Diez días después del beso no consentido que Rubiales le dio a Jenni Hermoso en la celebración del Mundial, y de dos declaraciones en las que ella afirma y confirma que "no fue un beso mutuo", una persona anónima ha filtrado un vídeo que intenta desacreditar la versión de la jugadora. La escena en cuestión fue grabada dentro del autobús que transportaba a las jugadoras de la selección, tras conseguir el sueño de su vida: ganar un Mundial de fútbol.

La euforia se apoderaba de todas y cada una de las futbolistas y, en un momento dado, alguien mostró en su móvil el polémico beso, que ya corría por las redes sociales. La propia Jenni agarraba el teléfono y se veía a sí misma, con las manos del expresidente agarrando su cabeza, y se reía junto a sus compañeras de la comparación que algunos usuarios de Twitter estaban haciendo del beso de Iker y Sara en el año 2010.

Esta reacción formará parte de la defensa de Rubiales en su caso, tipificado por ley como agresión sexual (pues la víctima lo ha denunciado), aunque no fue la primera. La primera y más inmediata reacción de la jugadora tuvo lugar en el vestuario, cuando le dijo a las demás que "no le había gustado" el beso que le había dado Luis. Sin embargo, su participación en la broma del autobús está siendo utilizada para concluir que no se sintió agredida, como si el vídeo dejara ver la verdadera naturaleza de sus sentimientos al respecto.

Entre todos los tuits que se están publicando sobre esta forma de reaccionar, hay uno que explica, una vez más, por qué no se debe juzgar a una víctima de agresión sexual en los minutos, horas e, incluso, días posteriores a sufrir una agresión. El psicólogo y escritor Dany Blázquez recuerda, desde su profesionalidad, que "la reacción inmediata de una víctima de agresión no minimiza a la agresión":

"Con todo este tema de Rubiales, durante los primeros días, hubo mucha confusión sobre lo que Jenni Hermoso pensaba o lo que le había sucedido. Si le había molestado, si no. Si lo consideraba una agresión. Pero es que todo eso, da igual. Incluso si no le hubiera molestado lo más mínimo, los hechos serían exactamente iguales: un superior besando a una mujer sin su consentimiento. Nadie sabe cómo ha sido el proceso de Jenni Hermoso hasta denunciar lo ocurrido, pero el movimiento social que se ha generado ha podido ayudarla a que tome conciencia real de lo que le han hecho".