El auge de los videojuegos ha traído consigo cosas buenísimas, pero también algunas que no lo son tanto. Y es que, por primera vez se ha dado el primer caso clínico en el mundo de un menor que tuvo que ser hospitalizado durante dos meses por el abuso de videojuegos, según ha podido saber Europa Press.
Según un estudio de la Universidad Abierta de Cataluña, pasar tiempo jugando en el ordenador es muy beneficioso para el cerebro. Al parecer, jugar con ellos mejora los diferentes tipos de atención y aumentan las habilidades visuoespaciales. Además, mejoran la interacción y la psicomotricidad e, incluso, ayudan a familiarizarse con otros idiomas. Sin embargo, estos juegos no son siempre beneficiosos, ya que crean adicción.
En este caso, la primera hospitalización del menor ha tenido lugar en la provincia de Castellón y ha sido un equipo del Hospital Provincial de Castellón, la Universitat Jaume I y el Hospital General Universitario el que ha hecho público este estudio.
Este ha sido el primer caso de hospitalización, pero lo más seguro es que no sea el único, es por eso que los especialistas implicados en el estudio advierten sobre la necesidad de prestar atención a los comportamientos de los menores entre los que se ha extendido el uso de los videojuegos dada "la precocidad creciente en su consumo", especialmente por "la falta de maduración en las funciones ejecutivas y cognitivas durante la adolescencia".
Cuando los médicos decidieron hospitalizar al paciente durante dos meses, este tenía una grave adicción comportamental al videojuego de Fortnite, además de que se había aislado en su domicilio, rechazaba las interacciones sociales con negación a acudir a servicios sanitarios, se mostraba inflexible con el personal persistente, el interés por su entorno era muy escaso y muy selectivo en sus gustos y con actividades restrictivas. Además, presentaba alteraciones en el desempeño de las actividades básicas de la vida diaria, en la toma del tratamiento prescrito en el hospital de día y en el ritmo de sueño.
Según ha informado la familia, el menor tenía un muy alto rendimiento académico antes de empezar a jugar a Fortnite. No obstante, desde el inicio del curso escolar (2020-2021) la familia había observado un mayor absentismo escolar, ruptura de los horarios de descanso y desvinculación del ritmo del curso coincidiendo con un cambio de clase. Tras la evaluación, los profesionales le plantearon que la adicción a los videojuegos actúa como reguladora del intenso malestar por la pérdida de un familiar, un acontecimiento al que se tuvo que enfrentar durante el periodo de adicción, y por la ansiedad derivada del aumento del nivel de exigencia en el contexto educativo.
En cuanto al tratamiento, ha sido necesario un abordaje intensivo multidisciplinar, desde un enfoque cognitivo conductual, trabajando tanto con el paciente como con su familia y, a la vez, la implementación de estrategias de intervención como reestructuración cognitiva, desarrollo de habilidades personales, manejo de contingencias y establecimiento de pautas a diario.
Gracias a este tratamiento, el menor ha sido capaz de “apreciar las repercusiones que el uso del videojuego estaba teniendo en su vida diaria".
Según las conclusiones que se han extraído de la investigación, las estrategias de prevención aconsejan la necesidad de supervisión del uso que realizan los menores de las pantallas "estableciendo límites claros y bien definidos" y "fomentando la práctica de otras fuentes de satisfacción".
Además, también apuestan por la creación de espacios de interacción familiar para disfrutar de actividades en grupo y la restricción de los dispositivos en las habitaciones de los menores.