Que en China están preocupados por lo que afectan los videojuegos a los niños, eso ya lo sabíamos. No es muy nuevo. Pero que el país, considerado como uno de los mayores mercados de videojuegos del mundo, se ha puesto todavía más serio y ha puesto hasta un toque de queda, eso sí que nos ha pillado por sorpresa.
Porque esa es la nueva medida que ha adoptado China para acabar con esos vicios que se pegan durante muchísimas horas los jóvenes chinos. Prohibir los videojuegos más allá de las diez de la noche. En concreto, el veto de no coger el mando o encender una consola u ordenador se extenderá hasta las ocho de la mañana porque se entiende que la noche está para dormir y no estimularse con las pantallas. Así de rotunda ha sido esta última medida, que ya venía precedida de otras restricciones.
Lo que empezó siendo una regla para prevenir problemas de vista y una preocupación por los ojos de los niños y su rendimiento académico ha terminado siendo una guerra completa hacia el mundo de los videojuegos. El Gobierno lo primero que hizo fue limitar el número de lanzamientos y el control del número de juegos que estaban en el mercado. A partir de ahí las prohibiciones fueron en aumento.
Y no solo es el tener una hora límite para tener que parar, aunque no hayas guardado partida y te pase lo que a Cenicienta que pierde su zapato por las prisas, sino que el tiempo de juego al día, también está bien acotado. No es solo que por la noche los menores de 18 años no jueguen, sino que tampoco abusen en las horas permitidas.
El límite impuesto es de 90 minutos al día de lunes a viernes. La única concesión y mínima es para el fin de semana en el que se pueden estirar más las horas del reloj, pero no así el toque de queda. Lo de las diez de la noche es tan inamovible como la orden de que todas las consolas y ordenadores estén apagados si el reloj marca esa hora crítica.
Y por si todo esto no era suficiente, también se ha optado a poner un control al contenido descargable y microtransacciones en relación a los videojuegos, con una limitación del dinero. El margen estricto que no se puede pasar está entre 28 y 57 dólares al mes y que en caso de variar solo dependerá de la edad del jugador.
Con todo esto sobre la mesa, lo que nos queda por preguntar es cómo podrán ejercer ese control tan estricto que está por llegar, y todo apunta a que será a base de registros donde todos los jugadores tendrán que poner su nombre real, edad e identificación. Los pseudónimos quedarán fuera porque lo que se quiere es el control de una persona y no de su álter ego. Algo que nos ha dejado sorprendidos, pero que curiosamente ha coincidido con otra de esas noticias en las que los videojuegos suman más enemigos.
Recién estrenado el toque de queda en China para los gamers, en otra parte del mapa, un joven tailandés de 17 años fallecía por puro agotamiento tras pasar toda la noche en un maratón de videojuegos, tal como apuntaba el Daily Mail. Un motivo más para que China esté contenta con sus restricciones nuevas y esto sea un comienzo directo hacia su guerra abierta al consumo de videojuegos.