Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 están siendo históricos por muchas razones. Una de ellas, la participación de la deportista Laurel Hubbard en halterofilia. Y es que se trata de la primera mujer trans que ha competido jamás en unos JJOO. Aunque su participación fue corta, ya que fue descalificada en la prueba de +87kg, ella ya ha hecho historia.
Parece que los nervios la traicionaron. Y es que su participación había generado muchísima expectación y, al parecer, la sala estaba llena y todos los focos apuntaban a ella, para poder captar la fotografía o el vídeo que la inmortalizarían para el resto de su vida. En los tres intentos de levantar peso cometió errores que terminaron por descalificarla. Aún así, el público la despidió con un aplauso. Y Laurel abandonó la sala sin querer pararse a atender a la prensa, pronunciando solo unas pocas palabras: "No soy del todo ajena a la polémica que rodea a mi participación en estos Juegos”.
Tan solo unos minutos han sido necesarios para lograr un antes y un después en unos Juegos Olímpicos. Laurel Hubbard nació en 1978 en Nueva Zelanda, y a los 34 años comenzó su proceso de transición para vivir su vida como mujer trans. Antes de transicionar ya competía en halterofilia entre hombres, consiguiendo récords juveniles en la categoría +105kg.
Ahora, y tras su paso por los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, ha anunciado que se retira de su carrera deportiva, a los 43 años de edad. "Somos humanos y, como tal, espero que con sólo estar aquí sea suficiente", recogió la agencia de noticias japonesa Kyodo.
Hubbard acudió a Tokio 2020 con el apoyo tanto de Federación Internacional de Halterofilia como de la jefa del Comité Olímpico de Nueva Zelanda, pero, aún así, su participación ha generado polémica y debate sobre si las mujeres trans como ella deberían competir contra mujeres cis.
Anna van Bellinghen, deportista de halterofilia de Bélgica, declaró que le parecía "una broma de mal gusto" la participación de Hubbard. “Le deseo todo lo mejor, por supuesto, pero es necesario que investiguen más y que hagan más pruebas científicas. Deben hablar con nosotras, las deportistas”, dijo a la prensa.
Lo cierto es que Hubbard cumple con todos los requisitos marcados por el COI, que cambió la normativa en 2016, exigiendo a las participantes en esta prueba que se declarasen mujeres, sin necesidad de estar operadas, y que su nivel de testosterona en sangre no superase los 10 nanogramos por mililitro.
"Veo los Juegos Olímpicos como una celebración global de nuestras esperanzas, ideales y valores, y me gustaría agradecer al COI su compromiso de hacer que el deporte sea inclusivo y accesible", había declarado anteriormente.
Si hace unos días se criticaban los comentarios gordófobos sobre el cuerpo de un nadador olímpico, la participación de Laurel Hubbard no ha pasado desapercibida tampoco en las redes sociales, donde se ha reabierto el debate transfóbico. Mientras que unas personas celebran su participación y la ven como una demostración de que sí puede existir una competición justa entre mujeres trans y cis, otras personas critican que se haya permitido participar a alguien como ella. Algunas, incluso, creen que "hizo trampa" en los Juegos Olímpicos para poder ganar más fácilmente.