La segunda oleada de la COVID-19 y todas las noticias de contagio y rebrotes que trae nos está recordando que no se puede bajar la guardia y que entre las recomendaciones de las autoridades está la de disminuir la actividad social, si se quiere evitar un nuevo confinamiento obligatorio. De esta forma el ocio y la vida de los bares termina en algunas ciudades como Madrid a las diez de la noche mientras que otras regiones como Cataluña han sido más drásticas y ante la alerta sanitaria han obligado a día de 16 de octubre, al cierre de bares y restaurantes durante dos semanas.

Cerca de 30.000 establecimientos son los que tendrán que echar el cierre hasta noviembre como medida impuesta por la Generalitat que ha sido calificada de "golpe durísimo" por parte de los hosteleros que sienten desánimo y miedo por si después de esto ya no pueden definitivamente volver a subir la persiana.

De nuevo haciendo malabares con las cuentas o al borde de no poder abrir más o con el agua al cuello es como se sienten los hosteleros en Cataluña. Sin embargo, en medio de este clima de angustia aparecen historias bonitas que merecen la pena ahora más que nunca ser contadas. Una de ellas es la que ha hecho pública Max, un usuario de Twitter (@maxmarcos) que ha regalado esperanza con esta nueva lección ciudadana tan aplaudida en las redes.

"¿Y ahora qué? Se me ha emborronado el teclado", ha sido la reacción general de todos los que han leído esta historia por su carga tan emotiva. Pero es que ante situaciones tan complicadas más se valoran los gestos de la gente de la calle y eso es lo que él ha conocido al hablar de lo que ha vivido su madre con un cliente de toda la vida de su bar. Este, con su gesto, ha hecho llorar a todos un poco porque ante el inminente cierre del local por el confinamiento durante unas semanas y sabiendo que esto es un duro golpe para la dueña, al igual que el resto de hosteleros, ha reaccionado de un modo muy solidario.

En un tiempo en el que no andamos sobrados de gestos de cariño y más se necesitan los detalles del vecino, eso es lo que ha hecho este cliente cuando a la hora de pagar su café habitual de las mañanas en el establecimiento entregó un billete a la madre de Max de 50 euros y no quiso coger el cambio.

¿Por qué no quiso la vuelta y mira que esta era mucha? Eso es lo que todos nos preguntamos y el motivo que ha dado este fiel cliente es lo que nos ha enternecido de verdad.

Según le ha contado a Max su madre, este café era todo un símbolo de lo que para este hombre supone el ir al bar todas las mañanas. Por todas las veces por las que no podrá tomárselo durante el cierre obligatorio por el confinamiento ha querido pagar y no coger la vuelta tal como le ha hecho saber a la dueña.

Ante este detallazo que ha mostrado la mejor cara ciudadana, las redes no han tardado en reaccionar y en valorar ese gesto. Todos querían elogiar la hazaña del cliente solidario y dejar claro que "todavía hay esperanza" gracias a estas historias que también está dejando el coronavirus.