A menudo pensamos que lo único que hace falta para tener una sesión de sexo descontrolado (y placentero) es una pareja con la que dar rienda suelta a nuestra imaginación. Sin embargo, el deseo sexual no es algo que podamos controlar a voluntad. Aspectos como la comunicación en pareja, el estrés, el trabajo o la salud física pueden influir enormemente en la excitación que sentimos.
Ponte en situación. Tienes pareja. Lleváis varios años saliendo y, en general, todo parece ir bien. Le quieres, disfrutas a su lado y cada día os comprometéis más y más. Sin embargo, a la hora de mantener relaciones sexuales hay algo que parece fallar. Nunca encuentras el momento ideal; es como si tu deseo hubiese desaparecido. Te culpas, te responsabilizas e incluso te obligas a tener sexo, sintiéndote después todavía peor. ¿Te suena la historia?
Esta realidad es la que ha descrito Carola López, psicóloga, en un hilo de Twitter que acumula ya más de 2.500 me gustas. “Hay mujeres que me cuentan en consulta que no les apetece tener sexo con sus parejas”, explica. “Antes o después también relatan que son las que llevan toda la carga mental de su casa, el trabajo y los cuidados de las criaturas. Además, me dicen que se sienten solas, que sus maridos se dedican a trabajar y que esa es su prioridad. Que se sienten mal cuando sus parejas quieren sexo y ellas no, y "se tienen que esforzar" para tenerlo y piensan que es que a ellas les pasa algo malo.” Pero, ¿qué es lo que inhibe nuestro deseo sexual?
Nuestra salud mental influye directamente en nuestro deseo sexual. No podemos activar las áreas cerebrales implicadas en la excitación, mientras nuestra cabeza está procesando decenas de preocupaciones. Es como si en una conversación te pusieses unos cascos con música a todo volumen; sería imposible escuchar a la otra persona.
Algunas de esas preocupaciones pueden ser:
A las preocupaciones y problemas psicológicos a los que nos exponemos a diario, se suman los problemas de pareja. Carola López señala en su hilo de Twitter lo difícil que es sentir deseo sexual hacia una persona con la que estás enfadada. “Este problema de falta de deseo sexual está sostenido por la sobrecarga, las preocupaciones y el enfado por verse abandonada. Esto es importante para restaurar la autoestima de las mujeres, porque encima piensan que ellas son defectuosas y son las responsables de que no haya sexo en la pareja”, señala la psicóloga.
En primer lugar, vamos a describir lo que nunca hay que hacer: forzarte a mantener relaciones sexuales cuando no te apetece.
Como hemos dicho, el deseo sexual no es algo que podamos controlar. Si no tienes ganas de sexo, obligarte a ti misma a mantener relaciones es contraproducente. No disfrutarás, porque estarás más centrada en el placer de la otra persona, y a la larga acabarás viendo el sexo como una obligación e imposición, en vez de como algo voluntario.
Señalar esto es especialmente importante si tu pareja te chantajea o presiona para tener sexo. Tal y como explica Carola López, “sin deseo la relación sexual es forzada y tiene consecuencias emocionales”.
Entonces, ¿qué puedo hacer si no siento deseo sexual?