Junto a Málaga y Sevilla, el ayuntamiento de Granada es el último en modificar su ordenanza de la convivencia a fin de atajar las problemáticas de las despedidas de soltero denunciadas por algunos vecinos y, entre otras cuestiones, prohibirá comportamientos "inadecuados" y "perturbadores" como transitar por espacios públicos sin ropa, llevar disfraces con contenido sexual, xenófobo, racista u homófobo y el uso de aparatos de amplificación de sonido.

Los grupos que incumplan con dicha normativa podrán ser advertidos por la policía y las distintas fuerzas de seguridad y, de no atender a sus peticiones, podrán ser multados con una sanción de hasta 750 euros, similar a las infracciones tipificadas como leves. Es la misma ley que se aplica a otras conductas "incívicas" como el vandalismo, bañarse en una fuente, orinar en espacios públicos o hacer acrobacias en lugares no habilitados. Si se puede comparar.

La nueva ley establece un determinado dress code contemplará de forma expresa la prohibición de transitar o permanecer en la vía pública "sin ropa o únicamente en ropa interior, con muñecos o elementos de carácter sexual, o con complementos que representen los genitales". Es decir, que se acabaron las diademas de penes, los sujetadores por fuera de la ropa o las muñecas hinchables en otra provincia andaluza más. Tampoco estarán permitidos los megáfonos, típicos de este tipo de celebraciones en los que se busca "enrojecer" a los novios y las novias.

Como en el resto de los ayuntamientos que han tomado esta, cuanto menos, polémica decisión, el objetivo de las autoridades granadinas "no es el de prohibir las despedidas de soltero", que han proliferado en los últimos años por toda Andalucía (y España), pero sí favorecer que haya un "equilibrio" y garantizar el derecho al descanso de los vecinos y la libre convivencia en los espacios públicos.