Sin aprobado general pero que tampoco repitan: alumnos y profes se sienten confundidos ante el final de curso
La Ministra de Educación lanza un mensaje ambiguo sobre cómo finalizar el curso
Tanto estudiantes como profesores se sienten bastante confundidos respecto al tercer trimestre
El pasado miércoles 15 de abril, la Ministra de Educación, Isabel Celaá, anunció las medidas extraordinarias que se habían decidido desde el Gobierno para hacer frente al tercer trimestre del curso y las últimas evaluaciones. La más importante, que todos los alumnos, desde infantil a Bachillerato y FP, más de ocho millones en total, deberían pasar de curso, salvo casos muy excepcionales. Otros temas tratados fueron las evaluaciones finales, los planes de refuerzo, o la posible reanudación de las clases.
Desde el 14 de marzo, que comenzó la cuarentena y se suspendieron las clases presenciales en todos los centros educativos, todos los estudiantes de España fueron obligados a seguir con sus estudios desde sus casas, teniéndose que adaptar, familias y profesores, a las clases online con tan solo un fin de semana de margen. Juanjo Naranjo, profesor del departamento de Geografía e Historia en un instituto andaluz lo explicaba así: "Está siendo una labor ingente, basada en el ensayo-error, ya que ni los docentes, ni la administración, ni en lo humano ni lo técnico, estábamos preparados para algo así". A todos los problemas de los primeros días se suman ahora las dudas sobre cómo acabar el curso, la preocupación por las notas, y, en el caso de los de 2º de Bachiller, la Selectividad. En este sentido, el sector educativo critica que el Ministerio de Educación no ha sido muy claro y ha generado más incertidumbre.
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¿Aprobado general o no?
Ni profesores ni alumnos terminan de entender por qué la Ministra Celaá no ha hablado con claridad. Cuando informó, el pasado miércoles, de lo acordado para terminar el curso, las palabras que más resonaron fueron "aprobado general". Una gran parte del sector educativo entendió que se animaba a que todos los alumnos promocionasen, y por ese motivo, se tuvo que clarificar: "de aprobado general nada", explicaba Isabel Celaá.
"No hemos consensuado un aprobado general para todos, pasar de curso con un 5, porque eso sería injusto. Queremos propiciar que se mantengan los hábitos de estudio, pero pedimos que los equipos docentes se centren en evaluar las competencias esenciales", explicaba horas más tarde en una entrevista para El País.
Algunos profesores han alzado la voz tanto en redes sociales como en medios de comunicación porque se sienten desorientados. Desde el Ministerio les dicen que no aprueben a todos, pero que eviten en la medida de lo posible que los estudiantes tengan que repetir; que no avancen temario, pero evalúen con criterios justos; y que se centren en las competencias. Pero no se explica cómo hacerlo o cuáles serán los mínimos. Ni siquiera establecen con cuántas asignaturas suspensas se debería repetir.
Han sido algunos profesores, de hecho, los que han aclarado esta situación. Pablo Poó Gallardo, profesor de Lengua Española y Literatura, explicaba en el Huffington Post que lo que se propone es la promoción generalizada, que no es exactamente lo mismo que el aprobado general. No se busca dar un cinco a todos los alumnos, sino ayudar a los que no llegan al cinco para que haya los menos suspensos posibles, y, de este modo, solo repetirían aquellos en circunstancias muy excepcionales.
Cecilia, profesora en un instituto de la Comunidad Valenciana, nos ha explicado en Yasss que las palabras de la Ministra "han suscitado numerosas risas entre el equipo docente", porque, al final, lo que entienden es que "cada profesor o profesora haga de su capa un sayo". Es decir, que si no hay normas claras desde el Ministerio tienen que ser los equipos docentes los que tomen las decisiones finales, algo con lo que no están de acuerdo. Además, señala una "laguna" en cuanto a las indicaciones para el tercer trimestre: "se ha de priorizar repasar los contenidos ya dados pero habrá una evaluación del último trimestre". También hace hincapié en los problemas que esto podría generar para el próximo curso con la reestructuración de las programaciones para enseñar lo que no se pudo avanzar en este curso.
Lo único que se queda "como estaba" son los cursos de 4º de la ESO y 2º de Bachiller. Para obtener el título de la Educación Secundaria Obligatoria no se podrá tener más de dos asignaturas suspensas, y ningún alumno con una asignatura suspensa podrá obtener el título de Bachillerato, y, por tanto, presentarse a Selectividad. ¿Y sobre la Selectividad? Tampoco se sabe mucho más. Se mantiene el plan de examinar de manera presencial a los alumnos entre el 22 de junio y el 10 de julio en convocatoria ordinaria. Para Cecilia, "Los de segundo de bachillerato, los pobres, son los mártires de todo esto".
Los alumnos, los más perjudicados
A grandes rasgos, el alumnado podría dividirse en dos grupos: los que se enfadan porque no saben cómo terminará el curso y se preocupan por sus notas, de las que depende su futuro académico, y los que se han relajado en cuanto han escuchado lo de "aprobado general".
Pero, en general, todos siguen adelante con incertidumbre sin saber, aún, cómo terminarán el curso y qué pasará con todo el temario que ahora no están dando. "Es difícil mantener las ganas de estudiar cuando parece que vives en un fin de semana eterno", cuenta Rubén, estudiante de 2º de Bachiller en un instituto público de Zamora. "Tengo una sensación de incertidumbre absoluta porque ni si quiera sé qué esperar, todo lo que nos han dicho hasta ahora es ambiguo. A mí me está costando más tomarme enserio los estudios".
Dani estudia 2º de la ESO en un colegio concertado madrileño, y él afirma "sentirse bastante tranquilo". Cuenta que "los profesores facilitan de forma efectiva la distribución de trabajo y el estudio, cosa que hace que resulte más fácil. Nos comunicamos a través de Google Classroom, donde cuelgan publicaciones con los distintos trabajos y exámenes. Además, ahí suben vídeos explicativos y hacen clases online en Google Meet para resolvernos dudas".
Otro estudiante de 2º de Bachiller en Galicia se queja del extra de dificultad que les ha tocado asumir este año: "Es un agobio pensar en el fin de curso", comenta Jose, "para el mío queda un mes y todavía no sabemos nada". Él, además, esté en 6º curso de grado profesional de piano: "A nivel musical sí que me estoy esforzando mucho más, pasé de tocar dos horas al día, cinco días a la semana, a tocar los días unas cuatro horas. A nivel instituto me he relajado mucho, pero pensando en horas dedicadas al estudio sigo igual de ocupado que siempre".
Los tres alumnos tienen una opinión sobre el aprobado general, aunque no sea un aprobado general, sino un "dadles todas las oportunidades que hagan falta para que queden las menos asignaturas pendientes". Dani, el más pequeño, piensa así: "no me parece que deba ser la opción principal, uno no puede aprobar a un alumno sin que este haya demostrado que lo merece". Rubén tiene otra opinión: "Supongo que es la solución adecuada cuando la única forma de evaluar el conocimiento se basa en unos exámenes que no se van a poder realizar".
Jose, que tiene una media de 8.5 de 1º de Bachiller, no lo ve tan claro: "Para mí el aprobado general sería una injusticia", comenta, "no me parece justo que, dada la situación, aprueben haciendo un par de trabajos cuando algunos hemos estado dando el callo desde el principio".
Por desgracia para ellos, los alumnos españoles tendrán que seguir adelante sin tener muy claro qué pasará, finalmente, con su tercer trimestre y sus notas finales.