conocía el espacio y se había hecho fotos ahí con anterioridad, tal y como informa el mundo, ya que se trataba de la azotea de la casa de su abuela, la modelo era una turista que sufrió un accidente porque quiso acercarse al borde del precipicio de 30 metros a pesar de las señales que advertían del peligro a los turistas.
Un grupo de investigación de la All India Institute of Medical Sciences de Nueva Delhi publicó en el año 2018 un estudio que recogía todos los casos conocidos hasta el momento de muertes de personas mientras se hacían un selfie.
Las conclusiones no eran nada esperanzadoras entonces, y ahora que han pasado casi dos años después de que los datos salieran a la luz podemos decir que tampoco se equivocaban. Los investigadores analizaron los datos y vieron que cada año, desde 2011 que empezó el registro de muertes por selfie o killfies hasta 2018, el número de accidentes y de muertes aumentaba año a año. Por este motivo, proponían que se señalizasen ciertas zonas como "áreas sin selfies" para evitar muertes por accidentes en acantilados o precipicios.
Sin embargo, que se conozcan este tipo de noticias como la de la adolescente madrileña o la modelo británica parece que no disuade a la gente de poner en riesgo su vida por una fotografía.
KillfiesEn 2015 las estadísticas revelaron un dato muy curioso: ya era más probable morir mientras te hacías un selfie que por un ataque de un tiburón.
Entre 2011 y 2018, los investigadores de la All India Institute of Medical Sciences de Nueva Delhi contabilizaron un total de 259 mueres por killfie. La causa más común de la muerte había sido ahogamiento, 70 de las 259 muertes habían sido de personas que se cayeron al agua mientras intentaban hacerse una foto y no pudieron ser rescatadas a tiempo.
La mayoría de los muertos por selfie tenían entre 10 y cuarenta años; y el 72.5% de los muertos por selfie eran hombres. Las redes sociales y la confianza extrema en uno mismo y en las capacidades físicas tienen mucho que ver en que sean los más jóvenes los que más se arriesgan por una buena foto.
Aunque no se han vuelto a publicar datos oficiales y totales, en 2020 ya se han registrado tres mueres por selfie, contando el caso de la adolescente madrileña: uno en Colombia, en el que murió una mujer de 29 años haciéndose una foto junto a una cascada, el de la modelo británica en Australia y el de la chica de 14 años en Madrid.