Los talibanes siguen imponiendo su ley en Afganistán. Desde su vuelta al poder el pasado verano, el grupo terrorista aplica con dureza la sharia y este miércoles ha obligado a las niñas mayores de 11 años a quedarse en casa y no acudir al colegio. Pese a que el gobierno talibán prometió hace varias semanas que reabriría los centros educativos para chicas, a las pocas horas de ponerse en marcha este nueva medida se derogó y las estudiantes que habían llegado a entrar en el aula tuvieron que regresar a su hogar. Muchas de ellas, entre lágrimas.
'Mamá, no me dejaron entrar a la escuela. Dicen que a las niñas no se les permite', contaba una niña completamente devastada a su madre bajo la atenta mirada de una periodista de la BBC. Su desconsolada reacción ha dado la vuelta al mundo como símbolo de la opresión que el gobierno talibán ejerce sobre las adolescentes, a las que priva de un derecho tan fundamental como es la Educación.
"Desgarrador es un eufemismo. Están devastadas. Pensaron que podría tener una suerte diferente a la de sus madres. Me dicen que simplemente están en estado de shock. ¿Cuándo terminará esta pesadilla para ellas?, ha contado la periodista Yalda Hakim. Otra de las niñas afectadas pora esta decisión también se ha mostrado entristecida por la situación que está viviendo su generación. "Yo quiero ser doctora, pero ellos han cerrado hoy la puerta a la esperanza", ha dicho la niña.
El motivo que han aducido los talibanes para volver a cerrar las clases ha sido que buscan un uniforme femenino que "se ajuste a la sharía -ley islámica- y a la tradición afgana". Un extremo que pocos creen y consideran que se trata de una decisión sin vuelta atrás a corto plazo.
Los talibanes ya eliminaron toda la educación formal femenina de 1996 a 2001, cuando alcanzaron el poder en el país. Aunque el gobierno aseguró que se respetarían los derechos de las mujeres, lo cierto es que las medidas adoptadas en estos primeros meses han provocado una involución que sufre diariamente toda la población femenina, desprovista de derechos y garantías en una sociedad que las anula. Ya no pueden trabajar ni salir de casa sin la compañía de un familiar que sea varón y el futuro que les espera es más negro que nunca.