Había mucha expectación. Ibai Llanos llevaba ya unas semanas hablando de que le gustaría hacer una retransmisión en directo que durase 24 horas, e incluso había prometido que si un tuit suyo llegaba a 200.000 me gusta se tatuaría durante esa misma retransmisión a Doraemon en directo. Nadie dudaba de que conseguiría su reto, e Ibai cumplió.
La fecha elegida fue el miércoles 2 de septiembre. ¿El plan? Un directo especial de 24 horas en el que no solo se tatuaría, sino que intervendrían todos sus compañeros de piso y habría sorpresas y regalos para los asistentes.
El directo empezó con una partida del videojuego del momento, Full Guys. Horas después, comenzó lo bueno: todos los participantes del directo fueron pasando por las manos del tatuador que trabajó en directo mientras una cámara recogía su trabajo a tiempo real. ¡Hasta que llegó el turno del propio Ibai!
Aunque ya había mostrado el diseño anteriormente, su reacción al ver que ahora llevaría para siempre grabado en la piel a Doraemon sujetando el logo de Twitch fue uno de los momentos más esperados del directo, y se produjo a las once horas de empezar.
Sí hubo tatuaje, pero el famoso creador de contenido de G2 no logró su otra promesa. Y es que, finalmente, el directo solo duró 16 horas (que tampoco está nada mal). Esta misma mañana, el vasco escribía en su cuenta de Twitter que acabó "totalmente fundido, llegamos a ser 115.000 personas en directo, récord de mi vida sin contar el torneo de LaLiga".
Ibai Llanos vuelve a demostrar lo que es capaz de hacer: entretener y dar contenido durante horas y horas. Su carisma y su sentido del humor enganchan, y día a día este creador ve cómo sus números crecen y bate records de audiencia.
Ibai Llanos ha compartido en su canal de Youtube un vídeo corto con una sesión de preguntas y respuestas "de chill" para contestar a sus seguidores. Habló de sus planes para 2021, de malas experiencias siendo famoso o cuántas horas al día le dedicaba al día al LOL: ¡10 o 12 al día!
También habló de su pasado y de cómo empezó su carrera profesional, de lo bueno y de lo malo. De los primeros contratos que tuvo y de sus ataques de pánico "dejaba de sentir los brazos y las piernas, sentía que me moría". Fueron unos momentos duros para él, yendo a muchos médicos hasta que descubrió que estaba sufriendo altos niveles de ansiedad por su trabajo: "Estaba desesperado, pensaba que nunca se me iba a pasar", relató. Por suerte para él, esa época ya pasó gracias al apoyo de sus amigos y el trabajo con una psicóloga.