Suele producirse en diversas situaciones: en la calle, en el trabajo, en los centros de estudio, cuando se trata de llamadas telefónicas (stalking) que tienen una carga sexual obscena, amenazante y deliberada o ahora también en Internet o por las redes con propuestas subidas de tono injustificadas.
También se habla de acoso sexual en referencia a todos los comentarios sobre el aspecto, partes del cuerpo u orientación, así como la difusión de rumores o cotilleos de carácter sexual que buscan la presión y, en definitiva, el querer intimidar a alguien.
Se podría decir que el acoso sexual en mujeres está en casi todas partes tal como se desprende de las últimas cifras de la Macroencuesta de Violencia sobre la Mujer 2019. El dato aquí es demoledor: el 60,5% de las mujeres de 16 a 24 años han sufrido acoso sexual y 3 de cada 4 (75,2%) afirman que el acoso sexual no ha sido aislado, se ha repetido más de una vez en el tiempo.
Esto, ¿qué quiere decir? Que de una forma u otra las jóvenes han asistido a situaciones humillantes e intimidatorias en las que de algún modo se les ha pedido favores sexuales y esas no son las únicas conclusiones que se sacan de estas 9.568 entrevistas que se han hecho a mujeres mayores de 16 años para conocer la incidencia de violencias machistas en España.
En este extenso informe elaborado por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género en colaboración con el Centro de Investigaciones Sociológicas se ha abordado todo tipo de violencias que afectan a las mujeres, haciendo especial hincapié en la violencia sexual. Las conclusiones que se han extraído dejan unas cifras alarmantes y la realidad de que esto no son hechos aislados, resulta por mucho que pese, parte de su vida cotidiana.
Acerca de falsos mitos, de las principales causas por las que no se denuncia y de las consecuencias en las víctimas son algunos de los puntos que se han puesto sobre la mesa tras recabar los datos de esta Macroencuesta. En total, 11 millones de mujeres han sufrido violencias machistas en España (53,7%) que comprenden desde agresiones físicas, malos tratos psicológicos, agresiones sexuales y acoso.
Esto último se dispara en el rango de edad de entre los 16 y los 24 años solo que no se es consciente de ello hasta que ahora se han dado algunos datos por la invisibilidad y el silencio con el que se tratan estos temas. El informe refleja que hablar de violencia sexual no es algo que se haga abiertamente y que el motivo de "la vergüenza" (40,3%) y "el temor a no ser creída" (36,5%) son los que tienen principal peso. De ahí que sea algo tristemente muy común tal como han compartido de manera anónima en esta encuesta, pero que luego trasladado al día a día no se vea reflejado porque solo el 8% de las víctimas denuncia.
También se ha constatado que no solo el silencio es la forma habitual de abordar la violencia sufrida, sino que el 84% de las víctimas ni siquiera busca ayuda profesional para superarlo, aunque sí sean conscientes de que tanto el acoso, el abuso como la violencia física son delitos que conllevan penas de cárcel.
La cultura de lo normal está enraizada en todas las sociedades. ¿Por qué con un informe en la mano se desatan todas las alarmas y en los comportamientos que a veces se ven a diario no se repara y menos se denuncian? A pesar de que la violación es lo que tiene mayor repercusión, no resulta lo más común respecto a otras agresiones sexuales.
El acoso sexual está más presente solo que pasa desapercibido en la sociedad porque desgraciadamente, muchos comportamientos se han aceptado desde el principio, tales como los piropos, los chistes y determinados consejos y se han integrado en la cultura del callar y el aceptar.
De esta forma esas frases subidas de tono o los mismos tocamientos que forman parte del acoso sexual "se les ha ido quitando importancia porque no suelen dejar secuelas físicas visibles", tal como destaca la psicóloga Marina Pinilla pero no sirve de nada mirar para otro lado o creer que esto no afectará al plano psicológico o emocional.
Cuando un colega manda al grupo de WhatsApp una foto de su ex desnuda, cuando en el trabajo están acosando a una compañera o en el metro un hombre le toca el culo a una adolescente, todos ellos son ejemplos de acoso sexual y de situaciones machistas y está en la mano de cada una que se pongan fin a esos delitos.