Arriba la hormona de la felicidad: aumentar los niveles de serotonina hará más fácil el confinamiento
Los niveles bajos de serotonina están asociados a la depresión y ansiedad
Se puede aumentar la serotonina en sangre con una dieta específica
Se supone que la serotonina es nuestra amiga, la ‘hormona de la felicidad’, el neurotransmisor que ayuda a la comunicación de las células nerviosas y que nos ayuda a salir de la cama cada mañana. Cuando sus niveles están altos todo es alegría y alboroto, bailes y verbenas. Pero, ahora que llevamos confinados más de 40 días, ¿acaso alguien sabe dónde está?
MÁS
A la serotonina se le atribuyen funciones como la regulación del apetito y la libido, intervenciones en las funciones de otros neurotransmisores, como la dopamina y la noradrenalina (fundamentales para el desarrollo de la ansiedad, la agresividad o el miedo) y un mantenimiento más o menos estable de nuestro estado de ánimo. En otras palabras, la falta de serotonina puede conducir a periodos de profunda tristeza o incluso depresión.
Y ahora viene lo bueno, ¿de dónde sacamos la serotonina? Pues, entre otras muchas cosas, de algunos alimentos, como los huevos, las pastas o las leguminosas, de la práctica de ejercicio y del ocio saludable. Las malas dietas y el estrés (prácticas bastante habituales estos días) son totalmente contraproducentes para nuestros niveles de serotonina. Si estos días te notas un poco triste y no encuentras una razón, quizás este neurotransmisor tenga mucho que ver, así que en Yasss nos hemos decidido a contarte los pros y contras de este bichito tan pequeño que nos puede desajustar todo, y algunos ‘tips’ para tratar de regularla.
De dónde viene, a dónde va
A la serotonina se la relaciona con el control de las emociones y nuestro estado de ánimo, como ya hemos dicho, pero también tiene otras funciones muy importantes en nuestro día a día. Si no la conoces, apréndete bien su nombre, porque se encarga de regular el apetito y darnos la sensación de saciedad (alimentos y sexo, vale para todo), de controlar la temperatura corporal y la actividad motora, la percepción y la función cognitiva y de regular la secreción de melatonina (una proteína muy relacionada con los ritmos circadianos y el sueño), entre otras. Vaya, que sin serotonina no vamos a ninguna parte.
Este neurotransmisor se conoce como ‘hormona de la felicidad’ porque, cuando aumentan sus niveles en los circuitos neuronales, se genera en nosotros una sensación de bienestar, relajación y satisfacción que mejora la concentración y la percepción de uno mismo (quién la pillase estos días). Los estudios demuestran la correlación, además, entre los niveles bajos de serotonina y los trastornos en la salud mental, como la depresión o el estrés. De hecho, los tratamientos más habituales para estos trastornos son inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, que actúan inhibiendo la reabsorción de esta hormona en el cerebro.
Pero, ojito, que no es oro todo lo que reluce. Varias investigaciones aseguran que uno de los efectos que la serotonina trae a nuestro cuerpo es la ansiedad, en versiones como la fobia social, cuando muestra niveles muy altos, y en el rostro del trastorno generalizado, cuando sus niveles son bajos. ¿Y cómo se explica esto? La respuesta podría estar en las modulaciones: estos estudios apuntan a que un desajuste en los niveles de la ‘hormona de la felicidad’ produce también desequilibrios en nuestro estado de ánimo, bien por exceso o por defecto. Sea como sea, conviene tenerla contenta para no sufrir demasiados altibajos.
¿Cómo sé si tengo la serotonina baja?
Hay un par de detalles que, aunque no son concluyentes, pueden invitarnos a pensar que nuestros niveles de serotonina no andan muy allá. Por ejemplo, ¿tienes mal humor por la mañana y somnolencia durante el día? Como hemos dicho, la serotonina y la melatonina van de la mano en nuestros sueños, así que estos síntomas pueden ser indicadores de que algo falla en su relación. Si notas desajustes en el deseo sexual, el apetito y el humor y, además, sientes que tu memoria y tu concentración han caído en picado, puede que tu cuerpo te esté pidiendo más serotonina en sangre.
Una de las formas más accesibles de aumentar los niveles de esta sustancia en el cuerpo es con una dieta rica en triptófanos, que incluya alimentos como los huevos, especialmente las yemas, las carnes (los animales más indicados son el pollo, el pavo y el conejo), las legumbres (sobre todo la soja, las alubias y las lentejas), los frutos secos y las semillas (entre ellos destacan las pipas de calabaza y girasol, así como los piñones, los pistachos y las almendras), el chocolate negro y los plátanos.
Lo cierto es que el estrés y las dietas con azúcares y harinas refinadas, tan habituales hoy en día, ayudan a que los niveles de serotonina caigan en picado. Hay que tener mucho cuidado con ellos y mejorar, en la medida lo posible, nuestra alimentación. El ejercicio también ayuda, especialmente aquellos que también ayudan a la relajación, como el yoga o el pilates.