En España, beber en la calle es ilegal. Puedes hacerlo en la terraza de un bar, porque el terreno que ocupa esa terraza en la plaza de tu barrio no es público, la empresa está pagando unos impuestos para que tú bebas tranquilamente aunque sean las 2 de la mañana. Lo que pasa es que beberse una copa en una terraza es caro. Por eso muchos jóvenes hacían botellones: porque querían salir, relacionarse con sus amigos, pero no tenían tanto dinero como para estar durante horas consumiendo en un local. Lo que no nos esperábamos es que algunas personas, la mayoría jóvenes, improvisaran pequeños botellones durante el primer fin de semana de desconfinamiento.

Hemos vivido una situación sin precedentes: debido a la crisis sanitaria del coronavirus, hemos tenido que estar encerrados en nuestra casa durante más de 50 días. Ha sido duro, ha sido difícil y a pesar de que lo hemos hecho lo mejor que hemos podido o sabido, han muerto más de 25.000 personas en España a causa de las complicaciones del COVID-19.

Aunque el confinamiento estricto ha terminado, el estado de alarma continua. Para que las fases del desconfinamiento anunciadas el pasado 28 de abril puedan ser llevadas a cabo es necesario que el estado de alarma, que permite controlar la libertad de movimiento de los ciudadanos, siga adelante y garantice que vamos poquito a poco y en cualquier momento podemos dar marcha atrás.

Hoy, lunes 4 de mayo, acaba de comenzar la fase 0 de a desescalada, pero el pasado fin de semana, puente del 1 de mayo, aún estábamos en la fase previa. La parte más importante de la fase previa era el permiso para salir a la calle a los mayores de 14 años, que podían hacerlo de 6 a 10 de la mañana o de 8 a 11 de la noche. Las normas eran muy claras: si sales a hacer deporte, tienes que ir tú solo, y si sales a dar un paseo, puedes ir con una persona con la que vivas.

Algunos vieron aquí una oportunidad para juntarse en la plaza con sus colegas o con sus vecinos, porque si cada uno estaba en una esquina bebiéndose su cervecita y manteniendo la distancia de seguridad no pasaría nada, ¿verdad?

Pues sí pasó y se montaron pequeños botellones en algunos rinconces de Madrid. Lo que ha pasado es que algunas personas no vieron o no quisieron ver que el estado de alarma y sus medidas excepcionales seguían en pie. O quizás se relajaron demasiado pensando "bueno, pues ya pasó, ya podemos volver a salir como antes" sin tener en cuenta que todavía no hemos pasado nada y que el peligro a un nuevo repunte está ahí. Tal y como informó TeleMadrid, según fuentes policiales fueron los propios vecinos los que avisaron a la Policía Municipal, que intervino en unos 70 botellones durante todo el fin de semana pasado solo en la capital española.

Las personas identificadas se enfrentan a dos multas, una por beber alcohol en la calle y otra por saltarse el estado de alarma. En total, unos 1.000 euros para cada persona sancionada.

Es muy fácil juzgar a los demás sin tener en cuenta la situación personal de cada persona que se saltó las normas. Los jóvenes han sufrido también las consecuencias del confinamiento, pero consecuencias más silenciosas, como la ansiedad, la apatía, la soledad, el miedo a volver a salir de la calle, o la incertidumbre sobre sus estudios y su curso académico.

Seguro que muchos de ellos, ante el fin del confinamiento, pensaron en volver a quedar con sus amigos, volver a salir de fiesta o volver a hacer botellón como vía de escape a estas largas semanas en casa. Pero fueron una pequeña parte los que realmente se saltaron las normas. Pusieron por delante sus intereses personales a los colectivos, y actuaron de manera muy poco solidaria con el resto de personas que, seguro, tenían los mismos deseos que ellos pero supieron contenerse.

Por otro lado, la fase previa del desconfinamiento para adultos fue a coincidir con el 2 de mayo, día de la Comunidad de Madrid y fiesta del barrio de Malasaña. También en la conocida Plaza del 2 de mayo se reunieron varios jóvenes e incluso se formaron pequeñas fiestas en algunas calles cercanas.

Nos gustaría pensar que esto ha sido fruto de no pararse a pensar en la realidad que tenemos ahora y dejarse llevar por las ganas de que todo vuelva a ser como antes y no volveremos a ver este tipo de conductas durante la fase 0 del desconfinamiento.

Es perfectamente comprensible que, después de cincuenta días encerrado en tu casa, tengas unas ganas de darlo todo que no puedes aguantarte más. Pero tú también tendrás que comprender que estamos en una situación extraordinaria, luchando contra un virus que está matando a la gente. Y que del mismo modo que no hay que obsesionarse demasiado, tampoco conviene relajarse y hacer como si nada.

Si sientes que necesitas salir o hacer algo extraordinario para celebrar el comienzo de la desescalada, estas son algunas de las cosas que sí puedes hacer: salir a dar un paseo y visitar algún sitio bonito que te apetezca mucho, como un mirador o un monumento; hacer deporte al aire libre, que va genial para reducir la ansiedad; dar una vuelta con la bici (en algunas ciudades españolas están disponibles los puntos de alquiler de bicicletas) o con patines; pide tu comida favorita a alguno de los restaurantes de tu barrio, que ya van volviendo poco a poco a ofrecer sus servicios a domicilio; y si lo que te apetece es tomarte una copita... ¡telebotellón! Llama a tus amigos y tomáosla juntos a través de aplicaciones de videollamada. Y si lo que a ti te van son los planes culturales, el D'A Film Festival ha decidido seguir adelante con su celebración, y todas las películas están disponibles en Filmin hasta el 10 de mayo.