A estas alturas del 2022, sabemos perfectamente lo que es el trabajo de una influencer. Sesiones de fotos, maquillaje, elección de los outfit, tormentas de ideas y edición de vídeo son algunas de las labores que realizan los y las creadoras de contenido.
Nadie niega que esta nueva profesión, la profesión del futuro, requiere un esfuerzo notable; sin embargo, las últimas declaraciones que Lola Lolita ha hecho respecto a lo duro que es trabajar en las redes sociales ha levantado heridas entre muchos tuiteros.
“La gente solo ve un par de tiktoks de quince segundos, dos historias y creen que no doy un palo al agua, pero no se dan cuenta de lo que hay detrás", dijo la influencer en el programa Gen Playz, algo que ha quedado muy claro con el estreno del documental de Dulceida. Es cierto que muchos influencers, con tantos viajes, eventos, fiestas y cambios en sus rutinas diarias, están expuestos a sufrir ansiedad y depresión mientras se ven obligadas a mostrar una eterna sonrisa.
Sin embargo, para muchos otros trabajadores que se dejan la piel en una obra, o que hacen guardias médicas de 30 horas, este afán de reconocimiento no ha sentado bien. Por eso, Lolalolita ha recibido, como diría Ibai Llanos, un "hate muy insano". "Pues deja el móvil y vete a trabajar a otro lado", "Duro es levantarte a las 5 de la mañana para trabajar 10 horas y cobrar 1000 euros" o "Lo siento, pero no trabajas en una mina", son algunos de los mensajes que le han dedicado.
Incluso, una compañera que también ha dedicado su tiempo a hacer tutoriales de maquillaje, ha reconocido que, comparado con otras profesiones, grabar esos vídeos y cobrar por ello lo suficiente como mantenerte es como que "te toque la lotería". Así ha sido este hate de Twitter aunque, en otras ocasiones, como en el de Violeta y Laura Escanes, los usuarios han sido críticos por ver a estas madres en eventos, "trabajando demasiado".